Detenidos diez almirantes retirados en Turquía críticos con los planes de Erdogan para el Bósforo
A primeras horas de la mañana del lunes, la policía turca detuvo a diez almirantes retirados que habían puesto su nombre bajo un manifiesto firmado por 104 militares retirados en el que se critican algunas medidas y debates iniciados por el Gobierno. Otros cuatro han sido llamados a declarar, pero no han sido arrestados por los agentes debido a su avanzada edad. Los militares jubilados mostraron su oposición a abrir el debate sobre una posible retirada de la Convención de Montreux —que regula el paso por los estrechos marítimos que controla Turquía— y habían denunciado la participación de un almirante en activo y con su uniforme en una ceremonia de un líder religioso ultraconservador como una violación de los principios laicos de las Fuerzas Armadas de Turquía. Varios ministros del Gobierno del presidente islamista Recep Tayyip Erdogan condenaron durante el fin de semana estas declaraciones y acusaron a los militares de “golpistas”.
Aunque el debate recuerda a los conflictos entre el Ejecutivo y el Estado Mayor del Ejército de hace más de una década, la situación es diferente. De hecho, la oposición ha acusado al Gobierno de exagerar este incidente para alejar el debate de los problemas económicos que vive la población. Como muestra, usa el hecho de que antes del manifiesto de los militares, 126 embajadores retirados habían publicado una carta similar criticando abrir el debate sobre Montreux y el Gobierno ni siquiera se había dignado a comentarla.
La polémica se originó a raíz de la retirada de Turquía de la Convención de Estambul contra la violencia machista. El hecho de que un simple decreto del presidente pudiese borrar al país de un tratado internacional motivó que los periodistas preguntasen al presidente del Parlamento, Mustafa Sentop, si Erdogan también podría ordenar de la noche a la mañana la cancelación de la Convención de Montreux a lo que este respondió: “Podría hacerlo. Pero hay una diferencia entre posibilidad y probabilidad”.
La Convención de Montreux, firmada en 1936, puso fin a la llamada “cuestión de los Estrechos” de los Dardanelos y el Bósforo, que comunican el Egeo y el mar Negro. Desde el siglo XIX y hasta entonces, el control de los estrechos había sido una constante en los debates sobre la estrategia de las potencias europeas y uno de los principales motivos de las guerras contra el Imperio otomano. La convención otorgó a Turquía la soberanía de estos pasos marítimos —que había perdido la década anterior— y es, por ello, considerada una pieza esencial de la arquitectura legal de la República, junto al Tratado de Lausana. A cambio, la convención garantizó el libre tránsito a través de ellos para los barcos civiles, así como el tránsito de naves militares de los países ribereños del mar Negro, a la vez que restringió el paso de flotas militares de países que no son ribereños, algo por lo que Estados Unidos (que no es firmante de Montreux) nunca ha visto con buenos ojos el tratado.
En 2019, Erdogan dejó caer que podría revisar la Convención de Montreux, toda vez que no otorga a Turquía beneficios económicos por el tráfico marino a través de los estrechos. El Gobierno de Turquía ha iniciado el proyecto de construcción de un canal artificial paralelo al Bósforo que sí requeriría el pago de tarifas por su uso, pero que es considerado una locura ambiental y que, además, no tendría mucho sentido en tanto que los buques mercantes tienen garantizado el paso gratuito por el Bósforo. De hecho, el embajador ruso en Ankara, Alexei Yerjov, afirmó que su país no diría nada sobre el nuevo canal “siempre y cuando no viole Montreux”, pues para la flota de Rusia es indispensable el libre paso a través de los estrechos para acceder al Mediterráneo.
Los almirantes que firmaron el documento pertenecen a diferentes facciones, aunque la mayoría se enclavan en la corriente eurasianista, es decir, son oficiales laicos y extremadamente nacionalistas que ven con recelo a la OTAN y apuestan por reforzar lazos con China y Rusia. Aunque en el pasado se oponían a los islamistas, tras el intento de golpe de Estado de 2016, Erdogan forjó una alianza con militares en activo y retirados de esta corriente, que ocuparon los huecos dejados por las grandes purgas en las Fuerzas Armadas. Militares de esta corriente, por ejemplo Cem Gürdeniz, que fue detenido este lunes como firmante del manifiesto, son los ideólogos de la estrategia expansionista turca en el Mediterráneo oriental que ha provocado choques con la Unión Europea.
El Partido de la Patria (VP), una formación exmaoísta y eurasianista que tiene gran predicamento entre estos militares y buenas conexiones con ciertos círculos cercanos a los gobiernos de Rusia y China, ha condenado como “irresponsable” el manifiesto de los almirantes retirados, pero también ha criticado las detenciones. Esta disputa podría poner en peligro la alianza entre Erdogan y los eurasianistas que ha dado tanta influencia a una formación como el VP, que apenas tiene peso electoral, pero cuyos dirigentes continuamente aparecen en los principales canales de televisión turcos (donde la mayoría de las voces de la oposición han desaparecido).