Movimiento Interiorista: homenaje a Sally Rodríguez y Gerardo Roa
El encuentro literario del Movimiento Interiorista del Ateneo Insular, correspondiente al mes de marzo, fue dedicado a los escritores dominicanos Sally Rodríguez y Gerardo Roa Ogando.
En la primera sesión, el sábado 23 por la tarde, se presentaron estudios sobre «el lenguaje de la conciencia»: Miguel Ángel Durán leyó «Identidad e inteligencia lingüística»; Luis Quezada Pérez, «La conciencia espiritual y la teología»; y Bruno Rosario Candelier, «Logos de la conciencia y creatividad».
El mismo sábado por la noche, la segunda sesión se dedicó a la poeta Sally Rodríguez: «La inspiración poética de Sally Rodríguez, por Luis Quezada; «La revelación espiritual de Sally Rodríguez», por Juan Santos; y «La creatividad simbólica de Sally Rodríguez», por Bruno Rosario Candelier.
La sesión matinal de domingo se celebró en honor de Gerardo Roa Ogando, sobre su novela El regreso de Justin: Rafael Hernández abordó «la historia en El regreso de Justin», Miguelina Medina «La estética de El regreso de Justin» y Bruno Rosario Candelier «El regreso de Justin: la configuración estética de una novela ejemplar».
En este encuentro literario del Ateneo Insular participaron, además de los ponentes, los escritores Milagros de Féliz, Rafael Concepción, Elidenia Velásquez, Dionisio Concepción, Adris Collado y Keila González, entre otros.
En la acostumbrada lectura de poemas, participaron William Acevedo Fernández, Gerardo Roa Ogando y Sally Rodríguez. Por su parte, el poeta místico Leopoldo Minaya leyó su «monólogo teatral «El Digesto o Los consejos y advertencias de un padre al hijo que parte a recorrer el mundo en la primavera de 1771».
Sobre algunas de las ponencias
El primen expositor fue Miguel Ángel Durán, quien manifestó en su ponencia que «hoy estamos viviendo el principio del tercer milenio y, sin embargo, nuestro cerebro sigue siendo un órgano que se resiste a exponer a la ciencia sus secretos más íntimos.
No obstante permea sus laberintos a los artistas, a los poetas, músicos, pintores, filólogos, filósofos, teólogos, psicólogos, también a la física, ya que ha encontrado tierra firme dentro de sus objetivos para desentrañar los misterios de la materia, y que hoy está dando pasos gigantescos y comprendiendo que nunca —en el desarrollo histórico de la investigación— habían estado tan cerca la arsología (ciencia que estudia el arte) y la física, gracias a las demostraciones de la neurociencia y del «entrelazamiento cuántico«».
Expuso, entre otros conceptos, que «entender una novela, un cuento, un ensayo, un poema… es un desafío al intelecto»: «El poeta, por ejemplo, al hacer poesía, entra en una esfera de asombro, activa la parte motora del lenguaje y de la semántica, para formalizar, consecutivamente, la base en la conformación de nuevos enlaces cognitivos.
En estos hombres entra en juego, además de la inteligencia lingüística, la inteligencia semántica; esta condición se explaya hacia las áreas sensoriales del receptor, hacia el entendimiento plural, formando una especie de unión sensorial entre el creador y el lector.
Estos intríngulis se dan porque el cerebro del escritor está sujetado a LA experiencia, y esa experiencia, a su vez, atiza su CONCIENCIA, SU intuición, su sensibilidad, como lo hacen también en mayor o menor grado los científicos, los filólogos, filósofos, psicólogos, teólogos… los artistas en sentido general».
En el estudio que Bruno Rosario Candelier realizó a la poética de esta integrante fundadora del Movimiento Interiorista, expresó que «cuando Sally Rodríguez publicó Luz de los cuerpos (Santo Domingo, Biblioteca Nacional, 1985), adquirió una nombradía literaria por la categoría poética de su obra, la belleza de su lírica y el aliento estético y espiritual de su visión del mundo».
Observó que «desde la soledad de sus vivencias entrañables, el sentido cósmico de su valoración de lo viviente y la pureza lírica de su sensibilidad espiritual, en la obra de esta excelsa poeta dominicana, orgullo del Interiorismo y nacida en Moca en 1957, fluye el encanto del mundo con la virtualidad estética, interiorista y simbólica de una obra ejemplar».
«La realidad de lo viviente conecta a Sally Rodríguez con una realidad superior, una manera esencial y trascendente para sentir la dimensión espiritual del mundo.
Por eso la poeta mocana vive el mundo como lo viven los iluminados, contemplativos y estetas, contemplando la creación de lo viviente para sentir sus manifestaciones sensoriales y sus efluvios suprasensibles mediante los cuales capta su belleza y su sentido, que su lírica formaliza en el arte de la creación verbal».
Y es que Sally Rodríguez, a quien tuve el honor de conocer personalmente en este encuentro y verle el alma transparentada en su sonrisa, publicó recientemente su libro de poemas Luz breve, al que también se refirió Rosario Candelier de la manera siguiente:
«En esta nueva obra poética de Sally Rodríguez (Luz breve, Santo Domingo, Editora Centenario, 2023), fluye una luz de su sensibilidad espiritual que concita su talento creador, ilumina su creación y testimonia una valoración mística de lo viviente, como lo anuncia en «Retazos de eternidad«:
- «Aquí estos retazos de eternidad / Claroscuros encajes se entrecruzan / en mis manos / mientras vuelvo a transitar / los trillos de la infancia / los parques las tardes / los domingos / con el vestido nuevo / y las viejas palabras / que se bañan en charcos renacientes / y encienden su rumor en mí«(Sally Rodríguez, Luz breve, p. 17)».
El destacado historiador de La Vega Rafael Hernández Figueroa fue quien primero expuso sobre la obra de Gerardo Roa Ogando, El regreso de Justin, y, precisamente con un tema de su especialidad: «La historia en El regreso de Justin, de Gerardo Roa Ogando».
Así escribió el analista: «Es una novela que consta de 186 páginas, en los cuales desarrolla 34 episodios en numeración romana. Es una narración tipo caja china, que narra cada vez un episodio nuevo que emerge dentro de otro.
Los hechos ocurren en la región suroeste cercana a la frontera haitiana, transculturizada desde antaño por la constante interacción entre los ciudadanos de ambos países, además de haber pasado largo tiempo con población mayoritariamente haitiana; tanto así, que el municipio de Enriquillo se estuvo denominando Salt Trou y Petit Trou hasta las primeras décadas del siglo xx (dicen unos que hasta 1884 y otros hablan de su creación como Enriquillo en septiembre de 1907).
Apuntó que, «investigando la documentación del Protocolo de Arbitraje de 1910-1913, se encuentran nombres en creole de poblaciones dominicanas: «Bois Tombé, Namajo, Coupé Espagnol, Tete l´Eau o como el hoy Enriquillo»»: «Esos nombres estaban tan arraigados que fue en los años 30 cuando el Plan de Dominicanización Fronteriza, que se rebautizaron en lengua castellana.
Lo que queremos expresar con esto es que los pobladores de uno y otro lado han compartido desde siempre su miseria, sus alegrías y su cultura en general: creencias, leyendas, mitos, usos, costumbres, música, bailes, entre otras manifestaciones sincréticas y valores».
Explicó que la mencionada «caja china inicia con un monólogo de Justin en el primer numeral, y en el último el desenlace, se produce al regresar Justin, el hijo de Ruperta, quien había pasado varios días en coma, durante los cuales su cerebro creó una micro novela incrustada».
Bruno Rosario Candelier
Un aporte adicional que recibimos los interioristas fue cuando don Bruno Rosario Candelier finalizó de leer su ponencia sobre la novelística de El regreso de Justin de Gerardo Roa Ogando», y fue al referirse a que este era «un decálogo para escribir una novela», mismo que recomendó a los narradores interioristas y a cualquier escritor novel o establecido a que tomaran en cuenta dichas recomendaciones para una autoevaluación narrativa-novelesca.
A continuación, comparto una selección del instructivo que el autor de las novelas El sueño era Cipango (2002) y El degüello de Moca (2019) registró en su ponencia en honor del destacado escritor Roa Ogando:
- «1. Caracterización de los personajes. La tarea caracterizadora de los actuantes de la novela corresponde al narrador, ya que es un atributo indelegable en toda obra novelística. En la caracterización de los personajes el narrador puede dar los rasgos físicos y sicológicos de los que actúan en la novela. Eso significa que, a través de la lectura, el lector puede inferir cómo es el personaje, y hay tres maneras para caracterizarlo: a) la descripción directa en palabras del narrador, que revela los rasgos del personaje; b) la caracterización indirecta poniendo a actuar al personaje, de cuya actuación el lector puede inferir cómo es el personaje; y c) el parlamento del personaje, ya que a través de las palabras de quien habla el lector puede deducir cómo es ese personaje. Y eso, naturalmente, no es difícil apreciarlo. Esos tres procedimientos aparecen en diversos pasajes de esta novela, porque el autor de la obra, que conoce la literatura, que domina la técnica de la narración, sabe que tiene que caracterizar a sus personajes, como efectivamente lo hace.
- 2. Narración de dos o más historias. En una novela cada historia está conformada por varios hechos, articulados en torno a un acontecimiento. Son múltiples los hechos que ha de plantear el narrador de una novela. Y cada hecho debe ser contado con la precisión que implica saber quién, dónde, cuándo y cómo lo ejecuta el personaje que lo realiza».
- 3. Origen de la historia que narra [*]. En toda novela hemos de conocer los detalles de una historia, especialmente el origen, ya que normalmente nos encontramos con el origen que produjo los hechos que conforman una historia. Instintivamente los novelistas van al origen, es decir, presentan los diversos factores que produjeron lo que constituye el fundamento de una novelación. Son varios los orígenes que se pueden apreciar en la novela El regreso de Justin de Gerardo Roa, porque el autor da cuenta de múltiples detalles del pasado, de las vivencias que el narrador ha tenido que plasmar en la novela, que tiene mucho de autobiográfico como suele ocurrir en toda novela y, desde luego, en una autobiografía la vida presenta muchos detalles, varios aspectos biológicos, sicológicos, sociales, conductuales, de formación, los conflictos, las dificultades por las que pasa el pobre para desarrollarse y conseguir un puesto en la sociedad. Son muchos aspectos que en esta novela se muestran con la objetividad con que Gerardo Roa sabe hacerlo, con la elegancia que su palabra transmite y con la precisión de quien sabe que está escribiendo más de una historia, es decir, con el conocimiento de quien está escribiendo una novela para ilustrar una historia, fundar un pensamiento, edificar respecto a un pasado y, sobre todo, para concitar una reflexión en el lector.
- 4. Dimensión sociohistórica de la novelación. Una novela presenta múltiples detalles socioculturales mediante los diversos pasajes del entramado narrativo a la luz de la realidad social, antropológica, cultural, lingüística y espiritual. Eso lo sabe Gerardo Roa Ogando como estudioso de la palabra, como cultor de la literatura y como creador de una obra de ficción. En El regreso de Justin hay de todo lo que la realidad sociocultural presenta, como el uso de la lengua en diferentes sociolectos tanto del Cibao como del Sur, las expresiones socioculturales de los personajes y sus comportamientos. Son muchas las vertientes que podemos apreciar en esta novela porque lo propio de la novela es presentar un panorama de la realidad histórica, social y cultural, y de una manera instintiva lo saben los narradores y, por supuesto, lo sabe Gerardo Roa Ogando, que conoce la literatura, que tiene una sólida formación intelectual y un talento creador, como se manifiesta en El regreso de Justin donde podemos apreciar cuando aborda un personaje, como el caso de Tony Rajoña, al dar cuenta de los rasgos sociolingüísticos y personales de un hombre del pueblo para dar cuenta de aspectos esenciales de la cultura dominicana. Esta novela es un reflejo de la cultura dominicana y es parte del encanto narrativo de la novela.
- 5. Vertiente determinante de la ficción. Este aspecto es un detalle significativo en toda novela ya que el narrador ha de dar cuenta del trasfondo conceptual de la novela, que es uno de los atributos fundamentales del arte de la novelación, pues justamente esa fue una de las motivaciones en la gestación de la novela. De hecho, la palabra «novela» significa ´noticia nueva´, ya que el arte del novelar implica presentar la novedad de la historia que se narra. ¿Y cuál es esa dimensión de algo que ha ocurrido? Pues abordar el trasfondo conceptual de lo que ha acontecido, que, sumado al origen de la historia, pauta la base narrativa de una novela, y ese aspecto puede tener varias vertientes. Una de las vertientes en El regreso de Justin es justamente la dimensión sicológica del protagonista de la historia. Desde luego, hay varias historias y, por consiguiente, esas historias tienen diferentes vertientes, pero lo más importante, en la realización de esta novela de Gerardo Roa, es dar cuenta de las motivaciones sicológicas, interiores y personales, que activan la conciencia del protagonista, y entonces ese dato concita diferentes actitudes que conforman el proceso narrativo de este novelar.
- 6. Dimensión conceptual de una cosmovisión. Esta obra narrativa de Gerardo Roa Ogando es indudablemente una genuina novela, porque un rasgo distintivo y peculiar de la buena novela es la existencia, dentro del cuerpo narrativo, de una cosmovisión. ¿Qué implica una cosmovisión? Es un planteamiento conceptual, un pensamiento profundo, filosófico y edificante de lo que es la realidad, de lo que entraña la vida, de lo que implica el desarrollo físico y espiritual, del ascenso de la conciencia y de lo que supone vivir en medio de la sociedad. Esa dimensión filosófica de la cosmovisión aparece en El regreso de Justin en varios pasajes de esta novela, aspecto que la convierte en una gran novela. En nuestra narrativa hay algunas obras dominicanas que están calificadas como novelas que no lo son, y no lo son porque no tienen la dimensión de una cosmovisión, es decir, esa manifestación profunda, conceptual y reflexiva en torno a lo que es la vida, sobre el discurrir de un personaje y, sobre todo, un planteamiento a la luz de lo que implica la realidad social en su medio cultural.
- 7. Trasfondo sociocultural de la novelación. Esta novela revela el sentido de un viaje, de partida y de regreso, una manera simbólica de ponderar el valor de la existencia. Eso no lo saben conscientemente los novelistas, pero lo intuyen instintivamente, y por eso la novela indaga el origen de una historia, el sentido de la existencia y el trasfondo inspirador de lo que sucede en la vida. De ahí la presencia de una cosmovisión en la novela, vertiente fundamental en los criterios de la novelación. De ahí que todo novelista indague, con instinto de filósofo, lo que subyace en los hechos, como motivación o inspiración, para mostrar el origen y el devenir de las historias que narra en su tramado narrativo con sentido de orientación. De ahí el destino de las peripecias en la ocurrencia de los hechos y, desde luego, el trasfondo sociocultural de las ocurrencias y sucesos. De ahí el sentido del pensamiento profundo o «razón poética» del novelar, que Gerardo Ogando lo presiente y lo plantea en El regreso de Justin.
- 8. Estrategia compositiva con narraciones y descripciones enlazadas. Con el arte de la descripción y la narración, que da verismo y encanto a los hechos que conforman las historias de El regreso de Justin, aporta una faceta de variación y distención en oportunos pasajes descriptivos, alternados en el proceso narrativo de los hechos y las historias de esta novela.
- 9. Consolidación estética y conceptual de la novelación. En esta novela de Gerardo Roa Ogando, El regreso de Justin, hay una consolidación estética de la narración, que fluye a la luz de lo viviente para imprimir a la historia narrativa el encanto de la expresión con la belleza que inspira, el relato que motiva y los conceptos que edifican, ya que se trata del embellecimiento de un hecho narrativo expresado con elegancia formal. encanto descriptivo y trasfondo conceptual.
- 10. Transformación psicológica del personaje principal. Este es otro aspecto determinante en la concepción y la realización de una novela. ¿A qué aspecto me refiero? A un criterio básico, poco conocido y poco aplicado, que forma parte de los criterios esenciales que hacen a una novela, como es el proceso de transformación que experimenta el protagonista.
Ocurre que en la vida real los seres humanos vamos experimentando cambios en función de aprendizajes, en función del desarrollo de la conciencia sobre el discurrir de los hechos, y en función del desarrollo intelectual, estético y espiritual que vamos adquiriendo, de tal manera que nunca nadie es el mismo todo el tiempo de su vida, aunque mantenga siempre la misma identidad física, ya que vamos experimentando una transformación.
Y ese proceso de transformación es un reflejo de lo que implica el desarrollo de la vida, y de hecho, la novela es un retrato de la vida, y ese proceso de transformación es un reflejo de lo que es el desarrollo de la conciencia, que se opera en toda persona en función del proceso evolutivo, y entonces ese proceso de transformación es uno de los rasgos caracterizadores de la esencia de la vida y de la caracterización de una novela». Fin del decálogo.
Intentemos ahora descubrir, a manera de aliciente para el maestro, a qué acápite pertenece este ejemplo que él fijó en su ponencia…
- «Creía que con el tiempo mi humilde región cambiaría, que sus lomas presentarían más verdor y que sus ríos serían más caudalosos, pues desde mi niñez, siempre había amado de la naturaleza los ríos, las aves, los caballos, los toros, las gallinas, las plantas… Nadaba y me bañaba en el río hasta cinco veces por días, y hasta más. Me encantaba irme de verano con mi hermanito Vinicio a capturar las tórtolas y las golondrinas estivales. Con mi primo Fabito, aprendí a galopar al pelo, saltar empalizadas en nuestro ágil y veloz caballo de paso fino: Pichilo, mi pobre caballo. De los toros solo me divertía arar la tierra, porque el sonido del fuete me hacía sentir eufórico: Las gallinas constituían mis mascotas por excelencia, sobre todo por los huevos que días a tras días ponían en la barbacoa de mi casa. En cuanto a las plantas, disfrutaba dos actividades en especial: comer de sus variados frutos y colgarme de algunas ramas para luego lanzarme con fuerza sobre una hermosa cascada que había en el río del abuelo«.
(Gerardo Roa Ogando, El regreso de Justin, pp. 19-20).
Ahora, busquemos la respuesta en la marca del asterisco [*] que coloqué para identificarla. ¡Enhorabuena a todos!