Israel amenaza al jefe de Hamás en medio de una nueva ofensiva sobre Gaza: “Ningún túnel es demasiado profundo, Sinwar”

Israel no olvida Gaza ni a los gazatíes en plena ofensiva sobre Líbano. “Ningún túnel es demasiado profundo, Sinwar. Pregúntale a Nasralá”, advierten los panfletos lanzados sobre la Franja con advertencias en árabe hacia el máximo jefe de Hamás, Yahia Sinwar, al que le aseguran que le espera el mismo destino que al máximo responsable de Hezbolá, Hasan Nasralá, asesinado el pasado 28 de septiembre durante un bombardeo sobre Beirut. Junto a esas amenazas, el ejército mantiene la presión sobre el enclave mediterráneo, donde persisten los enfrentamientos a corta distancia con la resistencia armada palestina, y donde las autoridades sanitarias locales han informado este miércoles de que los muertos sobrepasan ya los 42.000, la mayoría civiles.

En el norte de la Franja, Israel ha puesto en marcha una nueva ofensiva en una zona que ya ha arrasado varias veces en el último año. Se suceden los bombardeos, el avance de tropas sobre el mayor campo de refugiados, el de Yabalia, las órdenes de expulsión de los habitantes y las amenazas para desalojar y cerrar los hospitales. Al mismo tiempo, un centenar de rehenes siguen en manos de Hamás, mientras Sinwar sigue sin ser capturado o asesinado, aunque se le sitúa en la mitad sur de Gaza. “No habrá ningún lugar seguro bajo tierra, ni en la superficie de la Tierra”, añade la amenaza esparcida desde el aire y de la que da cuenta la prensa israelí.

El martes, los responsables del hospital Kamal Adwan, en Beit Lahia, fueron advertidos por los militares israelíes, apostados en los alrededores, de que tenían 24 horas para desalojar el centro de personal y pacientes, un plazo que se cumple este miércoles, según denunció el director, Hossam Abu Safia, a través de un mensaje grabado. Las autoridades sanitarias de la Franja, donde gobierna Hamás, informaron de que esas amenazas se han extendido al hospital Indonesio y el Al Awda. También dan cuenta de la muerte de 45 personas en las últimas 24 horas, lo que ha llevado a que el número de muertos en la guerra supere ya los 42.000. Esos tres centros, los principales del norte, tienen en estos momentos un total de 317 pacientes hospitalizados, de los que unos 80 se encuentran en cuidados intensivos, alerta Médicos Sin Fronteras (MSF).

De forma paralela, el ejército ha emitido nuevas órdenes de evacuación a los habitantes de tres grandes núcleos urbanos del norte: Yabalia, Beit Lahia y Beit Hanun que Israel justifica con el argumento de evitar que Hamás reconstruya sus capacidades. El campo de refugiados, donde el ejército afirma haber matado a decenas de miembros de la resistencia armada en las últimas horas, ha sido tomado por tanques y soldados y vive los que son descritos por algunos vecinos como los peores combates desde el mes de mayo.

“Los soldados están disparando a cualquiera que se mueva”, advierte la Media Luna Roja refiriéndose a zonas en el oeste de Yabalia, lo que impide responder a las llamadas de los heridos. Desde el martes, se ha incrementado el asedio sobre ese campo de refugiados con barreras de tierra y puntos para controlar la salida y la entrada tras imponer en días previos la prohibición de llegada de alimentos, agua y medicinas, denuncia la ONG palestina Al Mezan. Entienden que forma parte “la eliminación sistemática de la presencia palestina”.

“Estas evacuaciones masivas forzosas de hogares y los bombardeos de barrios por parte de las fuerzas israelíes están convirtiendo el norte de Gaza en un páramo inhabitable” hasta donde no llega ayuda del exterior desde el pasado 1 de octubre, señala MSF en un comunicado. “De repente, me dijeron que teníamos que irnos del norte”, cuenta Mahmoud, vigilante de esta organización humanitaria, que abandonó Yabalia para refugiarse en una casa de la ONG en la ciudad de Gaza, según un testimonio grabado. Como él, otros seis empelados han escapado en las últimas horas del norte. “Dejamos nuestra casa desesperados, bajo las bombas, los misiles y la artillería. Fue muy, muy difícil. Preferiría morir a que me desplazaran al sur; mi hogar está aquí y no quiero marcharme”, añade el empleado de MSF.

Naciones Unidas critica estos desplazamientos forzosos del “infierno” en el que lleva meses convertido el área septentrional de Gaza, donde hay 400.000 personas atrapadas, estima el jefe de la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA), Philippe Lazzarini. Se refiere especialmente al mayor campo de refugiados de la Franja, el de Yabalia, donde las tropas de ocupación afirman haber matado a decenas de “terroristas” en los últimos días. “Muchos se niegan porque saben muy bien que ningún lugar de Gaza es seguro”, insiste refiriéndose al constante baile al que las autoridades de Israel están sometiendo a los habitantes del enclave palestino, una estrategia que están poniendo también en práctica en Líbano.

La zona en el sur de Gaza, Al Mawasi y Deir el Balah (centro), a la que Israel trata de empujar a los habitantes que quedan en el norte está saturada por más de un millón de personas y no reúne las condiciones mínimas para ser habitada, insiste MSF.

En medio de la presión militar, los refugios y servicios que presta la UNRWA en el norte se están viendo “obligados a cerrar”, algunos por vez primera desde que comenzó la contienda, añade el responsable de la agencia, lo que facilita la expansión del hambre en una zona donde lleva ya meses siendo un problema. Al mismo tiempo, alerta Lazzarini en un comunicado en su perfil de la red social X (antes Twitter), Israel está poniendo en peligro la segunda fase de vacunación de la polio.

Desde que el ejército tomó la Franja por tierra a finales de octubre de 2023, sistemáticamente ha tenido que regresar a zonas del enclave palestino en las que dio por eliminada la resistencia de Hamás. Eso es lo que está ocurriendo estos días en el norte. El ejército mantiene sus operaciones “en toda la Franja” y han matado a “decenas de terroristas en choques a corta distancia y en ataques aéreos”, señala un comunicado.

La Franja y Líbano son dos escenarios, a menos de 200 kilómetros de distancia, que forman parte de una misma guerra que se adentra rodeada de incertidumbres en su segundo año. El Estado judío mantiene desplegada su maquinaria militar sobre el terreno en ambos campos de batalla. Además de en el sur, Israel ha aumentado la presión sobre el vecino del norte en las tres últimas semanas con intensos bombardeos en diferentes regiones, un ataque inédito con explosiones en cientos de aparatos de comunicación de Hezbolá, asesinatos en lo más alto de su cúpula y la invasión por tierra con miles de efectivos. Hay más de 2.000 muertos y más de un millón de desplazados.

La misma incertidumbre que pesa sobre la recién comenzada invasión de Líbano sigue pesando un año después sobre Gaza. No solo no hay signos de salida de las tropas, sino que, movimientos como el de estos días en el norte apuntan a una posible expulsión total de los habitantes para afianzar la ocupación israelí. Los planes de gobierno que se maquinan para la Franja de postguerra, de un territorio liberado del poder que las urnas otorgaron a Hamás, parecen cada vez más alejados cuando ni siquiera se atisba un pacto que permita liberar a los rehenes.

Para poder abordar el futuro, “es vital y urgente” una autoridad provisional en la Franja controlada por palestinos que sirva de transición al nuevo gobierno, auspicia Said Zeedani, profesor de Filosofía jubilado de la Universidad Al Quds, en un artículo publicado en +972 Magazine. En ese organismo que haría de bisagra temporal estarían “figuras nacionales” respetadas y aceptadas por Hamás y la Autoridad Nacional Palestina, aunque sin sus líderes, y autoridades de aquellos Estados que vayan a ser los pilares de la reconstrucción.

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