El clerén reaparece en los asuetos
Los operativos de Navidad y Semana Santa siguen siendo exitosos, aun cuando la gente se muere de lo mismo. Accidentes en la carretera e intoxicación alcohólica.
No hace mucho que el clerén hizo de las suyas y mandó al otro barrio a hombres y mujeres que hicieron del jumo una vaina.
Justo era mantener vigilancia y control de la industria de las bebidas ilegales, pues cuando la ocasión se da y el borracho quiere beber, no hay razón que disuada.
Pro-consumidor anda firmando acuerdos sobre la calidad y no se sabe qué más de los combustibles, como si la gasolina y el gasoil fueran responsables del desenfreno en las vías.
Pero no se recordó del licor adulterado que se toma en cantidades como si fuera el mejor whisky de Escocia. Tampoco del pescado que se vende y se consume sin régimen.
Ahí están los resultados, sin que nadie tenga o pague culpas, pues si Sodoma coge fuego, Gomorra no pone sus barbas en remojo.
Al final, la cifra se informa y el récord se archiva para hacer las comparaciones de lugar la Navidad y Semana Santa siguientes.
Las fechas luctuosas acatan el designio, y ni siquiera un réquiem por los muertos.