El militar nunca estuvo en su radar
No hay duda de que los chinos, con los ojos chiquitos, ven más que los norteamericanos, más cercanos y de órbitas grandes. Dando, pero sobre todo vendiendo, se ganaron el corazón de los dominicanos, que agradecen y reconocen lo oportunos que fueron. No es un dicho chino ni expresión norteamericana pero vale en la ocasión: El que venga atrás, que arree.
Aunque no se tiene clara la política de Biden hacia Latinoamérica o el Caribe o República Dominicana, sí que están atentos al bingo, al cartón, a las esquinas. Y lo hacen como Roosevelt, el guerrero, con palo y zanahoria. Vino el guardia y miró hasta detrás de las cortinas.
– “¿ Y esa tierrita?…
– “Bárranla”.
Ahora viene el civil y da ayuda para la lucha contra la corrupción y la impunidad. E incluso sugiere lo que ya estaba en agenda: recuperar los fondos defraudados. Solo que la experiencia es otra.
¿Por qué este militar, hábil negociante con recursos públicos, nunca estuvo en su radar ni dieron indicios de que anduviera en malos pasos? Se recuerda de agentes del mal que fueron “despojados” de la visa, una condena sin juicio, pero efectiva como inri político y social.
Quedaron a deber.