El asesinato de un niño japonés en China eleva la tensión entre Pekín y Tokio
Un niño japonés de 10 años ha muerto en la madrugada de este jueves en China tras ser apuñalado el miércoles por la mañana. Eran las ocho en punto, iba con su madre al colegio. Se encontraba a 200 metros de la escuela japonesa a la que acudía en la ciudad de Shenzhen, un epicentro tecnológico al sur del país. En la escena del crimen fue detenido el presunto autor, un hombre de 44 años, del que se desconoce la identidad, pero con apellido chino, Zhong, según la policía.
Aunque un portavoz de Exteriores chino ha asegurado que se trata de un caso “aislado” que podría ocurrir en cualquier país, son notables los paralelismos con otro ataque de junio. Entonces, un niño japonés y su madre fueron heridos con un cuchillo por un ciudadano chino cuando esperaban al autobús escolar en Suzhou, una ciudad con fuerte presencia de compañías y ciudadanos japoneses, cercana a Shanghái. Los japoneses se salvaron, pero en el suceso murió la cuidadora china del autobús, al tratar de defenderlos e inmovilizar al atacante. Unas semanas más tarde, según pudo comprobar este periódico, en el barrio japonés de Suzhou seguía habiendo una fuerte vigilancia policial, un indicador de lo sensible del asunto. Aún no se han esclarecido los motivos de ninguno de estos dos ataques.
“Enseñanzas de odio durante mucho tiempo”
Este jueves por la tarde, la gente se ha acercado a depositar flores a las puertas de la escuela japonesa en la acomodada zona de Shekou, en Shenzhen, que alberga a la mayor parte de la comunidad extranjera de la ciudad y colegios internacionales. “Como chinos, nos oponemos a este comportamiento, nos oponemos a las enseñanzas de odio”, ha declarado a Reuters un hombre que se ha identificado como un residente ordinario de Shenzhen. “Muchos de nosotros hemos estado bajo tales enseñanzas de odio durante mucho tiempo, lo que ha tenido consecuencias nefastas”.
El acuchillamiento llega en un momento de tensas relaciones entre Pekín y Tokio, inflamadas por el nacionalismo, las heridas no cerradas del pasado, disputas territoriales irresueltas y una renovada carrera armamentística. El acuchillamiento ha coincidido con la celebración en China del 93º aniversario del llamado incidente del 18 de septiembre, que dio inicio a la invasión japonesa de Manchuria, en 1931, y abrió la puerta a la posterior guerra sinojaponesa.
En China siguen estando muy presentes episodios como la masacre cometida por las tropas imperiales japonesas en 1937 en Nankín, entonces la capital de la República Popular, uno de los episodios más brutales y sangrientos de aquella larga contienda. Durante seis semanas los soldados japoneses asesinaron, en una orgía de sadismo, a más de 100.000 chinos (algunas fuentes lo elevan a 300.000), con ejecuciones en masa y decenas de miles de violaciones.
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El miércoles, la misma jornada del ataque, el ministerio de Defensa japonés denunció lo que denominó la primera incursión en aguas contiguas niponas de un portaaviones y dos destructores chinos. La zona es cercana a las islas Senkaku, controladas por Japón y reclamadas por China (que las llama Diaoyu). Pekín aseguró, por boca de un portavoz de Exteriores, que las actividades de su flota eran consistente con las leyes internas chinas y el derecho internacional. A finales de agosto, Tokio ya había condenado la violación de su espacio aéreo por parte de un avión espía chino.
“Me tomo el incidente muy en serio”, ha dicho la ministra de Exteriores de Japón, Yoko Kamikawa, en la comparecencia de este jueves en la que ha confirmado la muerte del niño, de madre japonesa y padre chino. El pequeño fue hospitalizado e intervenido de urgencia, pero no se ha podido salvar. “Esto no debería ocurrir nunca en ningún país. En particular, lamento sinceramente que este acto despreciable se cometiera contra un niño de camino a la escuela”, ha añadido la ministra.
Japón ha pedido a China una explicación detallada de los hechos y que adopte fuertes medidas de seguridad, según la ministra. La embajada japonesa en la República Popular ha incidido en que se trata de un incidente “grave” y ha reclamado al Gobierno chino que haga todo lo posible para proteger a los ciudadanos japoneses en el país. “La parte china proporcionará la ayuda necesaria a su familia”, ha asegurado Lin Jian, portavoz del ministerio de Asuntos Exteriores chino.
Ataques contra colegios japoneses
En la República Popular, el sentimiento antijaponés sigue bastante presente. El verano pasado, cuando Pekín y Tokio se enfrentaron por el vertido de aguas de la central nuclear de Fukushima en el mar, al que se oponía fuertemente China, el citado colegio japonés de Suzhou fue atacado con huevos; otra escuela nipona en Qingdao (provincia de Shandong) recibió pedradas. Y este tipo de incidentes no son raros cada vez que se aviva un conflicto.
En las redes sociales chinas, los internautas se han quejado este jueves de que muchos de los comentarios sobre el asesinato están siendo censurados, signo en China de que se trata de un tema políticamente delicado. La mayoría de los mensajes que quedan a la vista critican el crimen, especialmente por ser la víctima un niño. Tras el apuñalamiento de junio en Suzhou, las redes sociales chinas ya tuvieron que eliminar cientos de mensajes ultranacionalistas. Algunos criticaban a la mujer china fallecida por haber ayudado a ciudadanos japoneses. A pesar del fuerte cerco de internet en China, días después aún quedaban algunos comentarios visibles. “No me representa”, respondía sobre su compatriota asesinada un usuario de Weibo (la red social más popular de China), bajo el mensaje de condolencias de la Embajada japonesa en Pekín. “¿Por qué no reconocen la historia de agresión contra China?”, reclamaba otro mensaje.
El analista y exembajador australiano en China Geoff Raby, de visita en la capital del gigante asiático, ha calificado el suceso de “espantoso”, al ser interrogado en una charla con corresponsales extranjeros. “El Partido Comunista ha construido el nacionalismo como una forma de legitimidad”, ha dicho. “Pero es como montar un tigre. No siempre puede controlarlo en su propio interés”.
La edición en inglés de Global Times, el periódico con vocación internacional del aparato de propaganda chino, abre su edición en línea de este jueves con un artículo de tono inflamado sobre las celebraciones del incidente del 18 de septiembre. “Aunque la guerra terminó hace tiempo, los últimos acontecimientos han reavivado la preocupación” sobre Japón, dice un texto que critica el creciente presupuesto militar nipón, y sus supuestas “provocaciones” en torno a Taiwán y el mar del Sur de china. También recuerda la reciente ofrenda del primer ministro japonés, Fumio Kishida, en el polémico santuario de Yasukuni de Tokio, construido en homenaje a los soldados japoneses muertos, entre los que hay criminales de guerra condenados.
Las víctimas de la agresión japonesa, especialmente China y las Coreas, ven las visitas al santuario como un ejemplo de la falta de remordimiento japonés. Kishida no se disculpó este agosto por las atrocidades cometidas, una omisión que los críticos ven como un blanqueamiento de los crímenes del pasado. “Debemos seguir vigilantes ante las maniobras de Japón para atizar los conflictos geopolíticos y alimentar una carrera armamentística en la región”, concluye un analista en el citado Global Times.
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