Alemania reanuda las deportaciones a Afganistán dos días antes de unas elecciones marcadas por el debate migratorio
El Gobierno de Alemania ha anunciado este viernes la primera deportación de ciudadanos afganos desde que los talibanes volvieron al poder en agosto de 2021. La salida se produce solo dos días antes de unas elecciones cruciales para Alemania en los estados orientales de Turingia y Sajonia, donde la ultraderecha lidera las encuestas. Un avión con 28 afganos despegó a primera hora de la mañana del aeropuerto de Leipzig. Todos ellos son delincuentes convictos que “no tenían derecho a seguir en Alemania y sobre los que pesaban órdenes de expulsión”, anunció un portavoz del Gobierno de Olaf Scholz.
La operación se ha llevado con el máximo secreto, hasta el punto de que los ministros del Gobierno alemán seguían hablando en público de lo difícil que iba a ser cumplir la promesa que hizo Scholz en junio pasado de expulsar a nacionales afganos y sirios, países considerados inseguros. El canciller aseguró poco después del ataque con cuchillo en Mannheim, que acabó con la vida de un policía, que el Ejecutivo iba a empezar a negociar cómo deportar a los criminales de esas nacionalidades. El agresor de Mannheim es un afgano de 25 años residente en Alemania desde 2014.
Otro ataque con arma blanca en la ciudad de Solingen, que causó tres muertos el viernes pasado, ha recrudecido el debate sobre las leyes de migración y asilo en Alemania y ha aumentado la presión sobre el Ejecutivo de Scholz para adoptar una postura más dura. La respuesta del Ejecutivo llegó el jueves, con el anuncio del endurecimiento de varias normativas, pero el mayor golpe de efecto es, sin duda, el anuncio de que la primera deportación de criminales afganos ya se ha producido.
La carga simbólica de este vuelo es enorme. La salida de los 28 afganos se produce a dos días de unas elecciones cruciales para Alemania en las que la ultraderecha lidera las encuestas mientras los tres partidos de la coalición ―socialdemócratas, verdes y liberales― se juegan incluso su presencia en los parlamentos regionales de los Estados orientales de Turingia y Sajonia.
“Anunciamos, yo había anunciado, que también deportaríamos a los delincuentes a Afganistán”, aseguró Scholz este viernes durante una visita a un museo minero en Sajonia. “Hemos preparado esto cuidadosamente sin hablar de ello demasiado, porque tales planes solo tienen éxito si te esfuerzas, si lo haces con cuidado y muy discretamente”, añadió, y dio las gracias a todos los que han contribuido a que sea posible la deportación: “Esto es una clara señal de que cualquiera que cometa delitos penales no puede contar con que no será deportado, sino que buscaremos la manera de hacerlo como demuestra este caso”.
El portavoz gubernamental explicó que el Gobierno “ha realizado grandes esfuerzos en los últimos meses para reanudar los retornos en estos casos [delincuentes convictos] y ha apoyado a los Estados federados responsables a tal fin”. Son las autoridades migratorias de los 17 länder las que tienen las competencias para repatriar a extranjeros. “En vista de las condiciones marco notoriamente difíciles, Alemania ha pedido apoyo a socios regionales clave para facilitar la repatriación”, añadió: “El interés de Alemania por la seguridad prevalece claramente sobre el interés por proteger a delincuentes y personas peligrosas”.
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Cada deportado, con mil euros en mano
El semanario Der Spiegel asegura que la operación ha podido llevarse a cabo gracias a la mediación de Qatar. Un chárter de Qatar Airways despegó de Leipzig con destino a Kabul, la capital afgana, a las 6.56 de la mañana del viernes. En el Boeing 787 viajaban 28 criminales afganos que habían sido trasladados a Leipzig previamente desde varios Estados alemanes entre gran secretismo. Según fuentes oficiales citadas por la publicación, cada deportado ha recibido mil euros en mano antes de subirse al avión, en el que también viaja un médico. Esta primera deportación de ciudadanos afganos llevaba preparándose dos meses.
El Gobierno alemán no negoció directamente con el Gobierno de Kabul, con los que no tiene relaciones diplomáticas desde que los talibanes llegaron al poder, sino que pidió al emirato de Qatar “un apoyo discreto” para la deportación de los criminales a Afganistán, asegura Der Spiegel.
El Gobierno está decidido a hacer más efectivo el sistema de deportaciones después de conocerse que el presunto asesino de Solingen tenía una orden de expulsión a Bulgaria —por donde entró a la Unión Europea— que no llegó a ejecutarse. Cuando las autoridades fueron a buscarle, no lo encontraron y no volvieron a intentarlo, algo que el ministro de Justicia, Marco Buschmann, calificó el jueves de “chocante”. Entre los planes del Ejecutivo está el de retirar las prestaciones públicas a refugiados que regresen a sus países de origen sin razones de peso y a los que solicitaron protección previamente en otro país de la Unión.
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