Ovalles y Mejía, la final cibaeña tiene el sello joven en las oficinas

Si quedaba dudas de que la tendencia a sacar las canas de las oficinas de béisbol también se había infiltrado en la pelota los arquitectos de la primera final cibaeña despejan la inquietud y da más razón a los ejecutivos de los clubes a seguir con la corriente.

Ángel Ovalles ha colocado a un paso del campeonato a unas Águilas acostumbradas a encargar esas funciones a la sapiencia y enormes relaciones de figuras como Winston Llenas y más reciente a Manny Acta.

Ovalles solo tiene 37 años, pero ya rellena una hoja de trabajo de 15 temporadas peinando el país y la Latinoamérica beisbolera como cazatalentos de Yanquis y Cardenales. Tan pronto como su carrera en uniforme de ligas menores con los Expos (2002-2005) terminó comenzó a trabajar como scouts y en 2012 entró a la oficina aguilucha, de la mano de Llenas.

La temporada pasada fue su primera con todas las responsabilidades como gerente y quedó a un juego de llegar a la final, tras el maratónico partido que fue terminado un día después de iniciado. En medio de una lucha entre accionistas cuyos ecos llegaban al terreno.

A Ovalles no le tembló el pulso para sustituir a Omar López y traer de vuelta a Félix Fermín, para cambiar el rol de Luis Polonia y para mostrar sus contactos con el calibre de los refuerzos que contratado, como John Nogoski, Rangel Ravelo, Edmundo Sosa y Joe Van Meter.

La exigente escuela de los Cardenales, un equipo de mercado pequeño que ha tenido que exprimir al máximo los recursos para ser el segundo mayor ganador de corona, le ha pulido. Se auxilia de un cuadro joven como Braly Guzmán, Alix Martínez y Raymi Dicent.

Del lado nordestano también la responsabilidad gerencial cae sobre un joven. Se trata de Jesús Mejía Armenteros, quien solo tuvo cinco meses para estructurar un núcleo que ha terminado con dos años en fila sin avanzar a la postemporada.

Mejía solo tiene 32 años, pero ya supera una década de labor en operaciones de béisbol, un tramo en el que ha acompañado a respetadas figuras como Moisés Alou, Pablo Peguero, Stanley Javier y Raymond Abreu entre Escogido y Toros.

Tras ayudar a Abreu en el proceso de construcción de los Toros de una de las bases más sólidas que terminó con un campeonato nacional y del Caribe, Mejía recibió la propuesta para comandar el nuevo proyecto de los Gigantes, aceptó en mayo con el béisbol detenido por el COVID-19, con la encomienda de realizar una cirugía profunda que no dejará cicatrices.

Sin el sudor en el terreno de Ovalles, pero un devorador de la literatura de vanguardia, su paso por las oficinas en el país de los Azulejos y Diamondbacks lo pulió.

Una vez estructurado su departamento, donde se trajo del Escogido al joven Jaylon Pimentel como su lugarteniente, consiguió en cambios a dos bates de poder como Juan Francisco desde el Licey y Wilín Rosario desde las Águilas, además del lanzador Richelson Peña. La otra tarea fue contratar al dirigente colombiano Luis Urueta. Francisco terminó como líder en jonrones y carreras remolcadas y Urueta como Dirigente del Año.

Mejía sería el gerente más joven que consigue una corona desde que Quilvio Hernández lo hiciera para las Águilas en 1992, cuando el hoy presidente del club e hijo de uno de los mayores accionistas asumió de forma temporal el rol.

Ovalles y Mejía no son una excepción a la regla. El Escogido tiene a la cabeza en su equipo de operaciones a José Gómez desde 2018. Gómez tiene 32 años y Félix Peguero (Estrellas) tiene 34, por lo que cuatro de los seis gerentes del actual torneo no alcanzan los 40. Raymond Abreu (Toros) tiene 48 y Junior Noboa (Licey) 56.

Si bien los equipos hacían excepciones para semejante responsabilidad a uno que otro joven en la mayoría de los casos estaba reservado para veteranos.

En 2010, Moisés Alou (Escogido, 43 años) era el más joven cuando se sentaba con sus colegas Winston Llenas (Águilas, 67), Eddy Toledo (Estrellas, 57), Pablo Peguero (Gigantes, 55) y Fernando Ravelo (Licey, 48).

Ya en 2019 cuando las Estrellas Orientales lograron su primera corona en 51 años el gerente del equipo fue José Mallén Calac, entonces con 34 años.

Es una posición a la que se otorga mayor responsabilidad, a la que los fanáticos exigen junto al dirigente. En Grandes Ligas el fenómeno “juvenil” comenzó a finales del siglo pasado y hoy ha evolucionado hasta llevar mentes brillantes salidas de prestigiosas universidades.

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