Las inundaciones se ceban con el árido sur de Marruecos tras seis años de sequía

Después de meses de rogativas en las mezquitas para implorar el fin de seis años de sequía, las inundaciones están causando estragos en el árido sur de Marruecos. Al menos 10 personas han muerto y otras siete han sido dadas por desaparecidas a causa del temporal de lluvias torrenciales que golpeó el fin de semana la provincia de Tata. La misma zona ya fue azotada dos semanas antes por las riadas repentinas de los ríos, habitualmente secos, que discurren por gargantas de la vertiente meridional del Atlas. Desde finales de agosto, una ola de precipitaciones excepcionales se ha abatido sobre el sur del país magrebí y en el desértico Sahel de Malí y Níger, ante un inusual desplazamiento hacia el norte de la denominada zona de convergencia intertropical.

La tragedia se cebó el pasado viernes con los ocupantes de un autobús que fue arrastrado aguas abajo por una violenta crecida del río Tata, que arrasó varios puentes. Las autoridades no pudieron confirmar hasta el lunes el balance final de 10 muertos y siete desaparecidos, después de que 13 ocupantes del vehículo fueran rescatados con vida o se pusieran a salvo a nado. El pasado día 16 perecieron 18 personas (10 de ellas en la provincia Tata) en un primer temporal de lluvias que fue considerado como un fenómeno climático excepcional. Entre las víctimas había una ciudadana española —que viajaba en un convoy de todoterrenos turísticos— así como un peruano y un canadiense. Otras cuatro personas fueron dadas por desaparecidas.

Captura de vídeo en el que se ve al autobús siniestrado debido a las inundaciones en la provincia de Tata el pasado viernes. EFE

La Dirección General de Meteorología marroquí había lanzado una alerta roja, el máximo nivel de advertencia, con anterioridad al fin de semana en la provincia de Tata, la más afectada por la reciente oleada de lluvias. Numerosos tramos de carreteras quedaron cortados, así como los servicios básicos de electricidad, telefonía y suministro de agua. Decenas de casas han sido destruidas o han resultado gravemente dañadas por las riadas. Las clases escolares se han suspendido también para poder realojar en las aulas a los damnificados por las inundaciones. Las autoridades han enviado unidades de las fuerzas de seguridad junto con brigadas de obras públicas.

La provincia de Tata, que ya sufrió intensas crecidas en 2019, 2021 y 2023, cuenta con muchas poblaciones asentadas en áreas inundables. Los oasis y la capa freática actúan como reguladores naturales de las reservas de agua, pero la construcción de embalses y el masivo bombeo de extracción de los pozos para abastecer a la agricultura extensiva parecen haber alterado el equilibrio tras un largo periodo sin lluvias, según la Asociación de Lucha contra la Erosión, la Sequía y la Desertificación en Marruecos. Numerosas casas han sido construidas cerca de las riberas de ríos cuyos cauces casi siempre permanecen secos, en la creencia de que el agua no volvería a discurrir por ellos. Varias poblaciones se han erigido además en estrechos desfiladeros, de forma que las crecidas han tenido allí un efecto devastador.

Lluvias en la zona del terremoto

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Las precipitaciones registradas durante el fin de semana en el sureste de Marruecos superan la mitad de la media anual de la lluvia caída en esas áreas, que sufren una prolongada sequía, y con los embalses del país magrebí a solo un 29% de su capacidad. Las regiones de Al Hauz y Tarudant, situadas en el Atlas y que hace un año sufrieron un terremoto que causó cerca de 3.000 muertos, se han visto también afectadas por las recientes inundaciones. Decenas de miles de personas siguen viviendo en tiendas de campaña tras la destrucción de unas 60.000 viviendas por el seísmo.

Los actuales temporales ha sido causados por “una masa de aire tropical extremadamente inestable, debido a la posición excepcional del frente intertropical en el sur del país”, según la Dirección General de Meteorología de Marruecos. “Las masas de aire tropical húmedo se movieron hacia el norte, encontrándose con masas de aire frío, lo que resultó en la formación de nubes inestables y violentas”, precisó el organismo oficial.

La intensificación de los fenómenos meteorológicos extremos se ha constatado en otras zonas del norte de África. Los temporales de lluvias han golpeado desde finales del mes de junio la región del Sahel, donde han causado más de 550 muertos y más de dos millones de damnificados en países como Chad, Níger, Nigeria y Malí. El cambio climático ha provocado durante la estación húmeda del Sahel, entre julio y septiembre, precipitaciones sin precedentes desde 2021. Más de 500 familias tuvieron que ser evacuadas el lunes en el campamento de refugiados saharauis de Dajla, situado a 170 kilómetros de Tinduf (suroeste de Argelia), a causa de las intensas lluvias registradas, informa Efe. Jaimas y casas de adobe se desplomaron como castillos de naipes.

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