Hay que respetar la diplomacia
El viernes pasado, policías y militares de Ecuador escalaron las paredes de la embajada de México en Quito para liderar un operativo que capturó al ex vicepresidente Jorge Glas, condenado por la justicia ecuatoriana por corrupción y que se encontraba refugiado en la embajada mexicana desde diciembre.
Como resultado, el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador rompió las relaciones con Ecuador, pero la transgresión del gobierno del presidente Daniel Noboa marca un peligroso precedente de violación de la Convención de Viena y habla del grave deterioro de la política en el plano internacional.
La semana pasada, también, Israel fue cuestionada por bombardear a un grupo de voluntarios que brindaban comida a los damnificados por la guerra en la Franja de Gaza.
El respeto a la diplomacia, ese juego de costumbres y reglas que nos han permitido resolver problemas entre naciones, debe mantenerse.
Porque solo a través del diálogo y siguiendo estos códigos podremos salir adelante en un mundo cada vez más convulso y complicado.