España defiende reforzar el mandato de los cascos azules para consolidar el alto el fuego en Líbano

España aboga por reforzar el mandato de la misión de la ONU en el sur de Líbano (Unifil, por sus siglas en inglés), que dirige el general español Aroldo Lázaro, para consolidar el alto el fuego entre Israel y la milicia chií Hezbolá que entró en vigor este miércoles, según fuentes del Ministerio de Defensa. Los dos meses de cese de hostilidades previstos en el pacto, hasta finales del próximo enero, deberían aprovecharse para otorgar a Unifil un mandato más potente y proactivo, ya que hasta ahora los 10.000 cascos azules desplegados en la zona solo pueden actuar como auxiliares de las Fuerzas Armadas Libanesas (LAF), que habitualmente eluden cualquier operación que pueda incomodar a Hezbolá, por lo que tienen que limitarse a tomar nota de las violaciones del alto el fuego.

En un debate sobre Líbano celebrado en el Parlamento Europeo el pasado 8 de octubre, el hasta hoy alto representante de la UE para la Política Exterior, Josep Borrell, ya defendió la necesidad de “dar a Unifil un mandato más fuerte para asegurar la paz en la frontera” con Israel. “Si no se refuerzan las fuerzas de Naciones Unidas, será muy difícil reestructurar la región y evitar que Líbano se convierta en una nueva Gaza”, advirtió Borrell.

Según las fuentes consultadas, este reforzamiento debería pasar por modificar la propia resolución 1701 del Consejo de Seguridad de la ONU, para que Unifil pueda actuar a iniciativa propia cuando tenga noticia de la presencia de armamento o milicias armadas al sur del río Litani al margen de las propias Fuerzas Armadas libanesas —es decir, presencia de Hezbolá— y no se vea limitada como hasta ahora a intervenir solo a solicitud del Gobierno libanés. No obstante, las mismas fuentes subrayan que la consolidación del alto el fuego requiere también el definitivo trazado de la frontera terrestre entre Líbano e Israel, que se mantiene en disputa en zonas como las granjas de Shebaa, lo que no debería ser imposible después de que ambos países, a pesar de la ausencia de relaciones diplomáticas, acordaran fijar sus fronteras marítimas para repartirse los yacimientos de gas.

El Gobierno español ha recibido con satisfacción el alto el fuego en Líbano y ha pedido, a través de un comunicado del Ministerio de Asuntos Exteriores, su extensión a Gaza, donde los ataques israelíes se prolongan desde hace casi 14 meses y han provocado ya más de 44.000 muertos. Según fuentes militares, el cese de las hostilidades en el sur de Líbano permitirá a los 650 soldados españoles abandonar los refugios donde han pasado buena parte del tiempo durante los últimos dos meses y recuperar las patrullas de vigilancia a lo largo de la Línea Azul (blue line), que hace frontera de facto con Israel. A esta tarea se unirán ahora las de proteger el regreso de la población civil que evacuó la zona cuando se inició la ofensiva terrestre israelí, apoyar el previsto despliegue de 5.000 soldados libaneses en el sur y supervisar la retirada de las tropas israelíes; así como proceder a la localización y neutralización de minas, proyectiles y municiones sin explosionar y dar seguridad al reparto de ayuda humanitaria y las imprescindibles tareas de reconstrucción.

Fuentes de Defensa subrayan que el acuerdo de alto el fuego no hubiera sido posible si Unifil hubiera abandonado sus posiciones en la Línea Azul, tal como exigió el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, y rechazó el general al frente de la misión, el español Aroldo Lázaro, con el respaldo del secretario general de la ONU, António Guterres, pese a que varios puestos de los cascos azules fueron atacados por el Ejército israelí, con un saldo de nueve heridos. De hecho, el único país que ha retirado sus efectivos de la misión ha sido Argentina, que tenía tres oficiales en Líbano y cuyo presidente, Javier Milei, se ha alineado incondicionalmente con Netanyahu.

El Ejército español acaba de completar el relevo de su contingente en Líbano, donde la Brigada Aragón, tras más de seis meses en la zona, ha sido sustituida por la Guzmán el Bueno, con base en Córdoba. El relevo se ha realizado sin incidentes, aunque no sin dificultades, pues algunas carreteras han sido destruidas por los bombardeos israelíes, lo que ha obligado a buscar rutas alternativas.

En el nuevo contingente se ha reforzado la atención sanitaria con un hospital de campaña Role 2F atendido por 17 militares del cuerpo de Sanidad, ampliando los servicios de estabilización, cirugía, traumatología, medicina intensiva, anestesia y analistas clínicos, así como medios para diagnóstico. Después de que a principios de octubre, Israel atacara dos ambulancias a la entrada del hospital de Marjayún, matando a siete enfermeros, el único centro hospitalario de la zona cerró sus puertas, lo que llevó al contingente español a ofrecer sus servicios médicos a la población civil. Este gesto, según fuentes militares, ha sido muy apreciado por los vecinos de la zona, muchos de avanzada edad, pues la mayoría huyeron cuando empezó el ataque terrestre y otros, como el alcalde de Nabatiye, con quien el contingente español mantenía una estrecha colaboración, han muerto en los bombardeos israelíes.

En la despedida de la Brigada Aragón, el pasado día 17 en la base de Torrejón de Ardoz (Madrid), los responsables de Defensa ya advirtieron a su jefe, el general Fernando Ruiz Gómez, de que estuviera preparado para adaptarse a nuevas reglas a mitad de la misión. Asumir nuevas responsabilidades daría más protagonismo a Unifil y la haría más útil, pero también podría exponerla más a represalias, advierten expertos militares.

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