Una avalancha en un acto religioso masivo causa 44 muertos en la peor catástrofe civil en Israel
Cuando estaba saliendo con éxito de la pandemia gracias a la vacunación masiva, la peor catástrofe civil de su historia ha conmocionado Israel en la madrugada del viernes. Al menos 44 personas han muerto y centenares han resultado heridas durante la celebración del Lag Baomer, la festividad judía del fuego, en el monte Meron (norte del país), al producirse una avalancha humana tras un aparente estallido de pánico poco después de la medianoche del jueves en un lugar en el que se hacinaban más de cien mil ultraortodoxos judíos. La separación entre las hogueras en torno a las que cantan y bailan los peregrinos durante la noche, forzada por las medidas de seguridad de la pandemia, originó cuellos de botella donde se pudo desencadenar la estampida. La mayoría de las víctimas perecieron asfixiadas en un paso estrecho de público.
Se trataba del acontecimiento más multitudinario que se desarrollaba en el país desde marzo del año pasado, cuando se declaró la crisis sanitaria mundial, a pesar de las limitaciones de aforo de 10.000 asistentes que habían impuesto las autoridades sanitarias, que habían advertido contra la celebración de concentraciones masivas. Una testigo citado por la prensa hebrea aseguró que un primer grupo de asistentes resbaló en las escaleras de una tribuna portátil, lo que pudo producir una avalancha en cadena. “Aquello era el caos, todo ocurrió en su segundo”, relató un asistente al acto al diario Haaretz. “Parecía un pequeño incidente al principio”, añadió. Otro participante en la ceremonia dijo a la radio estatal que se había sentido “arrinconado” junto con centenares de personas en mismo punto antes de poder escapar del aplastamiento.
El servicio médico de la Estrella de David Roja, equivalente a la Cruz Roja, informó de que los cuerpos de los peregrinos se amontonaban tras la estampida. Al menos 150 personas han sido hospitalizadas tras la aglomeración humana, que dificultó las tareas de auxilio y rescate. Las ambulancias apenas podían llegar al lugar del accidente para evacuar a los heridos, muchos de los cuales tuvieron que ser traslados en helicópteros militares a distintos hospitales del país. El Ejército desplegó centenares de soldados y unidades médicas en las tareas de rescate después que los contingentes policial y sanitario presentes se vieran desbordados. Socorristas, agentes y militares declararon a los medios locales que se habían sentido horrorizados ante la magnitud de la catástrofe.
La ceremonia del monte Meron, en la región de Alta Galilea próxima a la frontera con Líbano, tiene su foco en tumba del reverenciado rabino Simon Bar Yochai, un místico del siglo II, y se desarrolla durante toda la noche y la madrugada del Lag Baomer en medio de fogatas conmemorativas. Desde los trágicos incendios forestales de 2010, que causaron 44 muertos, Israel no había vivido una catástrofe civil de semejante dimensión.
El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, lamentó a través de Twitter la “gran tragedia” ocurrid durante la peregrinación religiosa. “Rezamos para que se recuperen pronto los heridos”, dijo el jefe del Gobierno en funciones. Después de haber vacunado completamente a más de la mitad de su población, Israel ha regresado a una normalidad parecida a la que vivía antes de la pandemia. El Gobierno ha autorizado actos masivos culturales, deportivos y religiosos en los que pueden participar quienes cuenten con certificado de vacunación.
La comunidad ultrarreligiosa judía representa en Israel un 12% de sus 9,3 millones de habitantes, aunque su pujanza demográfica, con familias muy numerosas, hace prever que alcanzará un 30% en 2030. El modelo de coexistencia entre la mayoría judía laica y religiosa moderada y la minoría ultraortodoxa se ha resquebrajado durante la pandemia de la covid-19. Los jaredíes o “temerosos de Dios” han acumulado más de una tercera parte de los contagios, mientras la tasa de infecciones se disparaba por su empeño en participar en actos religiosos masivos sin guardar distancia de seguridad ni observar medidas de protección.