Vuelve a cerrar la polémica escultura neoyorquina Vessel tras otro suicidio
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La polémica escultura neoyorquina Vessel volvió a cerrar este jueves sus puertas tras registrarse el cuarto suicidio, pese a las medidas que se habían impuesto el pasado mayo después de que tres personas se quitaran allí la vida en menos de un año.
“Tenemos el corazón roto por esta tragedia, y acompañamos en el sentimiento a la familia del joven que ha perdido su vida”, dijo a los medios Kimberly Winston, la portavoz de Hudson Yards, el proyecto inmobiliario en el oeste de Manhattan del que forma parte el monumento.
“Estamos llevando a cabo una investigación completa. Vessel está actualmente cerrado”, agregó.
El suceso, en el que un menor que estaba acompañado por su familia perdió la vida, se produjo a pesar de las medidas impuestas por Hudson Yards en mayo tras cerrar más de cuatro meses cuando se produjo el tercer suicidio en menos de un año.
Desde la reapertura, los visitantes solo podían acceder a Vessel si estaban acompañados por otra persona, mientras que se multiplicó por tres la presencia de los guardias de seguridad, que además recibieron entrenamiento especial para detectar comportamiento que pueda indicar que una persona está considerando autolesionarse.
Asimismo, tanto en carteles en la escultura como en los billetes de acceso, que antes eran gratis y ahora tienen un precio de 10 dólares, se leerán mensajes para tratar de prevenir suicidios.
Los responsables del monumento se negaron, sin embargo, a instalar barreras para hacer la estructura más segura, como había recomendado un informe, algo de lo que se quejaron los residentes de la zona.
Vessel, una compleja escalera en espiral de más de 45 metros de alto diseñada por Thomas Heatherwick, fue descrita por él como una obra de arte interactiva compuesta por 154 tramos de escalones conectados por 80 rellanos, que los visitantes deben explorar para disfrutar de las vistas de Nueva York y del cercano río Hudson.
En marzo de 2019, cuando se inauguró Hudson Yards, el monumento, que costó unos 200 millones de dólares, se presentó como una de las piezas centrales del descrito como el proyecto urbanístico privado más grande de la historia de EE.UU., que supuso una inversión de unos 25,0000 millones de dólares.