EE UU hace efectiva la salida de Afganistán al abandonar la base militar de Bagram
Las tropas estadounidenses y sus aliados de la OTAN abandonaron durante la noche del jueves la base militar aérea más importante —y la última activa— utilizada por el Ejército de Estados Unidos en Afganistán, lo que de manera efectiva pone fin a las grandes operaciones militares en ese país tras casi 20 años de presencia. La salida de la base aérea semanas antes de la fecha de retirada definitiva de las tropas prevista inicialmente por el Pentágono —mediados de julio— y mucho antes de la anunciada por el presidente Joe Biden, el simbólico día del 11 de septiembre, manda el mensaje a los estadounidenses, a muy pocos días del 4 de julio, de que la guerra más larga que ha librado Estados Unidos en el extranjero se aproxima a su fin.
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En medio de la creciente especulación sobre que los contingentes restantes en el país podrían partir antes de lo programado, incluso en los próximos días, Biden aseguró que no será así. “Estamos exactamente en la trayectoria prevista”, afirmó el presidente. Ante la insistencia de los medios por saber la fecha definitiva de la retirada, el dirigente demócrata pareció perder la paciencia y sugirió que los periodistas solo estaban planteando preguntas “negativas”. Después añadió, molesto, que no pensaba contestar “ninguna pregunta más sobre Afganistán”. La portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, aseguró en la rueda de prensa diaria de la Casa Blanca que la Administración planeaba dejar Afganistán a finales de agosto.
Desde Kabul, un alto cargo de la seguridad norteamericana, citado por Reuters, aseguró que “todos los soldados norteamericanos y los miembros de las fuerzas de la OTAN han dejado la base aérea de Bagram”.
La información también la confirmó un portavoz del Ministerio de Defensa afgano. “El aeropuerto de Bagram ha sido oficialmente entregado al Ministerio de Defensa. Las fuerzas estadounidenses y de la coalición se han retirado completamente de la base y, a partir de ahora, las fuerzas del Ejército afgano la protegerán y la utilizarán para combatir el terrorismo”, escribió en Twitter el portavoz Fawad Aman.
Tras el anuncio, los talibanes manifestaron que “saludan y apoyan” la partida de todas las tropas de Estados Unidos y la OTAN de la base aérea de Bagram, una señal de que la retirada completa de las fuerzas extranjeras de ese país es inminente. “Su completa retirada abrirá el camino a los afganos para decidir sobre su futuro por ellos mismos”, dijo a AFP el portavoz de los talibanes Zabihulá Mujahid.
El Ejército estadounidense deja atrás casi dos décadas de guerra, que han costado la vida a más de 2.300 efectivos militares norteamericanos, además de cerca de 240.000 afganos (más de 70.000 de ellos civiles). Como expone un diplomático occidental en Kabul, citado por Reuters, EE UU y sus aliados “han ganado muchas batallas, pero sin duda han perdido la guerra”.
En Bagram, vital para las operaciones de la Unión Soviética durante sus 10 años de ocupación del país, las tropas norteamericanas enterraron, como un símbolo, un trozo de las ruinas de lo que quedó del World Trade Center tras los ataques terroristas del 11 de septiembre.
El repliegue está teniendo lugar en medio de un repunte de la violencia y las ofensivas de los talibanes, a pesar del inicio en septiembre de las conversaciones de paz entre el Gobierno afgano y los insurgentes en la capital de Qatar, Doha. Fuentes citadas por Tolo TV han señalado que más de 20 personas han muerto en ataques ejecutados en la noche del jueves por los talibanes en las provincias de Badajshán y Baghlan, situadas en el norte del país. Una treintena de comarcas rurales han caído también en sus manos desde el pasado 1 de mayo cuando EE UU inició el cierre de algunas bases y el traspaso de otras al Ejército afgano con el objetivo de que, como anunció en un principio el presidente, todas las tropas vuelvan a casa para el aniversario de los atentados de Al Qaeda que motivaron la intervención.
Por su parte, el Ministerio de Defensa aseguró a través de su cuenta en Twitter que cerca de 130 presuntos insurgentes han muerto y cerca de 100 han resultado heridos en operaciones llevadas a cabo durante las últimas 24 horas por parte de las fuerzas de seguridad.
Lo que en EE UU se vive como el fin de una época, en la que muchos militares han vuelto en ataúdes envueltos en una bandera norteamericana, los peores augurios de los afganos podrían hacerse realidad, ya que temen una guerra civil y el regreso de los talibanes que gobernaron desde 1996 hasta la intervención de EE UU en 2001. Biden opinó ayer ante la prensa que el Gobierno afgano es “capaz por sí mismo” de asegurar la seguridad de la capital, Kabul, a unos 50 kilómetros del aeródromo.
Las instalaciones de la base que ya no alberga a soldados estadounidenses se han usado durante mucho tiempo para lanzar aviones de ataque contra los talibanes y otros grupos yihadistas y llegó a ser el cuartel general de las tropas de Operaciones Especiales de Estados Unidos en este conflicto. Según un oficial de defensa citado por The Washington Post, el general del Ejército Austin Scott Miller, el principal comandante de Estados Unidos durante casi tres años, permanece en su puesto y conserva la capacidad de proteger a las tropas estadounidenses mientras continúa la retirada del resto de soldados.