Biden saca pecho por la situación económica pese al escepticismo de los votantes

La economía de Estados Unidos va bien. El presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, lo explicó el miércoles tras la última reunión de política monetaria previa a las elecciones presidenciales del 5 de noviembre. El banco central bajó los tipos medio punto, un movimiento agresivo para evitar un debilitamiento excesivo del mercado laboral, pero la tasa de paro sigue siendo baja (4,2%) y la inflación se ha reducido drásticamente (2,5%). El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ya no es candidato a la reelección. Aun así, dio este jueves un discurso en el Club Económico de Washington para sacar pecho de la situación económica y celebrar la decisión de la Fed. Las subidas de precios de 2021 a 2023, sin embargo, siguen pesando mucho en el ánimo de los ciudadanos.

“Dos años y medio después de que la Reserva Federal empezara a subir los tipos de interés, anunció que empieza a bajarlos. Creo que es una buena noticia para los consumidores, y eso significa que el coste de comprar una casa, un coche y muchas otras cosas, bajará. Y es una buena noticia, en mi opinión, para la economía en general”, dijo Biden en su intervención, que se convirtió en un repaso de toda su gestión, incluyendo el impulso a leyes como la de infraestructuras, la de inversión en microprocesadores o las de impulso de las energías verdes.

El presidente recordó que heredó una economía sumida en la crisis de la pandemia. De hecho, subrayó que Donald Trump es uno de los dos expresidentes que dejó el cargo con menos puestos de trabajo en el país que cuando lo asumió. Con Biden, Estados Unidos ha batido récords de creación de empleo, pero las cifras están en ambos casos distorsionadas por la pandemia, al igual que la inflación estuvo condicionada por ella, por los atascos en la cadena de suministro y por la guerra de Ucrania, principalmente. Biden, en todo caso, atacó a su antecesor también por su respuesta a la crisis sanitaria: “Su fracaso en la gestión de la pandemia provocó la muerte de cientos de miles de estadounidenses”, afirmó.

Las encuestas, sin embargo, muestran de forma sistemática el descontento de los ciudadanos con la situación económica. La inflación ha bajado, pero los precios no lo han hecho. Siguen siendo mucho más altos que cuando Biden juró el cargo de presidente. “La gente está experimentando precios altos en lugar de inflación alta, y entendemos que eso es doloroso”, dijo Powell en la rueda de prensa del miércoles.

Quizá por eso, Biden no termina de convencer cuando habla del retroceso de la inflación. “En su punto álgido, como todos ustedes saben, la inflación fue del 9,1% en Estados Unidos. Hoy está mucho más cerca del 2%. Eso no significa que nuestro trabajo haya terminado. Ni mucho menos, nadie debe confundir por qué estoy aquí. No estoy aquí para dar una vuelta triunfal. No estoy aquí para decir: ‘Un trabajo bien hecho’. No estoy aquí para decir: ‘No tenemos mucho más trabajo que hacer’. Sí que nos queda trabajo por hacer”, señaló el presidente.

“Bajar los tipos de interés no es una declaración de victoria. Es una declaración de progreso, para señalar que hemos entrado en una nueva fase de nuestra economía y nuestra recuperación”, argumentó.

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La independencia de Powell

Biden defendió la independencia de la Reserva Federal, que podría verse amenazada por Trump si es elegido para otro mandato. Trump presionó públicamente al banco central para que bajara los tipos durante su presidencia y ha amenazado con intervenir más activamente en caso de lograr un segundo mandato. “Haría un daño enorme a nuestra economía si alguna vez se pierde esa independencia”, dijo Biden, que durante su intervención afirmó equivocadamente que nunca se había reunido con Powell mientras ha sido presidente.

Sí que lo hizo, aunque el resultado de aquella reunión fue impecable: Biden reconoció que el papel central en la lucha contra la inflación corresponde al banco central. El presidente recibió a Powell el mismo día en que plasmó la promesa de respetar su independencia en un un artículo en The Wall Street Journal en el que escribió que la Reserva Federal tiene la responsabilidad principal de controlar la inflación: “Mi predecesor degradó a la Fed y los anteriores presidentes han tratado de influir en sus decisiones de forma inapropiada durante los períodos de inflación elevada. Yo no lo haré”, dijo entonces. Ha cumplido su promesa.

Trump se mostró relativamente comedido el miércoles en su respuesta a la rebaja de tipos aprobada por la Fed. Al expresidente, que se la tiene jurada a Powell por defender su independencia, no le gustó mucho que en la última reunión previa a las elecciones, la Fed bajase los tipos. Y que además lo hiciese con un mensaje de optimismo económico que suscribiría cualquier miembro de la campaña de Kamala Harris. Él intentó ignorar ese mensaje positivo.

“Supongo que demuestra que la economía está muy mal para recortarlos tanto, suponiendo que no estén simplemente jugando a la política”, dijo Trump en un evento relacionado con las criptomonedas en Nueva York. “O la economía está muy mal o están jugando a la política, una cosa o la otra. Pero ha sido un gran recorte”, añadió, tratando de arrimar el ascua a su sardina.

La vicepresidenta, en cambio, celebró la decisión de la Reserva Federal. “Aunque este anuncio es una buena noticia para los estadounidenses que se han llevado la peor parte de los altos precios, mi atención se centra en el trabajo que tenemos por delante para seguir bajando los precios. Sé que siguen siendo demasiado altos para muchas familias de clase media y trabajadora, y mi principal prioridad como presidenta será reducir los costes de las necesidades cotidianas como la atención sanitaria, la vivienda y los comestibles”, afirmó a través de un comunicado difundido por su campaña.

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