Cómo influye la autoestima en la salud mental
La autoestima no es más que el conjunto de percepciones, pensamientos, evaluaciones, sentimientos y tendencias de comportamientos dirigidos hacia uno mismo, nuestra manera de ser y los rasgos y características más personales de nuestro cuerpo y carácter. Es la evaluación perceptiva de nosotros mismos.
De hecho, la conceptualización de autoestima se concibe desde la perspectiva psicológica como un derecho inalienable de ser digno del respeto incondicional de los demás y de sí mismo. Todos merecemos estimar y que se nos estime consecuentemente.
«La realidad es que muchas personas, lo admitan o no, tienen un nivel de autoestima inferior al natural»Psiquiatra y psicoterapeuta
«Todos tenemos una imagen mental de quiénes somos, qué aspecto o características tenemos, en qué somos buenos o mejores y cuáles son nuestros puntos débiles o derroteros. Forjamos esa imagen desde la infancia. El término autoimagen se utiliza para referirse a la imagen mental que una persona tiene de sí misma», explica el doctor Antonio Ignacio Del Orbe Martínez, psiquiatra y psicoterapeuta.
Así, la conceptualización de la autoestima varía en función del paradigma y/o diferentes corrientes o especializaciones psicológicas desde la que se aborde.
Desde el punto de vista del psicoanálisis, la autoestima está íntimamente relacionada con el desarrollo del ego; por otro lado, el conductismo se centra en el estímulo, la respuesta, el refuerzo y/o el aprendizaje.
«Aun hay que considerar que la autoestima en nuestros tiempos de modernidad ha pasado a ser un tema recurrente de autores populistas del positivismo, perdiendo calidades científicas fundamentales», considera el galeno.
Alta estima, propia de la naturaleza humana
Poder desarrollar una confianza y un respeto emocional y saludable por uno mismo es propio de la naturaleza del hombre en la condición de seres pensantes fundamentado en la suficiencia humana; el hecho de estar vivos es la base del derecho a esforzarnos por conseguir felicidad, puesto que el estado natural del ser humano debería corresponder a una autoestima alta.
Sin embargo, la realidad es que muchas personas, reconózcanlo o no, lo admitan o no, tienen un nivel de autoestima inferior al natural.
Ello es debido, según Del Orbe, entre otras razones de consideración, a que a lo largo del desarrollo de la vida las personas tienden a apartarse de la auto-conceptualización positiva, o bien a no acercarse nunca a ella.
Los motivos por los que esto ocurre son diversos, y pueden encontrarse en la influencia negativa (toxicidad) de otras personas, auto-castigo, falta de valores [o a los valores de su grupo social], pocas o escasas oportunidades de poder desarrollarse intelectual, emocional o materialmente, déficit de comprensión, entendimiento o compasión por las propias acciones que uno realiza y, por extensión, de las acciones que realizan los demás.
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Autoreconocimiento: es conocerse a sí mismo, las necesidades, habilidades, potencialidades y debilidades, cualidades corporales o psicológicas, mirar y observar nuestras acciones, cómo actuamos, por qué y para qué actuamos y qué sentimos.
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Autoaceptación: es la capacidad que tiene el ser humano de aceptarse tal como es, en lo físico, psicológico y social; aceptar cómo es su conducta consigo mismo y con los otros.
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Autovaloración: la capacidad de evaluar y valorar las cosas que son buenas de uno mismo. Es buscar, encontrar y valorar todo aquello que le haga sentirse orgulloso de sí mismo.
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Autorrespeto: es la sensación de considerarse merecedor de felicidad, tratarse de la mejor forma posible, no permitir que los demás nos den un mal trato; lo que permitirá poder respetar a los otros con sus propias individualidades.
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Autosuperación: si la persona crea su propia escala de valores, desarrolla y fortalece sus capacidades y potencialidades, se acepta y se respeta, está siempre en constante superación, por lo tanto, tendrá un buen nivel de autoestima.