Consejos para educar a un niño de entre siete y nueve años
Un niño debe ser educado según su edad. Hoy hablaremos de los más grandecitos, entre siete y nueve años, que ya comprenden un poco más.
Debemos darles instrucciones claras y explicarles los por qué cariñosamente, pero firmes. Y una vez que ponemos una regla, hay que cumplirla.
Decirles que no cumplir tiene consecuencias y exponerles por qué se les pone un castigo. Repito, tiene que haber consecuencias si una persona hace algo mal, porque solamente los delincuentes hacen lo que les da la gana.
Las consecuencias
En el caso de las edades de las que estamos hablando, ya se les puede explicar más las cosas y preguntarles qué piensan del problema, porque ya el niño habla. Por ejemplo, si tiran los juguetes por dondequiera y luego no los recogen, o dejan un reguero al hacer la tarea, hay que disciplinarlos.
Ya tienen edad para saber que hay que respetar el espacio que se comparte con otros seres humanos. Tienen que ayudar en casa, de acuerdo con la edad.
Por ejemplo, pueden barrer con la colaboración de otra persona, o ayudar a recoger la basura. Mantener su ropa ordenada, dentro de lo posible. Cosas sencillas, pero importantes. Hacerles ver que todos tenemos obligaciones en la familia.
Y, a la hora de decir que “no” a algo, se le explica el por qué y se oye lo que opina al respecto, pero tiene que obedecer. Pare de contar, sea firme. Diga las cosas mirando al niño a los ojos, y con cara seria.
Esto no es un juego. Nunca quite un castigo una vez que lo puso, porque el niño no va a creer en usted y se convertirá en un experto en salirse con la suya. Disciplina, con mucho amor, pero una vez que diga no, es no. Esto cambia de manera drástica con la adolescencia.
Niños grandes, problemas grandes
A los nueve años ya estamos en la preadolescencia. Y ya lo dice su nombre: adolece de ser niño, pero también de ser adulto. Está muy confundido.
A medida que la adolescencia es más fuerte —cuando se acerca a los 12-15–, los problemas son más fuertes, porque el niño empieza a pensar que sus amigos son los sabios y que los padres son unos viejos que no saben lo que hacen. Unos dinosaurios.
Es una etapa difícil, pero de ello hablaremos otro día. Voy a darle herramientas para no alejarse de su hijo, ni dejar que la rebeldía lo lleve por un mal camino.