El papa Francisco suspende su agenda por “un estado gripal leve”
El papa Francisco ha suspendido su agenda de este lunes por “un estado gripal leve”, según ha informado la oficina de prensa del Vaticano a primera hora de la mañana. El comunicado ha querido relativizar el cariz de la decisión explicando que se trata de “una medida de precaución teniendo en cuenta los viajes de los próximos días”, en referencia a la visita que tiene previsto realizar a partir del jueves y hasta el domingo a Luxemburgo y Bélgica.
El pontífice, de 87 años y con diversos problemas de salud, vuelve de este modo a sufrir achaques, después de la afección respiratoria que padeció en marzo y le impidió leer discursos largos durante varias semanas, y también, de forma inédita, la homilía del Domingo de Ramos. No obstante, después se recuperó y al inicio de este mes emprendió el viaje más largo de su pontificado, un fatigoso trayecto de 12 días en Asia y Oceanía, en el que visitó Indonesia, Papúa Nueva Guinea, Timor Oriental y Singapur con altas temperaturas y humedad tropical. Regresó el pasado 13 de septiembre.
Fue precisamente en el vuelo de retorno, en el que habitualmente se acerca a responder a las preguntas de los periodistas, cuando anunció que desea ir a las islas Canarias en algún momento, debido a la crisis humanitaria que vive con la inmigración, aunque aún no hay fecha y en el Vaticano no hay ninguna información al respecto. “Pienso un poco en esto, en ir a Canarias porque allí está la situación con los migrantes que llegan del mar y querría estar cerca de los gobernantes y el pueblo de Canarias”, fueron sus palabras.
El pasado jueves, Francisco recibió en audiencia privada al director del Instituto Cervantes, Luis García Montero, que a la salida comentó a los periodistas que no le había hablado de esta cuestión. Si finalmente realiza este viaje, Francisco se convertiría en el primer pontífice en visitar las islas, y también sería la primera vez que va a España.
La posibilidad de este viaje a Canarias está sobre la mesa desde el pasado 22 de enero, cuando el presidente canario, Fernando Clavijo, confirmó tras reunirse con el Papa en el Vaticano que le dijo que “se lo iba a pensar”. Francisco ha demostrado desde el primer día de su mandato una especial sensibilidad hacia el drama de la inmigración, pues su primer viaje fue a la isla italiana Lampedusa, centro de las crisis migratorias de las rutas del Mediterráneo hacia Italia, y también ha estado dos veces en la isla griega de Lesbos.
Jorge Mario Bergoglio, que cumplirá 88 años en diciembre, se mueve en silla de ruedas y ha pasado por el quirófano tres veces en tres años ―extirpación de parte del colon en 2021, rodilla derecha en 2022 y obstrucción intestinal en 2023― . Su situación se observa con especial interés tras la dimisión en 2013 de Benedicto XVI, su predecesor, algo que no ocurría desde el siglo XIII. Su renuncia, por tanto, ya no es un imposible.
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Él mismo ha dicho sin rodeos que el día que no se vea con fuerzas seguirá el ejemplo de Joseph Ratzinger, pero siempre ha añadido que por el momento lo ve lejos. La última vez fue en marzo, en su autobiografía: “Creo que el ministerio petrino es ad vitam y, por tanto, no veo condiciones para una dimisión. Las cosas cambiarían si se produjera un impedimento físico grave, y en ese caso ya firmé, al inicio del pontificado, la carta con la renuncia que está depositada en la Secretaría de Estado. (…) Pero esta es una hipótesis lejana, porque realmente no tengo motivos tan serios para pensar en una renuncia”.
En principio, no se sabe si el Papa suspenderá también sus compromisos y audiencias del resto de la semana. Ha preferido descansar para llegar en buenas condiciones al viaje que comienza el jueves. Primero, visitará Luxemburgo, una escala de unas horas en la que se encontrará con el jefe de Estado, el primer ministro y otras autoridades. Por la tarde volará a Bruselas (Bélgica), donde en los días siguientes será recibido por los reyes y las autoridades, mantendrá un encuentro con estudiantes de la universidad de Lovaina y celebrará una misa el domingo, antes de volver a Roma por la tarde.