Hunter Biden se declara culpable para evitar el juicio por fraude fiscal
Hunter Biden, el hijo del presidente Joe Biden, ha acordado finalmente declararse culpable en el juicio que se le sigue por nueve delitos fiscales y la evasión de 1,4 millones de dólares en impuestos. Es el más reciente giro que ha dado este proceso, el segundo que se lleva este año en contra del hijo del mandatario. Su defensa intentó este jueves, de último minuto y justo cuando el proceso se ponía en marcha con la selección del jurado, que Biden se acogiera a una inusual figura con la que acordaba recibir un castigo, pero mantener su inocencia. Los fiscales objetaron la maniobra. “Hunter Biden no es inocente, es culpable. Y no merece declararse no culpable con una situación especial que solo se le puede aplicar a él”, aseguró David Weiss, el fiscal especial. El rechazo de la Fiscalía hizo que la defensa buscara una nueva salida para impedir el proceso.
Hunter Biden cierra este jueves un capítulo que duró cinco años, desde que se inició la investigación en su contra. Cuando supo que las autoridades abrieron la pesquisa, Biden cubrió eventualmente su deuda con el fisco con dos millones de dólares de impuestos atrasados y algunas penalidades. El juez del caso, Mark Scarsi, recordó este jueves que los delitos le podrían generar una sentencia máxima de 15 años de prisión y el pago de una multa de entre 500.000 y un millón de dólares. El presidente Biden ha descartado antes la posibilidad de usar los poderes del Ejecutivo para perdonar a su hijo.
La primera sorpresa la dio esta mañana Abbe Lowell, el abogado de Hunter Biden. Este anunció el cambio de opinión de su cliente, quien en julio del año pasado se había declarado no culpable después de que se cayera una negociación entre la defensa y los fiscales para un acuerdo judicial. Lowell aseguró este jueves que Hunter Biden pretendía invocar el acuerdo Alford, con el que admitiría que los fiscales cuentan con suficiente evidencia para lograr una condena mientras él sostiene su inocencia.
Weiss, no obstante, afirmó que la estrategia solo subrayaría algo que él pretende probar durante el juicio, que el hijo del presidente de Estados Unidos ha tenido un tratamiento especial gracias a quien es. El fiscal especial solicitó tiempo al juez Scarsi, para escribir un argumento de rechazo a esta argucia. El magistrado, quien llegó a la corte de distrito nombrado por Donald Trump, accedió y llamó a reanudar la sesión a las nueve de la mañana del viernes.
“Vamos a seguir”, dijo minutos después a la corte Lowell. El abogado dijo a los presentes en la sala que un nuevo proceso, de al menos un mes de duración y con unos 30 testigos citados a declarar, entre los que hay varios integrantes de la familia presidencial, sería muy duro para los Biden. En junio, Hunter Biden fue declarado culpable de la compra y posesión ilegal de un arma en un juicio celebrado en Delaware. Su sentencia se dará a conocer una semana después de las elecciones del 5 de noviembre.
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La salida de Joe Biden de la carrera presidencial redujo un poco el interés en el segundo proceso a Hunter Biden. El juicio encerraba el peligro de convertirse en una bomba política que podía descarrilar a su padre en su intento de mantenerse en la Casa Blanca. Amenazaba ahora con convertirse en un escándalo en el ocaso de la presidencial, pero aún con posibilidades de impactar a Kamala Harris en la recta final de la campaña.
Los fiscales habían preparado un caso para mostrar los negocios que Hunter Biden hizo en el extranjero, entre ellos con un empresario rumano, Gabriel Popoviciu, quien lo contrató para tener mejor acceso al Gobierno estadounidense. Los republicanos llevan años acusándolo de enriquecerse al presumir su influencia en la Administración demócrata con su protagónico rol en empresas foráneas como Burisma, la energética ucrania de la que fue consejero entre 2014 y 2018. Comenzó en ese cargo cuando su padre era el vicepresidente de Barack Obama.
El juicio no solo podía dañar a la Administración demócrata. También prometía en convertirse en una mancha más sobre los Biden. La defensa de Hunter Biden acusó durante una vista judicial de agosto que los fiscales tenían como objetivo el acoso y derribo del personaje, el primer hijo de un presidente en funciones que se sienta en el banquillo de los acusados. “Quieren cubrirlo de lodo porque ese es todo el propósito de este juicio”, aseguró Mark Geragos, uno de los letrados.
Geragos se quejaba entonces ante el juez de los fiscales deseaban exponer ante el jurado una serie de detalles salaces que pretendían ilustrar la gran vida, llena de alcohol, drogas, sexo y lujo, que Hunter Biden se dio mientras evadió impuestos por cuatro años. Biden es un egresado de Yale y Georgetown y quien sufrió durante varios años las adicciones, que lo llevaron a compartir crack con adictos en moteles de poca monta de Los Ángeles.
En manos de los fiscales hay muchos datos que los republicanos han utilizado como munición contra los Biden. Entre estos destacan el pago a una prostituta y una transferencia de 1.500 dólares a una bailarina de striptease. Muchos de los gastos y excesos fueron revelados por el propio Hunter en su autobiografía, Cosas Bonitas (2021). En abril de 2018, pagó 1.700 dólares por alquilar un Lamborghini cuando llegó por primera vez a California, donde reside. Entre abril y mayo de aquel año, el lobista gastó 43.000 dólares para alojarse en el Chateau Marmont, el famoso hotel de Sunset Boulevard frecuentado por las estrellas del cine. Un poco más adelante, ese mismo 2018, prestó a su entonces pareja 7.215 dólares para pagar alojamientos de Airbnb.
El fiscal David Weiss afirma que Biden utilizó hoteles a manera de residencia. Este estilo de vida dejó un reguero de viajes y noches de alojamiento en Atlantic City, Nueva York y Los Ángeles por un monto de 112.000 dólares. “Estas estancias no tenían ningún propósito de negocios… En su lugar, como describe en su libro de memorias, eran utilizados para encontrarse con su entonces novia y para constantes fiestas”, asegura la acusación. Weiss afirma que también hizo pasar gastos personales como si fueran corporativos en sus finanzas. Entre estos el pago de la colegiatura de una de sus hijas en la Universidad de Columbia, en Nueva York.