Netanyahu mantiene la orden de atacar Líbano “con todas sus fuerzas” a pesar de las presiones para un alto el fuego
Israel aleja las expectativas de una tregua con Hezbolá. Israel se está viendo presionado en las últimas horas, después de amenazar con una invasión terrestre de Líbano, para frenar la escalada del conflicto. Su amenaza ha provocado que un grupo de países proponga al menos un cese temporal de las hostilidades de 21 días entre el Estado judío y Hezbolá. El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, que este jueves ha emprendido viaje a Nueva York para asistir a la Asamblea General de las Naciones Unidas, no ha dejado entrever optimismo respecto a esa iniciativa negociadora que encabezan Estados Unidos y Francia. Es más, ha dado órdenes a su ejército para que mantenga la presión “con todas sus fuerzas”. El aumento de la tensión fronteriza y el riesgo de una guerra total es uno de los asuntos que los líderes mundiales están abordando en la sede de la ONU. Todo, a pocos días de cumplirse el primer aniversario de la contienda, el próximo 7 de octubre, que se desencadenó con el ataque de Hamás en Israel y el posterior asedio israelí de Gaza.
Antes incluso de que Netanyahu echara tierra sobre la vía diplomática, algunos integrantes de su Ejecutivo se habían encargado de considerarla inviable. El ministro de Exteriores, Israel Katz, ha respondido categóricamente: “No habrá alto el fuego en el norte [en Líbano]”. Abrir la puerta a la tregua supondría, según entienden esos representantes políticos, dar alas a la milicia libanesa respaldada por Irán. Mientras, en las últimas horas se mantienen tanto los bombardeos de la aviación israelí sobre territorio libanés como el lanzamiento de misiles por parte del partido-milicia hacia Israel.
“El primer ministro ha dado instrucciones a las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI, según sus siglas en inglés) para que continúen los combates con todas sus fuerzas y de acuerdo con los planes que se habían presentado”, señala un comunicado de la oficina de Netanyahu. El texto insiste en la idea de que un posible acuerdo para silenciar las armas no está sobre la mesa, al menos, por su parte. “Las noticias sobre un alto el fuego no son ciertas. Se trata de una propuesta franco-estadounidense a la que el primer ministro ni siquiera ha respondido”, añade.
“Las noticias en torno a la supuesta iniciativa para que se moderen los combates en el norte también son contrarias a la verdad”, agrega. La oficina de Netanyahu lanza, además, un recordatorio, por si alguien lo da por olvidado, sobre la situación en el frente sur, en la Franja palestina. “Los combates en Gaza continuarán hasta que se logren todos los objetivos de la guerra”, concluye el comunicado.
Además de rechazar cualquier posible alto el fuego, el jefe de la diplomacia israelí insiste en que mantendrán los ataques contra la milicia chií “con toda la fuerza hasta la victoria y el regreso seguro de los residentes del norte a sus hogares”, añade Katz en referencia a los 60.000 desplazados del entorno más próximo de la frontera. El responsable de Exteriores es quien sustituye al primer ministro, que tiene previsto regresar el sábado, aunque, según la prensa local, no tomará decisiones esenciales para el devenir de la guerra por propia iniciativa en este plazo de tiempo.
La iniciativa de París y Washington prevé tres semanas de alto el fuego. El presidente de EE UU, Joe Biden, ha señalado que su propuesta es capaz de arrastrar los apoyos de países europeos y árabes. El primer ministro libanés, Najib Mikati, afirma que todavía hay tiempo para detener la escalada y se mostró esperanzado en declaraciones a la agencia Reuters. Pero el principal muro con el que se enfrentan estadounidenses y franceses es la negativa de salida de las autoridades de Israel.
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El líder opositor israelí Yair Lapid parece optar por la calle del medio y pide que su país acepte siete días de tregua para no dar excesivas oportunidades a Hezbolá de recuperar fuerzas y “reorganizar sus sistemas de mando”, ha dicho a través de su perfil de la red social X. “No aceptaremos ninguna propuesta que no incluya la expulsión de Hezbolá de nuestra frontera norte”, ha aclarado. Se trata de permitir a los evacuados israelíes de esa zona poder retornar a sus viviendas, algo en lo que Netanyahu lleva días insistiendo como objetivo esencial.
Firmemente contrario se ha mostrado, por su parte, el ministro de Finanzas, el ultranacionalista Bezalel Smotrich. Solo contempla un escenario para la presión militar actual en el norte: “aplastar a Hezbolá”. “No se debe dar tiempo al enemigo para que se recupere de los duros golpes que ha recibido y se reorganice para la continuación de la guerra después de 21 días”. La ministra Orit Strock, compañera de partido de Smotrich y encargada de asentamientos ilegales judíos en la Palestina ocupada, pide que Israel no repita los errores del pasado y cierre la puerta al alto el fuego en el norte.
Al margen de la negociación política, los ataques prosiguen. Al menos 23 personas de nacionalidad siria, casi todas mujeres y niños, han muerto en uno de los bombardeos israelíes sobre un edificio en la localidad de Younine (este de Líbano), en la noche del miércoles al jueves, según informa Reuters, que cita datos del alcalde. Mientras, en el norte de Israel siguen sonando las alarmas que avisan a los habitantes de la posibilidad de ataques desde Líbano. Una treintena de cohetes han sido interceptados en el entorno de la ciudad de Acre, a unos 15 kilómetros de la demarcación de los dos países. Otras decenas de proyectiles han sido lanzados hacia la bahía de Haifa, más al sur, sin causar víctimas mortales. Las autoridades mantienen el aviso a los vecinos de las zonas más septentrionales de Israel para que no se alejen de los refugios.
Mientras, en el lado libanés, a los 100.000 vecinos que ya habían escapado del entorno de la frontera sur en los últimos meses, se unen más de medio millón desplazados a la fuerza en los últimos días, empujados por las bombas de la aviación israelí.
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