La UE elude reconocer a Edmundo González como ganador en Venezuela para evitar el ‘error Guaidó’
La Unión Europea ha sido taxativa a la hora de dejar claro que no reconocerá a Nicolás Maduro como presidente “legítimo” de Venezuela, por su negativa a hacer públicas todas las actas públicas de las elecciones presidenciales del 28 de julio en Venezuela. Pero ha evitado, al menos por el momento, dar el siguiente paso —que reclama ahora la oposición española— de declarar al candidato opositor, Edmundo González, presidente electo. Un recelo que se explica en parte por el fiasco que supuso para Bruselas el precedente más inmediato, el del también opositor venezolano Juan Guaidó, al que la UE —como decenas de países de todo el mundo— reconoció en 2019 como presidente “encargado” para luego tener que dar marcha atrás sin haber obtenido ninguno de los resultados esperados de ese gesto tan inusual en la diplomacia internacional.
“Venimos muy escarmentados, lo de Guaidó fue una operación política fracasada de Occidente que acabó cortando vías de comunicación en Europa y Estados Unidos con Venezuela y empujó a Caracas más aún hacia Rusia e Irán”, analiza una fuente europea que estuvo muy implicada en las relaciones y negociaciones con América Latina en esa época. “Hay conciencia de que el reconocimiento de Guaidó no tuvo los efectos buscados”, coincide otra fuente comunitaria.
El entonces presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela se proclamó a comienzos de 2019 presidente interino o encargado, un título que le reconocieron unos 60 países, entre ellos Estados Unidos y España, así como Alemania, Francia, Reino Unido, Dinamarca, Austria o Suecia. Dos años más tarde, sin embargo, la UE le dejó de reconocer ese cargo y pasó a llamarlo simplemente líder de la oposición. Guaidó, que había sido recibido en la Casa Blanca y también en Bruselas por las más altas autoridades europeas, acabó huyendo primero a Colombia para acabar en Miami, donde ejerce una discreta oposición a Maduro.
Entre medias, el “error de cálculo” que, según las fuentes consultadas, supuso creer que el reconocimiento de Guaidó “volcaría la situación” en Venezuela y daría fuerzas a la oposición para acabar con décadas de gobiernos chavistas solo logró un mayor atrincheramiento de Caracas. Y tuvo, además, otro efecto colateral, señalan las mismas fuentes: afectó fuertemente al diálogo regional entre Europa y América Latina.
Recomponer esa relación ha costado varios años; se materializó en la celebración, tras siete años de ausencia, de la primera cumbre UE-Celac en Bruselas en julio de 2023, al comienzo de la presidencia española de turno del Consejo de la UE. Unos años en los que, junto con el Gobierno del demócrata Joe Biden, que también ha relajado sanciones, se trabajó intensamente por la vía diplomática que permitió llegar al Acuerdo de Barbados entre el Gobierno venezolano y la oposición que, pese a múltiples trompicones, acabó permitiendo la celebración de las elecciones presidenciales de julio con participación de la oposición (aunque después de que el régimen apartara a la principal dirigente, María Corina Machado).
Pese a que la proclamación de Maduro como vencedor sin mostrar las actas que lo validen ha supuesto un fuerte paso atrás, la UE sigue pensando que todavía queda espacio para buscar una salida negociada, especialmente con los actores regionales, Brasil y Colombia, en primera línea, ejerciendo una presión inédita sobre Caracas.
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En este contexto, señala otra fuente comunitaria, hay un grupo de países europeos, si no mayoritario, sí lo suficientemente amplio como para impedir por ahora un cambio de posición conjunta europea (que requiere la unanimidad de los 27) hacia el reconocimiento de Edmundo González, sin pruebas claras de su victoria. Creen, como manifestó el propio alto representante para Política Exterior de la UE, Josep Borrell, tras la última cita de ministros en Bruselas en agosto, que “todavía hay tiempo” para intentar buscar una solución negociada.
“Maduro será presidente interino hasta que se produzca el momento en el que se debería proceder al relevo. Esto será en enero. De aquí a enero hay tiempo”, señaló al respecto Borrell.
En la cita, los Veintisiete subieron el tono, en parte a instancias de España, y acordaron no reconocerle a Maduro “legitimidad democrática” por su negativa a mostrar todas las actas electorales, pasado un mes desde los comicios. En la reunión, el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, abogó por buscar “herramientas” que permitan una “solución pacífica entre venezolanos, genuinamente venezolana, que no venga impuesta desde el exterior y que permita una negociación entre el Gobierno y la oposición con ese objetivo que tiene España de que sea la voluntad democráticamente expresada por los venezolanos la que triunfe”.
La idea, corroboran ahora diversas fuentes consultadas, es dar espacio suficiente —o al menos no provocar un nuevo portazo— para que puedan fructificar los esfuerzos de Colombia y Brasil, junto con México, para buscar una salida negociada. Sobre todo en momentos en que dentro del propio chavismo se perciben diferencias. “Reconocer a Edmundo González podría provocar el cierre absoluto del sistema justo cuando se ven grietas en él” e impedir así cualquier intento de “transición democrática” negociada, señalan esas fuentes.
Pero este compás de espera no significa que Bruselas esté paralizada, advierten. Aunque por el momento el propio Borrell ha descartado nuevas sanciones —recordando que prácticamente todo el chavismo (55 personalidades) está en la lista negra de la UE sin grandes efectos— estas pueden ser activadas en cualquier momento. De hecho, a mediados de mayo, los Veintisiete decidieron hacer un gesto ante los “pasos alentadores” en la senda hacia las elecciones de julio y sacaron de su lista negra (que implica la prohibición de entrada a cualquiera de los 27 países del club comunitario y la congelación de activos) a cuatro personas, entre ellas el presidente del Consejo Nacional Electoral de Venezuela, Elvis Amoroso, cercano a Maduro.
A la par, decidió acortar los plazos de renovación de las sanciones: en vez de ratificarlas anualmente, las prorrogó solo hasta el 10 de enero de 2025, fecha establecida constitucionalmente para la toma de posesión del próximo presidente electo. Un gesto que se hizo a la espera de que se produzcan pasos positivos, pero que también permite un mayor margen de maniobra, advierten las fuentes, si se confirman los negativos. Aunque los pasos se seguirán midiendo al extremo, para evitar un nuevo Guaidó.
Más allá de los movimientos entre los países miembros de la UE, el Partido Popular en el Parlamento Europeo ha pedido un debate y una resolución favorable al reconocimiento de Edmundo González, con posibilidades de que se analice en el pleno de la próxima semana en la Eurocámara.