Julia Navarro habla de sus lecturas predilectas
La idea de escribir ficción le llegó a Julia Navarro de improviso. El azar tocó a su puerta en unas vacaciones de verano cuando el siglo XXI apenas despertaba.
Llevaba más de la mitad de su vida contando la realidad política española e internacional en los medios de comunicación de su país y fue precisamente leyendo una noticia perdida en las páginas de un periódico, cuando la curiosidad y el tiempo libre se conjuraron para asignar un nuevo giro a su carrera y a su vida.
Julia, por diversión se lanzó de inmediato a la aventura de imaginar tramas y personajes para solucionar y “cuadrar el círculo” de la crónica leída, trazó con su regla experimentada las líneas de la investigación y con su compás de ingenio dibujó nuevas vidas. Lo demás es historia.
La hermandad de la Sábana Santa, su ópera prima publicada en 2004, superó sus expectativas. La convirtió de la noche a la mañana en una de las escritoras más vendidas a nivel nacional e internacional.
A este éxito global le siguieron siete novelas, una adaptación a una serie de televisión basada en su cuarto libro Dime quien soy y una decena de premios y reconocimientos.
Tú no matarás, su cuarta novela, se expone de manera permanente en uno de los estantes de la mítica Biblioteca de Alejandría.
La autora ostenta con orgullo el título nobiliario de duquesa de los navíos, un simpático reconocimiento concedido por el fallecido escritor Javier Marías, heredero en 1999 de la ficticia dinastía literaria de Redonda, un diminuto islote en el mar Caribe que guarda una lúdica y legendaria historia mezcla de ficción y realidad. Marías, “Xavier I de Redonda “, instituyó en su reinado una distinguida nobleza con títulos y ducados simbólicos para reconocer a creadores destacados por su contribución al arte y la literatura.
Tras dos décadas de una notable y exitosa carrera literaria, la escritora española continúa cautivando libro tras libro a millones de lectores en el mundo.
Sus novelas, traducidas a más treinta países, transmiten un profundo conocimiento del alma humana e invitan a la reflexión. Combinan el suspenso, la intriga, la complejidad, la ética y la actualidad con una profunda investigación histórica heredada del periodismo.
El año pasado debutó con un relato muy personal, Una historia compartida, y el mes que viene estrena su nueva novela, El niño que perdió la guerra.
Un niño. Dos países. Dos ideologías. Esta emocionante y ambiciosa novela relata la historia de un niño español enviado a la Unión Soviética en los últimos días de la Guerra Civil Española en contra de la voluntad de su madre, que trabaja como caricaturista para diarios republicanos.
Actualmente dedica todo su tiempo a escribir. Su talento para conectar culturas con sus historias y tocar con una varita mágica la memoria colectiva sigue invariable como en aquel profético verano que le cambió la vida.
Antes de ser periodista y escritora, Julia Navarro fue una apasionada lectora. Los libros la han acompañado siempre. Con ella compartimos una exquisita tarde en Madrid en compañía de su amigo y editor David Trías, hablando de su vida y de sus obras.
Respondió a nuestra invitación de “Confesiones de lector” esa misma tarde con la sencillez y entusiasmo que la caracterizan a la hora de compartir su mayor pasión: la lectura.
—Describe en pocas palabras tu encuentro con el libro…
Mi primer libro creo recordar que fue un volumen con los cuentos de los Hermanos Grimm… Blancanieves, La Cenicienta, La Bella Durmiente, Hänsel y Gretel, Caperucita y el Lobo. Pulgarcito… a los que siguieron versiones infantiles de El Quijote, la Odisea, El Mago de Oz, El Lazarillo de Tormes…
—¿Cuál es tu personaje literario preferido?
Sin duda alguna es Don Quijote de la Mancha. Sus aventuras, pero también sus valores, sus desengaños, su sabiduría… pero sobre todo su inmensurable humanidad.
—¿Qué libro regalarías a ciegas?
El Quijote.
—Tres escritores que hayan ejercido fuerte influencia sobre ti.
Somos lo que leemos, por tanto, en mí están las huellas de mis lecturas, las que me han ayudado a crecer, a conformar una personalidad, a debatir conmigo misma, a pensar, imaginar, soñar.
Me resulta difícil elegir tres escritores que hayan influido en mí, pero en fin… los escritores rusos de finales del XIX y principios del XX: Tolstoi, Dostoievski, Chejov… Y, por supuesto, Doris Leassing y Virginia Woolf.
—Cuando escribes, ¿tú decides el tema o este te elige a ti?
Las dos cosas, escribo de lo que me preocupa, de lo que me hace reflexionar sobre la condición humana. Mis novelas son un viaje al interior de los seres humanos, me muevo desbrozando esos claroscuros que todos llevamos dentro.
—¿Qué géneros sobresalen en el conjunto de los libros que posees?
Sobre todo, novela. Pero en mi biblioteca también encontrarás muchos libros de historia y sobre todo del mundo clásico, Grecia y Roma.
—Si una tormenta tomara por asalto tu biblioteca, ¿qué cinco obras rescatarías?
¡Noooo! Sería horrible solo poder salvar cinco libros. Desde luego El Quijote, Guerra y Paz, cualquiera de las novelas de Javier Marías, La Biblia y La Odisea. Pero esa pregunta es dificilísima. Es como pedirte que salves una parte de ti y condenes a las otras partes.
—¿Qué libro de los que habitan en ella te hubiese gustado escribir?
Todos y ninguno. He aprendido de todos, pero tengo mi propia voz.
—Borges expresó: “La lectura es una de las formas de la felicidad y no se puede obligar a nadie a ser feliz”. ¿Esa felicidad se puede contagiar?
Esa manera de ser feliz se puede enseñar. Por lo menos se puede intentar. Para eso es importante que en los planes educativos la lectura tenga un papel destacado en vez de apostar solo por las nuevas tecnologías.
Leer es una manera de encontrarse con uno mismo, una puerta abierta al conocimiento pausado, a la reflexión, a dejar volar la imaginación.
—¿Si fueses un libro, como te llamarías?
Pues… Todo por descubrir.
—¿Qué eslogan propondrías para una campaña nacional de lectura?
No tengo talento publicitario, pero si fuera una campaña dirigida a los niños quizá les diría que “Leer es la mejor de las aventuras”.