Fundación Francina: el cambio climático aumenta la marginación
Este año, la Fundación Francina Hungría celebra el décimo aniversario de su campaña Bastón Blanco. En estos 10 años han logrado entregar más de 7,000 bastones y beneficiar a miles de personas con discapacidad visual a través de programas de formación.
Como ya es costumbre, la campaña cerrará con el Congreso Internacional de Accesibilidad Urbana, que en su cuarta edición se centrará en el impacto de los cambios climáticos en la resiliencia de las ciudades.
El encuentro contará con la conferencia final de Sébastien Jodoin, profesor asociado de la Facultad de Derecho de la Universidad McGill y de la Cátedra de Investigación de Canadá en Derechos Humanos, Salud y Medio Ambiente.
Desde la Fundación Francina explican que el enfoque del congreso no solo busca resaltar la necesidad de crear espacios más accesibles para las personas con discapacidad, sino abordar el tema desde una perspectiva integral. Las irregularidades en la vía pública son un problema que perjudica a toda la población.
«Hemos querido enfocar la mirada desde la perspectiva de que todos, en algún momento, nos hemos visto afectados por la hostilidad de nuestras vías públicas«, explica Francina Hungría, representante de la ONG que lleva su nombre.
«Cualquier dominicano puede identificarse con el hecho de que las aceras son muy hostiles para actores como el peatón, un ciclista, una mujer embarazada o una persona envejeciente».
Cambio climático y discapacidad
La relación entre ambos términos es clara: el cambio climático amplifica la marginación que sufren las personas con discapacidad.
Como parte de los hallazgos de su investigación, Jodoin descubrió que la República Dominicana se encuentra en un punto crítico en lo que respecta a la inclusión de personas con discapacidad en la gestión del riesgo ante emergencias climáticas.
«El cambio climático presenta desafíos para el crecimiento económico y disminuye el acceso al empleo, y las personas más desempleadas de este país son aquellas con discapacidad«, explica José Beltrán, presidente de la Fundación Francina Hungría.
«Si ya sabemos que ocho de cada 10 personas con discapacidad no tienen empleo, frente a tres de cada 10 personas sin discapacidad, la diferencia es evidente. Si se reduce el acceso al empleo, las personas con discapacidad serán las más afectadas», continúa.
Además, los cambios climáticos acentúan los riesgos de marginación. «El riesgo que tienes es que, ante un terremoto, ante un huracán, ante un incendio, una persona con discapacidad corre más peligro de perder la vida o de salir herido de mala manera que una persona sin discapacidad por razones lógicas», sostiene.
Es ahí donde surge la necesidad de diseñar ciudades que se adapten a los cambios. «Si en las dinámicas de respuesta ante riesgos o situaciones de emergencia no contemplas cómo abordar a las personas con discapacidad para capacitarlas en prevención y aviso, ni tomas medidas para responder, simplemente estás condenando a esas personas a lo que les pase, a la buena de Dios», advierte.
«Es lógico que cada año enfrentaremos más inundaciones y vaguadas. Si no consideramos que la ciudad debe estar diseñada para responder a personas no videntes o quienes utilizan sillas de ruedas, corremos el riesgo de crear nuevas personas con discapacidad debido a los accidentes que ocurrirán, así como un mayor riesgo en la salud de quienes ya tienen una discapacidad«, añade Beltrán.
«Accesibilidad urbana no es hacer que la ciudad sea accesible solo para personas con discapacidad»Representante de la Fundación Francina
¿Qué falta por mejorar?
La falta de comprensión sobre la verdadera esencia de la accesibilidad urbana es un obstáculo significativo en la toma de decisiones de las autoridades, según Hungría.
«Falta comprender que cuando hablamos de accesibilidad no nos referimos solo a las personas con discapacidad, porque, por ejemplo, si ahora mismo yo digo accesibilidad urbana, inmediatamente pensamos en rampas y líneas para personas con discapacidad. Y no, accesibilidad urbana es que cualquier persona tenga los medios y las garantías de ir de un punto A a un punto B de forma segura y confiable, accediendo a bienes y servicios básicos», aclara.
Para avanzar, señala, es fundamental adoptar una perspectiva que reconozca que la accesibilidad beneficia a toda la sociedad. Al entender que se trata de un derecho que abarca a toda la ciudadanía y no solo a un grupo específico, se empezará a asumir la inversión en infraestructura accesible como una necesidad.
«Tan pronto asumamos que una ciudad no se construye solo para edificios y automóviles, sino para las personas, comenzaremos a cambiar. Pero aún nos falta mucho para llegar ahí», concluye Hungría.
El IV Congreso Internacional de Accesibilidad Urbana se llevará a cabo el jueves 17 de octubre en el Embassy Suites By Hilton Santo Domingo. Este año, por primera vez, contarán con la colaboración del CAF -Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe-, que presentará a dos ponentes que compartirán su visión sobre el cambio climático, economía y desarrollo en diversos contextos.Como parte de su conferencia, Sébastien Jodoin ofrecerá datos sobre sus investigaciones relacionadas con el cambio climático y su impacto en las personas, enfocándose en la situación en el Caribe, especialmente en República Dominicana, así como en las acciones necesarias para transformar la crítica realidad.