Springfield no quiere ser noticia: Trump promete visitar la ciudad mientras su alcalde republicano pide que no lo haga
Todos los caminos conducen a Springfield. Al menos para Donald Trump y J.D. Vance, quienes en las últimas semanas han hecho de esta ciudad de Ohio el foco de su retórica antiinmigrante y, por ende, de su campaña. Tanto daño han hecho sus repetidas afirmaciones falsas de que la población inmigrante haitiana local se está comiendo las mascotas de sus vecinos, que las autoridades locales han recibido más de 30 amenazas de bombas y el alcalde, el republicano Rob Rue, dice que preferiría que el republicano no visitara la localidad. Trump, por su parte, insiste en que irá aunque no salga con vida.
“Voy a ir allí en las próximas dos semanas. Voy a Springfield”, dijo este miércoles el candidato presidencial del Partido Republicano durante un mitin en Nueva York. “Puede que no me vuelvan a ver, pero no pasa nada. Tengo que hacer lo que tengo que hacer. ‘¿Qué pasó con Trump?’ ‘Bueno, nunca salió de Springfield’”, añadió, insinuando que su vida correría peligro.
El expresidente hablaba justo un día después de que el alcalde Rue dijera que una visita de Trump sería “una carga extrema” para los recursos de la ciudad. “Me parecería bien que decidieran no hacer esa visita”, indicó Rue el pasado martes. El gobernador de Ohio, el también republicano Mike DeWine, se hizo eco de su opinión y afirmó durante la misma rueda de prensa que aunque la visita del candidato sería “generalmente muy, muy bienvenida”, plantearía retos. “Tengo que decir la realidad: aquí los recursos no dan para más, y eso es un hecho. Estamos centrados en que los niños regresen a las escuelas”, dijo, añadiendo que la ciudad “está al límite”.
DeWine se refería a que muchos padres de Springfield están preocupados por enviar a sus hijos a la escuela después de que se reportaran al menos 33 amenazas de bombas en institutos y otros puntos de la ciudad, incluyendo la alcaldía, en las últimas dos semanas. Aunque todas las amenazas han sido falsas alarmas, han provocado numerosas evacuaciones y cierres temporales de colegios y edificios municipales, contribuyendo a que cunda el miedo entre los 60.000 residentes de esta pequeña localidad, que ha acogido a casi 20.000 inmigrantes en los últimos cuatro años, muchos de ellos haitianos.
Tanto Rue como DeWine, junto a las autoridades locales, han intentado desmentir las mentiras de la campaña Trump-Vance sobre la comunidad haitiana en Springfield, aunque aparentemente sin éxito. La policía de la ciudad ha dicho que “no hay informes creíbles” de que los inmigrantes haitianos hayan hecho ningún daño a animales domésticos, y el alcalde, en entrevistas con varios medios, ha hecho un llamamiento a que cese el odio contra esta comunidad. En conversación con The New York Times, Rue aseguró que su ciudad “está sufriendo” y que “es frustrante que los políticos nacionales, en el escenario nacional, tergiversen lo que realmente está ocurriendo y desprestigien a nuestra comunidad”. El republicano añadió que lamentaba que la comunidad haitiana tuviera que “soportar este tipo de odio”.
El gobernador DeWine fue un paso más allá al tildar de “basura” el bulo, aunque no llegó a condenar directamente a Trump ni a Vance. “Esto es una basura que simplemente no es verdad. No hay evidencia de esto en absoluto”, dijo en una entrevista con ABC News.
“Voy a seguir llamándolos ilegales”
En la misma entrevista con ABC News, emitida el pasado domingo, DeWine añadió que, aunque la llegada de miles de personas desde 2020 ha traído algunos “retos”, los residentes haitianos de Springfield están allí de manera legal y están beneficiando económicamente a la ciudad. “Esta discusión sobre los haitianos comiendo perros no es útil”, dijo. “Estas personas están aquí legalmente y quieren trabajar, y de hecho están trabajando. Y cuando hablas con los empresarios, lo que te dicen es que no saben qué haríamos sin ellos. Están trabajando, y están trabajando muy duro”, continuó.
La mayoría de los inmigrantes haitianos se encuentran legalmente en el país gracias al programa de estatus de protección temporal, o TPS, por sus siglas en inglés, el cual permite a personas de países designados por el Departamento de Seguridad Nacional vivir y trabajar legalmente en Estados Unidos durante 18 meses, periodo que el departamento puede renovar indefinidamente. TPS no incluye una vía hacia la residencia permanente o la ciudadanía.
En el caso de Haití, la Administración de Barack Obama concedió esta protección a los haitianos que vivían ilegalmente en Estados Unidos en 2010 y el Gobierno de Joe Biden la renovó el pasado mes de junio.
A pesar de estos hechos, tanto Trump como Vance insisten en que los inmigrantes en Springfield no solo se están robando y comiendo las mascotas de sus vecinos, sino que además deberían ser deportados porque, según ellos, están en el país de forma ilegal. De hecho, la semana pasada Trump dijo que su plan de llegar a cabo la “mayor deportación” de la historia de Estados Unidos comenzaría en Springfield.
Y Vance dijo este miércoles que seguirá calificando de “illegal aliens” a los haitianos residentes de Springfield aunque no lo sean. “Si Kamala Harris agita la varita ilegalmente y dice que estas personas están ahora aquí de forma legal, seguiré llamándoles extranjeros ilegales”, aseguró el candidato a vicepresidente en respuesta a la pregunta de un periodista tras un mitin en Raleigh, Carolina del Norte. “Una acción ilegal de Kamala Harris no convierte a un extranjero en legal”.
Trump lleva tiempo criticando el programa TPS, llegando incluso a intentar acabar con él durante su presidencia. Ahora, su compañero de fórmula repite esas críticas y dice que el programa es ilegal. No lo es.