Corea del Norte modifica su Constitución entre soflamas del avance del país como “potencia nuclear”
El siempre hermético régimen de Corea del Norte ha aprobado esta semana una reforma de la Constitución que previsiblemente omite las referencias a una reunificación con Corea del Sur además de una redefinición de las fronteras nacionales. Los cambios habían sido reclamados al Parlamento por el líder supremo, Kim Jong-un, en enero, cuando pidió, en lugar de esa reunificación, que el texto constitucional incluyera la idea “de ocupar, subyugar y reclamar completamente” Corea del Sur y “anexionarla” en caso de que estallara una guerra en la península. La Asamblea Popular Suprema, como era de esperar, ha aprobado “por unanimidad” las enmiendas constitucionales durante la sesión celebrada entre el lunes y martes de esta semana, según la Agencia Central de Noticias norcoreana (KCNA), que no ha especificado sin embargo los detalles ni en qué consisten esas reformas. Esta reforma coincide con el cambio en el Ministerio de Defensa. No Kwang Chol se pondrá de nuevo al frente para reemplazar al que hasta ahora era su titular, Kang Sun Nam.
Los analistas habían advertido que la modificación constitucional indicada por Kim en enero podría tensar la ya complicadísima relación con el vecino del sur, país con el que sigue virtualmente en guerra (1950-1953) debido a que nunca se ha firmado un tratado de paz, y enrarecer aún más el ambiente en la región de Asia Pacífico, con múltiples focos de inestabilidad que van de Taiwán a Filipinas. Cuando solicitó los cambios, Kim aseguró en enero: “[El] peligro de que estalle una guerra provocada por un choque físico se ha agravado considerablemente y ha alcanzado una línea roja”. El dirigente norcoreano manifestó entonces que no buscaba una guerra, pero tampoco tenía “intención de evitarla”.
La retórica sigue enardecida. “Nuestro avance hacia una superpotencia militar, una potencia nuclear, será cada vez más rápido”, aseguró el líder supremo este lunes, el mismo día que el Parlamento iniciaba su sesión, en un discurso pronunciado ante la Universidad de Defensa Nacional en Pyongyang. En él cargó contra los que considera sus dos grandes enemigos, Washington y Seúl: “Enfrente tenemos a la mayor potencia nuclear del mundo y a la más feroz de sus marionetas intentando engañar con sus armas nucleares”. Kim volvió a mencionar la posibilidad de una conflagración, pero para clarificar que no tiene intención iniciarla. “He puesto clara y sistemáticamente la condición previa de la palabra ‘si’ siempre que he aclarado nuestra postura sobre el uso de la fuerza militar”, dijo. “Si el enemigo intenta recurrir a las armas contra nuestro Estado, las fuerzas armadas de nuestra República utilizarán todas las capacidades de ataque sin vacilar”. Esto, añadió, incluía el uso de armas nucleares.
Corea del Norte lleva desde 2017 sin realizar ningún ensayo de bomba atómica, pero a mediados de septiembre exhibió músculo nuclear con las primeras imágenes de instalaciones para enriquecer uranio y el llamamiento de Kim a ”incrementar exponencialmente las armas nucleares de autodefensa” para hacer frente a las amenazas de “las fuerzas vasallas dirigidas por los imperialistas estadounidenses”.
El ejército de Corea del Norte ha anunciado además que cortará completamente a partir de este miércoles las carreteras y vías férreas conectadas con Corea del Sur, y fortificará las zonas de su lado de la frontera, según la agencia estatal KCNA, lo que anuncia una nueva escalada de la actividad cerca de la línea de demarcación que separa ambos países. No está claro, sin embargo, en qué medida afectará a las tensas relaciones, dado que los desplazamientos transfronterizos e intercambios han estado suspendidos durante varios años. Pyongyang ha asegurado que se trata de una respuesta a ejercicios militares de la vecina del sur.
Las modificaciones constitucionales y la retórica atómica y belicista coinciden además con un momento en que Corea del Norte ha estrechado lazos con Rusia, a la que presuntamente presta suministros bélicos para su invasión de Ucrania a cambio de transferencias de tecnología militar. Kim y su homólogo ruso, Vladímir Putin, sellaron en junio un pacto que implica la defensa mutua en caso de agresión, y no excluye la cooperación técnico-militar, según aseguró el líder ruso entonces.
La relación del eje Moscú-Pyongyang sigue en fase de idilio. “Le reafirmo nuestro pleno y desinteresado apoyo y solidaridad con la justa causa del ejército y el pueblo de Rusia”, le confió Kim a Putin este lunes en un mensaje de felicitación por su cumpleaños. “Brindo por su buena salud y mayores éxitos en su trabajo […] Pyongyang siempre estará al lado de Moscú”, según ha recogido KCNA. El Gobierno de Corea del Sur sospecha además que “es muy posible” que ya haya soldados norcoreanos desplegados en el frente de Ucrania peleando junto a los rusos, según afirmó el martes el ministro de Defensa surcoreano, Kim Yong-hyun.
A principios de este año, dos de los analistas más reputados sobre Corea del Norte escribieron un polémico artículo en el que afirmaban que la situación es “más peligrosa que nunca desde principios de junio de 1950″, cuando arrancó la Guerra de Corea. En su opinión, Kim ha tomado la decisión estratégica de “ir a la guerra”. Los firmantes eran Robert L. Carlin, entre otras cosas, exjefe de la división del Noreste Asiático de la Oficina de Inteligencia e Investigación del Departamento de Estado de EE UU, donde participó en las negociaciones entre Washington y Pyongyang, y Siegfried S. Hecker, científico que ha dirigido el Laboratorio Nacional de Los Álamos, donde se desarrolló la bomba atómica, y uno de los pocos que ha tenido acceso a las instalaciones atómicas norcoreanas. Otros analistas, sin embargo, tacharon de alarmista y exagerado el artículo, pero sí advirtieron de un posible deterioro de la situación.