El ejército de Israel prepara el terreno para una posible invasión de Líbano

Después de tres días de bombardeos masivos (2.000 objetivos, según el ejército israelí), más de 600 muertos y el éxodo de casi el 10% de la población de Líbano para salvar la vida, el jefe del Estado Mayor de Israel, Herzi Halevi, ha señalado este miércoles que los ataques buscan “preparar el terreno para una posible entrada [en Líbano] y seguir debilitando a Hezbolá”. Horas antes, el ejército había anunciado la movilización de varias brigadas en el norte del país. Ambos anuncios, este miércoles, se producen tras días de especulación sobre una incursión terrestre en el sur de Líbano. El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ha rechazado dar detalles sobre sus planes, pero ha declarado en un mensaje difundido en vídeo: “Estamos asestando golpes a Hezbolá que nunca podía imaginar; lo estamos haciendo con fuerza e inteligencia”. Estados Unidos y Francia negocian contra reloj una tregua, para la que serán “decisivas” las próximas 24 horas, en palabras del presidente del Parlamento libanés, Nabih Berri.

Los bombardeos sobre Líbano han causado durante la jornada otro medio centenar de muertos, sobre todo poco después de un ataque inédito este miércoles por parte de Hezbolá: el lanzamiento de un misil balístico contra la zona de Tel Aviv, el primero que reconocen ambas partes en casi un año de enfrentamientos.

La milicia chií ha precisado que el objetivo del cohete era la sede del Mosad, los servicios secretos en el exterior. Está a las afueras de la ciudad, corazón económico del país y donde han sonado las sirenas antiaéreas advirtiendo a la población del peligro.

La milicia ha definido el lanzamiento como una venganza por cel ataque con la detonación casi simultánea a distancia la pasada semana de miles de buscas y walkie-talkies que el partido-milicia había repartido entre los suyos y que causó medio centenar de muertos. Israel no ha reconocido explícitamente su papel en la operación, pero ha dado a entender, en declaraciones de varios mandatarios, incluido Netanyahu, que es obra del Mosad.

Solo a lo largo de la mañana del miércoles la milicia ha lanzado unos 40 cohetes hacia distintas regiones de Israel. El tierra-tierra dirigido hacia Tel Aviv fue interceptado por el sistema de defensa antimisiles, según el ejército, que no ha cambiado las instrucciones indicadas a la población civil en la zona centro, ni anulado las clases escolares. Tampoco se ha informado de daños personales o materiales.

Es la primera vez que Hezbolá llega tan lejos con uno de sus proyectiles en casi un año de enfrentamientos, han señalado las Fuerzas Armadas de Israel. La milicia reivindicó un ataque similar el mes pasado, en una medida represalia al asesinato de su número dos, Fuad Shukr, pero el Gobierno de Netanyahu lo tildó de propaganda. Poco después, el ejército israelí ha anunciado “bombardeos extensivos” en el sur de Líbano y en el valle de la Becá, igual que en los dos días previos.

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Desde hace días, tanto el Gobierno como los mandos militares lanzan la hipótesis de una invasión del vecino del norte. La nueva movilización de reservistas “permitirá continuar con los combates contra la organización terrorista Hezbolá, la defensa del Estado de Israel y la creación de las condiciones para que los residentes del norte de Israel puedan regresar a sus hogares”, señala un comunicado. Fuentes militares israelíes señalan que siguen apostando por un acuerdo, pero el incremento de la tensión ha llevado a Estados Unidos a encabezar un frente diplomático internacional para tratar de frenar la escalada.

Este miércoles por la tarde no se apreciaba movimiento de tropas en las carreteras del extremo más noroccidental del país, junto a la costa mediterránea y el kibutz Rosh Hanikra, como ha comprobado EL PAÍS. Adi, un reservista de 40 años, mataba el rato junto a otros dos militares en un control a pocos metros de la frontera. “Todas las opciones están sobre la mesa. No es un secreto que se están movilizando muchas tropas en todo el país”, comenta Doron Speilman, portavoz castrense, en el kibutz Saar, a cinco kilómetros de la frontera, uno de los puntos alcanzados este miércoles por la milicia chií. “Ya veremos qué ocurre estos días”, agrega sin ofrecer detalles de una posible invasión tras el anuncio de la movilización de varias brigadas.

“El ejército está golpeando completamente lo que consideramos una amenaza inminente contra el Estado de Israel. Esa es la de los misiles y cohetes que Hezbolá tiene listos en habitaciones y áticos, así como el liderazgo de Hezbolá, con el que estamos acabando”, detalla el militar en medio de los daños causados por el proyectil. “Si Hezbolá se retira hacia el río Litani, esto se acaba”, añade Speilman en referencia al cauce, unos kilómetros más arriba de la frontera, en cuya orilla meridional el grupo chií tiene prohibido estar desplegado por la resolución 1.701 de la ONU.

Medio millón de desplazados

Los bombardeos han dejado más de 600 muertos en tres días. El primero, el lunes, fue la jornada más letal en el país desde el fin de la guerra civil, en 1990, con casi los mismos muertos en un solo día que en los 11 meses previos de fuego cruzado entre Israel y Hezbolá, y el inicio de un éxodo masivo, por orden de Israel y por miedo. Este miércoles, el ministro de Exteriores libanés, Abdalá bu Habib, ha puesto número a quienes escapan aceleradamente (en coches, motos, andando…) de los bombardeos. “Teníamos 110.000 desplazados y ahora estamos cerca del medio millón”, en un país de 5,5 millones de habitantes, ha dicho el ministro en un acto organizado por el think-tank Carnegie Endowment for International Peace. Los desplazados se dirigen hacia casas de familiares (o, directamente, de desconocidos), colegios habilitados como refugios u hoteles. Cientos de refugiados sirios, además, están regresando a su país pese a que sigue en guerra.

Una familia de refugiados sirios que huyó de la ciudad de Nabatiyeh, en el sur del Líbano, se refugia en un jardín público en la ciudad portuaria de Sidón, en el sur del Líbano, este miércoles.Marwan Naamani (DPA/Europa Press)

La jornada ha dejado una nueva prueba de los riesgos de extensión regional del conflicto. Las milicias proiraníes en Irak han reivindicado el lanzamiento de drones contra dos objetivos. Por la mañana, contra los Altos del Golán, territorio sirio ocupado por Israel desde la guerra de los Seis Días, de 1967. Cuando sonaron allí las sirenas, los aviones de combate derribaron el dron al sur del mar de Galilea, señaló el ejército. En el entorno de Haifa, que acoge en el noroeste el principal puerto del país, a solo una treintena de kilómetros de la frontera con Líbano, las pasadas de los aviones de combates son constantes, como en los últimos días.

A última hora del día, las milicias atacaron también Eilat, la ciudad costera en la punta sur de Israel. Un dron ha impactado en la zona del puerto, como ha captado un vídeo, y herido levemente a dos personas. Otro fue interceptado por la Fuerza Naval.

Triple escudo antiaéreo

Hezbolá ha ido ampliando el radio del lanzamiento de sus proyectiles, coincidiendo con los más intensos bombardeos sobre sus posiciones de la aviación israelí. Israel basa su defensa en un triple escudo antiaéreo, principalmente, que es el que ha desbaratado este miércoles los planes de la milicia chií libanesa de asestar un golpe en el corazón de una de las instituciones mejor protegidas. Fuentes militares israelíes aseguran que su efectividad es de en torno al 90% y cuenta con un férreo apoyo de su principal aliado, Estados Unidos.

En la capa inferior, la más próxima al terreno, se halla la Cúpula de Hierro, que funciona desde 2011 en la interceptación de cohetes de corto alcance y artillería como los que, sobre todo, Hamás y la Yihad Islámica disparan con frecuencia desde Gaza o Hezbolá, ahora desde el sur de Líbano. A nivel intermedio, se encuentra el conocido como sistema David’s Sling (la honda de David), operativo desde 2017 y destinado a detener misiles balísticos y de crucero, así como cohetes de mediano y largo alcance. En este nivel es en el que habría actuado la defensa israelí con el ataque de la milicia chií este miércoles. Por último, en la capa superior se encuentra en funcionamiento también desde 2017 el sistema Arrow, para interceptar misiles que vuelan por fuera de la atmósfera.

Israeli Iron Dome
La Cúpula de Hierro, el sistema israelí de defensa antiaérea, interceptaba este miércoles misiles disparados desde Líbano. ATEF SAFADI (EFE)

La incursión con tropas terrestres en Líbano con la que se especula buscaría hacer retroceder a los milicianos de Hezbolá apostados en el entorno fronterizo desde donde llevan a cabo frecuentes ataques hacia el sur. Netanyahu, haciendo ver que la situación es insostenible, ha insistido en que van a hacer todo lo necesario desde el punto de vista militar para que regresen a sus casas de forma segura los 60.000 vecinos evacuados del entorno más próximo de esta linde.

Los vecinos se arremolinan a la entrada de la casa atacada en el kibutz Saar. Un grupo de jóvenes arengaba entre cánticos a las tropas de su país y en contra de Hezbolá delante del micrófono de un canal israelí. Uno de ellos es Ariel Bahat, de 18 años, que vive a escasos metros de donde ha caído el proyectil. A su edad, sabe que pronto le tocará el turno de unirse a las tropas, pero eso duda al ser preguntado si es el momento de que su país ordene una incursión terrestre en Líbano. “De momento, es mejor que sigan alcanzando objetivos con la aviación. Ya veremos, si Hezbolá nos sigue atacando si llega el momento de invadir”, señala. Otro vecino, un padre de familia que no da su nombre, pide “menos especulaciones” ante esa posible operación terrestre, y “más fe”. “Esta familia ha tenido mucha suerte. Dios los ha salvado”, añade Spielman, el portavoz militar.

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