Macron multiplica las consultas para designar al primer ministro tras siete semanas de bloqueo
Emmanuel Macron multiplica las consultas para nombrar a un primer ministro, casi dos meses después de la segunda vuelta de las elecciones legislativas del pasado julio, que sumieron al país en una crisis. El presidente recibirá este lunes a Bernard Cazeneuve, el último jefe de Gobierno del exdirigente socialista François Hollande, que se reunirá también con el mandatario, al igual que el antiguo jefe de Estado conservador Nicolas Sarkozy. Xavier Bertrand, presidente conservador de la región de Altos de Francia, participará en otras conversaciones por la tarde. Las presiones se acentúan para que se designe ya a un nuevo Ejecutivo, una tarea titánica después de que el hemiciclo quedase dividido en tres bloques, ninguno con mayoría.
Las reuniones no han sido anunciadas de manera oficial por el Elíseo, sino por fuentes cercanas a los políticos. Cazeneuve, de 61 años, fue el último primer ministro de Hollande entre 2016 y 2017 y se desempeñó también como ministro del Interior entre 2014 y 2016. Su nombre ha circulado con insistencia en los últimos días para suceder a Gabriel Attal, quien dimitió como jefe de Gobierno hace ya más de un mes. El Ejecutivo, desde entonces, se encuentra en funciones y ya ha superado el récord de 38 días alcanzado en 1953, durante la inestable IV República, el anterior régimen constitucional francés.
Bertrand, de 59 años, es el actual presidente conservador de la región de Altos de Francia y fue tres veces ministro entre 2005 y 2012, respectivamente de Sanidad, Trabajo, y Empleo. Su nombre también ha sido evocado en público para el puesto, especialmente desde la derecha.
El hecho de que Macron haya decidido reunirse Bertrand y con Cazeneuve, y con sus dos últimos predecesores, no implica que vaya a nombrar ya a un primer ministro. Pero deja entrever que podría ocurrir muy pronto. En Francia no hay voto de investidura al jefe del Ejecutivo. La Constitución, en su artículo ocho, establece que el presidente debe nombrar a un primer ministro y proteger a su Gobierno ante cualquier posible moción de censura. El Elíseo considera que Cazeneuve es la única personalidad que puede evitar una “mayoría en contra” y garantizar cierta estabilidad. Macron ha insistido en varias ocasiones en que busca una “mayoría sólida”, es decir, estable, y “necesariamente plural”, adscrita a principios como la defensa de la Unión Europea.
El presidente francés descartó nombrar el pasado lunes a la candidata de la izquierda unida, Lucie Castets, como primera ministra. El Nuevo Frente Popular (NFP), la alianza integrada por los socialistas, los comunistas, los ecologistas y La Francia Insumisa (LFI) de Jean-Luc Mélenchon, reclamaba las llaves del Gobierno por ser el bloque que más escaños obtuvo en las elecciones. La coalición se convirtió en la primera fuerza en la Asamblea Nacional con 193 de 577 diputados, aunque quedó muy lejos de la mayoría absoluta de 289. El bloque presidencial, formado por tres partidos de centro y centroderecha, obtuvo 166; y el ultraderechista Reagrupamiento Nacional (RN), 126.
Un Gobierno del NFP “contaría inmediatamente con una mayoría de más de 350 diputados en contra”, argumentó Macron en un comunicado, tras concluir su primera ronda de consultas políticas con los representantes de las distintas fuerzas parlamentarias. El dirigente, en ese momento, instó también a los socialistas, ecologistas y comunistas a “cooperar con las otras fuerzas políticas”.
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Tanto el bloque macronista como la derecha tradicional (47 escaños) y la extrema derecha han insistido en que votarían una moción de censura contra un Gobierno del NFP, no solo por incluir ministros de LFI sino por su programa. La coalición de izquierdas propone, entre otras medidas, derogar la reforma de las pensiones de Macron, que aumentó la edad de jubilación de los 62 a los 64 años, y elevar el salario mínimo a los 1.600 euros mensuales (actualmente es de unos 1.400).
Pros y contras de Cazeneuve
Cazeneuve cumple varios criterios buscados por Macron. En 2022, el experimentado político, que trabaja actualmente como abogado, abandonó el Partido Socialista tras el acuerdo de su formación con LFI para crear una alianza con ecologistas y comunistas, similar a la actual y que terminó implosionando. Su entorno ha afirmado a la prensa que no se ha presentado como candidato a primer ministro, pero que “si lo hace, es por deber y para evitar dificultades adicionales en el país”. El exministro del Interior es respetado tanto en una parte de la izquierda como a la derecha y ha coincidido con Macron, que fue ministro de Economía en el mandato de Hollande.
Su nombramiento, sin embargo, amenaza con desgarrar a la izquierda y romper la alianza creada a toda prisa antes de las legislativas, para hacer frente a la extrema derecha. El NFP mantiene que Castets es la única opción para gobernar y ha dicho que rechazará reunirse nuevamente con Macron si no es designada en el cargo. El veto de Macron para que la coalición de izquierda entre en el Gobierno ha evidenciado las profundas divisiones en el seno del PS.
En los últimos días, corrientes contrarias a la cúpula han expresado el rechazo a la estrategia de Olivier Faure, el primer secretario del partido, que ha defendido las alianzas con LFI. Para él, la formación —que prácticamente desapareció durante los años de Macron— es actualmente más fuerte dentro de la coalición de izquierdas. Pero no todos lo ven así. Otras dos corrientes creen que es necesario tener peso en el nombramiento del futuro primer ministro y por ello, aceptar nuevas reuniones con el presidente.
Las primeras reacciones a la hipótesis de que Cazeneuve sea nombrado como jefe de Gobierno llegaron este mismo domingo. Que el presidente se iba a reunir también con Bertrand se supo a última hora de la tarde. “Bernard Cazeneuve está en la lista de perfiles que me parecen capaces de unir a más allá de su propio campo”, ha afirmado la presidenta de la Asamblea Nacional, la macronista Yaël Braun-Pivet, en televisión. Ya es “tiempo de que tengamos un Gobierno”, ha subrayado.
Para Manuel Bompard, coordinador de LFI, el nombramiento del ex primer ministro de Hollande sería una “denegación de la democracia”. El político, ha insistido, “no puede ser considerado como un primer ministro de izquierda, ya que no tiene el respaldo de las cuatro formaciones políticas de la izquierda en la Asamblea Nacional”. El portavoz del RN, Laurent Jacobelli, ha dicho a su vez que tener a Cazeneuve como jefe de Gobierno sería “un salto hacia atrás de siete años”, una vuelta “al punto de partida” y un “fracaso para Emmanuel Macron”.
La gran incógnita, ahora, será saber si Macron propone a Cazeneuve o a Bertrand como primer ministro, y si el elegido acepta. Las elecciones legislativas del 30 de junio y 7 de julio, convocadas por sorpresa por Macron después de la victoria del Reagrupamiento Nacional en las europeas, provocaron un terremoto político en Francia y terminaron dibujando escenarios hasta ahora desconocidos.
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