Al menos 20 muertos y más de 450 heridos en varias explosiones en ‘walkie-talkies’ en Líbano
Tras los buscas, los walkie-talkies. El segundo día de explosiones en aparatos electrónicos encargados hace meses por Hezbolá ha causado este miércoles 20 muertos y más de 450 heridos, y sumido al partido-milicia libanés en la paranoia, ante una nueva muestra de la inédita infiltración masiva que casi sin ninguna duda han logrado los servicios secretos de Israel en el extranjero, el temido Mosad. Las detonaciones, una vez más activadas a distancia, se produjeron a media tarde en los principales feudos de Hezbolá en el país, incluido en plena procesión fúnebre a las afueras de Beirut de cuatro de los 12 muertos que había provocado en la víspera un ataque casi simultáneo en miles de buscas, con cerca de 3.000 heridos. Sin reivindicarlas explícitamente, como es habitual, el ministro israelí de Defensa, Yoav Gallant, ha felicitado a las fuerzas de seguridad del país por sus “excelentes logros” y señalado que están ya en una “nueva fase de la guerra”, mientras que el jefe del Estado mayor, Herzi Halevi, ha advertido de que cuentan aún con “muchas más capacidades” que se han reservado en la lucha contra Hezbolá.
Las explosiones de este miércoles no han sido en buscas, como las del martes, sino en walkie-talkies y en placas solares. Han sido menos, pero más potentes. “Fue un sonido fuerte, pero no de explosión, explosión como la que haría misil. Se oyó algún grito, pero la procesión fúnebre continuó”, explicaba Ayya, una joven testigo ataviada con una abaya, en la procesión fúnebre en Dahiye, al sur de la capital, mientras los presentes coreaban “¡Responderemos a tu llamado, oh Husein!”, por el nieto de Mahoma venerado en el islam chií, que profesan los integrantes de Hezbolá. Niños y adultos señalaban a los drones israelíes que sobrevolaban el acto desde las alturas.
Las víctimas sufren heridas principalmente en el estómago y las manos. Un vídeo ha captado la explosión en Dahiye y cómo un miembro de los servicios de seguridad cae herido al suelo. Un coche ardiendo en Zahle, en el valle de la Becá; la explosión de una placa solar; un sofá y una mesa ennegrecidos cerca de Tiro… Las imágenes del resultado del resto de ataques han circulado desde los primeros minutos, también en grupos israelíes de Telegram, lo que da muestra del nivel de infiltración.
Hezbolá adquirió los walkie-talkies hace cinco meses, en el mismo periodo en el que compró los buscas, según una fuente de seguridad citada por Reuters. Las imágenes de los aparatos que explotaron examinadas por la agencia mostraban un panel interior con la etiqueta “ICOM” y “made in Japan”. Según su sitio web, ICOM es una empresa de radiocomunicaciones y telefonía con sede en Japón.
Dos tanques y un blindado del ejército libanés se apostaron en el lugar de la procesión, lo que es muy inusual. Jóvenes del barrio, algunos con fusiles, cerraban nerviosos los accesos con vallas, que solo retiraban para que ingresasen las ambulancias o los rostros conocidos. Las banderas amarillas de Hezbolá y las imágenes de líderes iraníes acompañaban la marcha con los ataúdes en alto, en medio de lágrimas, expresiones de duelo, rezos y golpes en el pecho. Los cadáveres fueron trasladados hasta una sala decorada con imágenes de líderes iraníes y de Hezbolá, asesinados por Israel o EE UU, y con decenas de tumbas de milicianos caídos “en el camino a Jerusalén”, como señalan las lápidas.
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Si el primer ataque ya supuso una humillación y desveló el mayor agujero de seguridad de Hezbolá desde que nació en los años ochenta, el segundo ha convertido casi cualquier aparato electrónico en sospechoso. Al shabab (los jóvenes, en árabe), como llaman todos a quienes forman el alma de Hezbolá y se mueven a toda velocidad en moto de un lado a otro, impedían inquietos la presencia de ordenadores, se mostraban recelosos de los iPhone y obligaban a borrar grabaciones con el móvil.
Más tensión
El nuevo ataque lleva a otro nivel la guerra de desgaste entre Hezbolá e Israel, tanto abierta, en la frontera, con cientos de muertos en casi 11 meses, como soterrada, con sabotajes que carecen de precedentes, como los de estos dos últimos días. “Si el enemigo cree que con esta nueva forma de ataque conseguirá su objetivo, no sabe que en nuestra cultura, cuando nos cortan la mano izquierda, cogemos la espada con la derecha”, ha dicho uno de los principales líderes de Hezbolá, Hashem Safi Al Din, para tratar de elevar la moral ante el evidente palo estratégico. “Si [el primer ministro israelí, Benjamín] Netanyahu cree que, con esto, los colonos del norte de Palestina [los habitantes del norte de Israel] podrán volver a sus casas, le digo que no conseguirá ese objetivo y que verá cómo es así en los próximos meses”, añadió.
El dirigente ha insistido en que el lanzamiento de cohetes y drones contra Israel este miércoles, como cada día, muestra que el ataque no ha mermado la capacidad de la organización para combatir y que, en cualquier caso, no es la respuesta a la detonación de los buscas, que recibirá “una respuesta distinta” más adelante.
La temperatura de las declaraciones, mientras, no ha parado de aumentar a ambos lados de la frontera más caliente de Oriente Próximo. Netanyahu ha sido críptico, para dar imagen de dureza en una sola frase: “Devolveremos a los residentes del norte a sus casas en seguridad”. Y su ministro de Defensa ha afirmado ante personal de la Fuerza Aérea: “El centro de gravedad se está desplazando hacia el norte. Estamos desviando fuerzas, recursos y energía hacia el norte”. Este jueves, el líder de Hezbolá, Hasan Nasrala, dará su discurso más esperado en casi un año desde el ataque de Hamás y la invasión israelí de Gaza que han incendiado la región.
El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas se reunirá este viernes, a petición de Argelia. El secretario general de la ONU, António Guterres, advirtió de que las explosiones suponen “un grave riesgo de escalada dramática en Líbano y debe hacerse todo lo posible para evitar esa escalada”. “Obviamente, la lógica de hacer explotar todos estos artefactos es hacerlo como ataque preventivo antes de una operación militar de envergadura”, declaró a la prensa antes de la reunión anual de líderes mundiales en la Asamblea General de la ONU.