La casa real de Jordania afirma que el príncipe Hamzah ha jurado lealtad al rey
La casa real de Jordania ha hecho pública este lunes una declaración en la que el antiguo príncipe heredero Hamzah bin Hussein, de 41 años, jura su lealtad al rey Abdalá II de Jordania. Hamzah fue acusado el pasado domingo por el Gobierno jordano de ser parte de una conspiración con fuerzas extranjeras contra el monarca y la estabilidad del país. “Los intereses de la patria deben estar por encima de todo lo demás. Todos apoyamos a Su Majestad el Rey para que proteja Jordania y sus intereses nacionales”, ha apuntado Hamzah en el comunicado difundido por la casa real. Este martes, el fiscal general jordano ha informado en una declaración que la investigación en curso que afecta al príncipe Hamzah está bajo secreto de sumario y ha prohibido a medios y redes informar sobre ella.
La declaración emitida por la casa real jordana llega tras la mediación llevada a cabo dentro de la propia familia hachemí. El lunes, el rey Abdalá pidió a su tío, el príncipe Hassan Bin Talal, que mediara en el conflicto. Hassan ha mantenido una reunión con Hamzah en su vivienda en la que también participaron varios miembros más de la familia real, incluido Hashem, hermano de Hamzah, ambos hijos del rey Hussein de Jordania y su cuarta esposa, la reina Noor.
Después del encuentro, Hamzah firmó la declaración publicada por la casa real con su apoyo al monarca. “A la luz de los acontecimientos de los dos últimos días, me pongo en manos de Su Majestad el Rey (…). Siempre ayudaré y apoyaré a Su Majestad el Rey y al Príncipe Heredero”, ha subrayado.
Críticas en vídeo
El sábado se llevó a cabo en Amán una redada “por razones de seguridad y amenaza a la estabilidad del país”. En la operación se detuvo a Sharif Hasan bin Zaid, también perteneciente a la realeza, y Bassem Awadallah, antiguo jefe de la casa real, exasesor del monarca y exministro de Finanzas, así como una veintena de sospechosos no identificados, entre jefes tribales beduinos y miembros de las fuerzas de seguridad.
Ese mismo día, Hamzah publicó un vídeo en el que afirmaba estar bajo arresto domiciliario por su proximidad a corrientes críticas con el Gobierno jordano, aunque el Estado Mayor haya desmentido las declaraciones del príncipe. En la grabación, publicada por BBC, el príncipe arremetió contra “la incompetencia que ha prevalecido en la estructura de gobierno durante los últimos 15 a 20 años y ha ido empeorando”. También afirmó que nadie podía expresar sus opiniones sin ser “intimidado, detenido, acosado y amenazado”.
Después de que la cúpula del Ejército responsabilizara Hamzah de estar involucrado en una trama contra la seguridad del Estado, el viceprimer ministro, Ayman Safadi, ha asegurado que han sido interceptadas “comunicaciones de Hamzah con una agencia de inteligencia extranjera sobre planes para desestabilizar Jordania”.
Este martes, el fiscal general de Amán, Hasán al Abdallat, ha prohibido la publicación de informaciones sobre Hamzah y el resto de los investigados. Esta medida se aplica a “todos los medios audiovisuales y redes sociales” y prohíbe la publicación de todas las imágenes o videoclips relacionados con el tema, bajo pena de acción legal, según un comunicado difundido en la televisión oficial. “En aras de respetar el secreto de la investigación por parte de los servicios de seguridad sobre el príncipe Hamzah y otros, (se decidió) prohibir publicar todo lo relacionado con esta investigación en esta etapa”, aseguró Al Abdallat en la nota.
Proximidad con los clanes
Hamzah fue príncipe heredero entre 1999 y 2004, año en que Abdalá nombró a su propio hijo, Hussein bin Abdulá, como sucesor. Entonces el príncipe proclamó en un comunicado oficial que sería un apoyo devoto de Abdalá. Sin embargo, Hamzah había comenzado a asistir en los últimos meses a reuniones con jefes tribales disidentes en las que se lanzaron invectivas contra el desgobierno y la corrupción en el país. Aunque el príncipe permaneció mudo en esos encuentros, las críticas abiertas a Abdalá expresadas en público violaron el tabú de no cuestionar la figura del rey.
El descontento de los jefes de clanes se intensificó con la crisis generada por la pandemia de coronavirus. Los sucesivos confinamientos y toques de queda derivaron en una crisis económica y la población, que ya era azotada por el desempleo desde el comienzo de la guerra en Siria (uno de los principales socios comerciales de Jordania), se vio aún más empobrecida.