Lavar la ropa sin ensuciar el planeta
Una actividad tan sencilla y aparentemente inocua como lavar y secar la ropa puede tener un impacto considerable en el medio ambiente, teniendo en cuenta que la efectúan a diario millones de personas en todo el mundo, utilizando en conjunto enormes cantidades de productos con compuestos químicos, como suavizantes y detergentes, y empleando máquinas que consumen agua y electricidad en abundancia.
Por esa razón distintos equipos de científicos están investigando los efectos, a menudo subestimados y en general poco estudiados, de la higiene doméstica en la salud del planeta y sus recursos naturales y formas de vida, llegando a conclusiones inesperadas, en algunos casos.
Hoy en día, la mayoría de las personas se inclinan por llevar una vida respetuosa con el medio ambiente, pero esta inclinación no se aplica a los hábitos de lavado, donde el miedo a que nos consideren sucios suele triunfar sobre el deseo de mantener una higiene doméstica más ecológica, según la Universidad Tecnológica de Chalmers, UTCh, en Suecia.
De hecho, cuanto más propensa es una persona a sentir asco, más lava la ropa, según una investigación de la UTCh.
«Aunque las máquinas son más eficientes en términos energéticos, lo que tiene mayor impacto en el clima es la frecuencia con la que lavamos, y nunca hemos lavado tanto como ahora, por lo que las emisiones derivadas del lavado nunca han sido mayores», señala Erik Klint, investigador en la División de Análisis de Sistemas Ambientales de Chalmers.
El inadvertido impacto de lavar la ropa
Señala que «entre el 16 y el 35 por ciento de las emisiones globales de microplásticos provienen del lavado de fibras sintéticas» y que «los detergentes contribuyen a la eutrofización (exceso anormal de nutrientes inorgánicos como nitrógeno y fósforo en el suelo), mientras que el uso de energía y agua para el lavado también tiene impactos ambientales».
«Al mismo tiempo, la mayoría de nosotros parecemos no estar interesados en cambiar nuestros hábitos de lavado para reducir el impacto climático», lamenta Klint.
Una de las conclusiones más llamativas del estudio sueco es la relación entre la sensibilidad al asco y la propensión al lavado.
«Muchas personas experimentan un conflicto psicológico entre el deseo de lavar menos ropa para proteger el medio ambiente y el miedo a ser percibidos como individuos desagradables que llevan su ropa sucia», explica Klint.
«El asco es una fuerza impulsora psicológica y social muy fuerte. El estudio demuestra que cuanto mayor es nuestra sensibilidad al asco, más lavamos la ropa. El sentimiento de asco simplemente triunfa sobre la conciencia medioambiental», afirma.
Para Klint, el estudio destaca que las campañas y los mensajes actuales para conseguir que la gente actúe de forma respetuosa con el medio ambiente, a menudo no tienen en cuenta los aspectos psicológicos que se esconden detrás del comportamiento de las personas, como por ejemplo los relativos al asco.
Según este investigador «lavamos la ropa porque el cesto de la ropa está lleno o una de nuestras prendas favoritas está sucia, o porque hay un horario libre en la lavandería compartida» (o porque tememos que los demás nos consideren personas desagradables al llevar la ropa sucia, como ha relevado el estudio de Chalmers).
Por lo tanto, el foco de los mensajes y campañas medioambientales debería estar puesto en los comportamientos subyacentes que nos crean la necesidad de lavar, recalca.
Una de las principales sugerencias del estudio de Chalmers consiste en animar a la gente a utilizar más a menudo la ropa antes de dejarla en el cesto de la ropa sucia.
«Podría combatirse el exceso de lavados, con mensajes como ‘la mayoría de la gente usa su camiseta más de una vez’, proponiendo a las personas que sustituyan el uso de la lavadora por acciones como ventilar las prendas, cepillar la suciedad o eliminar manchas individuales a mano; o haciendo hincapié en argumentos económicos, como el de que «la ropa se desgasta cuando pasa por la lavadora«, concluye.
El secado también contamina y mucho
El secado de la ropa a máquina también tiene un impacto ambiental importante, según la Universidad de Northumbria (NU), en Newcastle, Reino Unido.
Un estudio de la NU en colaboración con científicos de la compañía Procter and Gamble, revela que secar la ropa con una secadora de condensación provoca la liberación de cientos de toneladas de microfibras potencialmente dañinas en vías fluviales y mares del Reino Unido y Europa.
Aunque las secadoras de condensación recogen la humedad de la ropa mojada en un recipiente, en vez de expulsarla al aire las secadoras con ventilación, los investigadores descubrieron que siguen generando contaminación a través del agua con microfibras vertidas en los desagües domésticos.
La mayoría de las microfibras que se desprenden de las secadoras se acumulan en el filtro de pelusas, pero algunos fabricantes recomiendan lavarlo periódicamente bajo el grifo, lo cual aumenta la contaminación por microfibras a través del agua, según el profesor John Dean, del Departamento de Ciencias Aplicadas de Northumbria.
Algunas soluciones prácticas
- Para evitarlo desde esta universidad proponen limpiar el filtro de pelusas a mano, con un cepillo suave, un paño o una aspiradora, y desechar las fibras recogidas, como residuos secos, en la basura doméstica, en lugar de lavarlo bajo el grifo. «Así se puede reducir la liberación de microfibras de las secadoras y contribuir a la protección del entorno acuático natural», concluyen.
- Para reducir el consumo de agua y electricidad, los especialistas de la firma Stanhome, especializada en el cuidado del hogar, recomiendan reducir al máximo la cantidad de veces que se utiliza la lavadora, «llenándola sin sobrecargarla y dejando un espacio libre equivalente al tamaño una mano, como mínimo, entre el tambor de la máquina y la ropa«.
- La mayor parte de la energía que consume una lavadora se emplea en calentar el agua, por lo que desde esta firma aconsejan utilizar programas de agua fría y lavados cortos.
- Los detergentes convencionales incorporan en sus fórmulas ingredientes químicos, que pueden irritar la piel y producir alergias, y dañar el medioambiente, especialmente a los organismos acuáticos, por lo que también se recomienda utilizar productos ecológicos y producidos teniendo en cuenta criterios de sostenibilidad.
- Tender la ropa al sol y al aire libre, en lugar de usar la máquina secadora, en los meses cálidos, y eliminar las arrugas de las prendas finas colgándolas en una pecha y exponiéndolas al vapor de la ducha, en vez de alisarlas con la plancha, en los meses fríos, son gestos que ahorran energía eléctrica, según Stanhome.