Xi Jinping recibe en Pekín al expresidente de Taiwán Ma
El presidente chino, Xi Jinping, se ha reunido este miércoles en Pekín con Ma Ying-jeou, expresidente de Taiwán (2008-2016). Se trata del segundo encuentro entre los mandatarios, después de su histórica cita de 2015 en Singapur, la primera entre dos Gobiernos rivales, cuando ambos estaban en el cargo. “La interferencia externa no puede detener la tendencia histórica de reunificación del país y la familia”, ha dicho Xi durante la entrevista, según recoge la agencia oficial china Xinhua. “Si estalla la guerra entre las dos orillas del estrecho de Taiwán, será una carga insoportable para la nación china”, ha expresado Ma, según han recogido medios taiwaneses. “El pueblo chino de ambos lados del estrecho de Taiwán tendrá sin duda suficiente sabiduría para manejar pacíficamente las disputas a través del Estrecho y evitar entrar en conflicto”.
El cara a cara se ha celebrado en una sala del Gran Salón del Pueblo, el edificio de la plaza de Tiananmén reservado para los grandes eventos. Ma lleva varios días de viaje por el país junto a una delegación de jóvenes taiwaneses en lo que supone su segunda visita a la República Popular, después de la del año pasado, que fue la primera de un presidente o expresidente taiwanés a la China continental. Sus paradas han tenido amplia difusión en los medios estatales de la República Popular y en redes sociales del gigante asiático.
BREAKING: Taiwan’s former President Ma Ying-jeou has met with Chinese President Xi Jinping in Beijing. Ma and Xi last met nearly 10 years ago in Singapore. pic.twitter.com/n0iQG7Uv3J
— TaiwanPlus News (@taiwanplusnews) April 10, 2024
El encuentro se ha mantenido en un plano sobrio, alejado de cualquier pompa que pueda recordar a una visita oficial. Se han referido el uno al otro como “señor”, la misma fórmula que ya emplearon en 2015, para evitar pronunciar el cargo de los máximos líderes de Gobiernos que no se reconocen oficialmente entre sí. Aunque, según la prensa taiwanesa, Ma también se ha dirigido a Xi como “secretario general”. El taiwanés, en otro instante, se ha referido a la nación china como “República de China”, el nombre oficial de Taiwán, que es reconocida como Estado tan solo por otros 12 países, en su mayoría pequeñas naciones del Pacífico y Latinoamérica, y el Vaticano. Se ha corregido de inmediato.
“Las diferencias de sistemas no pueden cambiar el hecho objetivo de que ambos lados del estrecho de Taiwán pertenecen al mismo país y a la misma nación”, ha expresado Xi. La entrevista llega en un momento de distanciamiento y meses de tensión acumulada entre el Gobierno chino y la isla autogobernada que Pekín considera parte inalienable de su territorio y a la que Estados Unidos apoya militarmente. El encuentro podría interpretarse como un intento de Pekín para fijar los términos de lo que considera un posible diálogo con Taipéi, de cara a la próxima investidura en mayo de Lai Ching-Te, del Partido Progresista Democrático (PPD), como presidente. Para China, Lai esconde una tendencia secesionista que “perjudica” a la población de Taiwán y pone “en peligro” la paz en el Estrecho.
En la cita, Xi ha insistido en que el llamado “consenso de 1992″ —un concepto que implica la existencia de una sola China, pero con diferentes interpretaciones de lo que esta significa— es clave para el desarrollo de las relaciones entre ambas orillas. Ma también ha incidido en la importancia de esta fórmula y en la oposición a los movimientos secesionistas como base política para las relaciones pacíficas.
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Ma, de 73 años, se encuentra hoy retirado de la primera línea política y su partido, el nacionalista Kuomintang, más proclive al acercamiento con Pekín, cayó derrotado por tercera vez consecutiva en las urnas en las elecciones de enero. Bajo su mandato se fraguó el mayor acercamiento entre Taipéi y Pekín, que culminó con la cita de ambos en 2015.
Los últimos ocho años, con la presidenta saliente Tsai Ing-wen (también del PPD) al frente del Gobierno en la isla, han estado caracterizados por la ausencia total de diálogo con la República Popular, el acercamiento de Taipéi a Washington, y las crecientes tensiones en el estrecho. La política oficial de Pekín pasa por la reunificación pacífica de Taiwán, que considera una “misión histórica” del Partido Comunista, para la que podría llegar a emplear “todos los medios necesarios” y sin renunciar al uso de la fuerza.
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