Más que mal presidente, pésimo ciudadano
El último viaje oficial de Barack Obama como presidente fue a Grecia. Trump ya había ganado las elecciones y el presidente saliente sabía que el nuevo equipo al frente del Gobierno de Estados Unidos iba a llevar una dirección muy diferente a la ejecutada durante sus ocho años de mandato. Obama aseguró entonces que había querido que su última visita al extranjero fuera precisamente a la cuna de la democracia. Esto puede ser sincera y perfectamente verdad o también un halago a los griegos, quienes, al contrario de lo que pasa a menudo, no confunden arrogancia (creerse superior a los demás) con autoestima (no creerse inferior a nadie). Los descendientes de Pericles, Leónidas o Temístocles no tienen lo primero, pero de lo segundo van sobrados.