Irán amenaza con “enterrar en Gaza” a Israel como respuesta al ataque contra su embajada en Damasco

Irán amenaza con “enterrar en Gaza” a Israel como respuesta al ataque contra su embajada en Damasco

Irán celebra en esta jornada el Día de Al Quds, el nombre árabe de Jerusalén, que el último viernes del mes sagrado musulmán de Ramadán sirve cada año como muestra de apoyo a Palestina y de rechazo hacia un país que el régimen islámico iraní considera su enemigo: Israel. Teherán acoge además este viernes el cortejo fúnebre de los siete miembros del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica, entre ellos Mohammad Reza Zahedi y otros dos altos cargos militares, que perecieron el lunes en un bombardeo israelí contra la residencia del embajador iraní en Damasco (Siria). Durante esa celebración, el comandante en jefe de la Guardia Revolucionaria, general Hosein Salamí, ha elevado la amenaza contra Israel, un país que, según ha dicho “será enterrado en Gaza”, informa la agencia Efe. Cientos de miles de iraníes desfilaron por las calles de Teherán y de docenas de ciudades para denunciar esas muertes mientras desplegaban enormes banderas palestinas proferían los gritos que acompañan siempre las protestas organizadas por las autoridades: “Muerte a Estados Unidos” y “Muerte a Israel”.

La amenaza proferida por el general Salamí llega cuando el temor a que Irán cumpla su promesa de vengarse de Israel por el asesinato de Zahedi, uno de los principales mandos militares iraníes en Siria, y otras diez personas ha empujado a muchos israelíes a precipitarse a las tiendas y centros comerciales para adquirir conservas, agua y electricidad.

Aunque el portavoz del Ejército, Daniel Hagari, compareció este jueves para tranquilizar a su población y recordar que las instrucciones militares para los ciudadanos “no habían cambiado”, como sí suele suceder ante un escenario de ataque bélico, las propias autoridades israelíes están dando muestras de inquietud por las posibles represalias de Irán. El diario Times of Israel informa este viernes de que 28 embajadas israelíes en todo el mundo permanecen cerradas por el temor a un ataque de la República Islámica que gobierna Irán desde 1979.

Además, el líder del partido milicia chií libanés y estrecho aliado de Irán Hezbolá, se ha sumado al tono amenazante de Teherán, en un discurso televisado en el que ha definido el bombardeo israelí de la residencia de la embajada iraní de Damasco como “un punto de inflexión” en el conflicto.

El bombardeo que acabó con la vida de Zahedi, considerado uno de los mandos militares iraníes más destacados en Siria, estuvo precedido además tres días antes, el pasado viernes, por otro ataque, el más letal desde 2021 en Siria. En ese primer bombardeo junto al aeropuerto de Damasco murieron unas 40 personas. El ministro iraní de Exteriores, Hossein Amir Abdollahian, responsabilizó inmediatamente a Israel de las “consecuencias” que pudiera tener ese hecho. Tras la muerte de los altos cargos de la Guardia Revolucionaria el lunes, el presidente de Irán, el ultraconservador Ibrahim Raisi, prometió a su vez que el país al que considera su némesis pagaría un “alto precio”.

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La habitual retórica de las autoridades iraníes, que tiene como uno de sus pilares las diatribas antiisraelíes, hace difícil discernir si estas amenazas se traducirán en una extensión regional de la guerra de Gaza o si simplemente se enmarcan en un discurso de consumo interno, destinado a la parte de la opinión pública iraní que respalda a su régimen y comparte su rechazo a Israel. La gravedad del ataque contra la residencia del embajador iraní —considerada territorio soberano del Estado al que representa, como todas las sedes diplomáticas— hace temer, por un lado, que en esta ocasión las amenazas se plasmen realmente en una escalada bélica.

Por otro lado, la contención que han demostrado las autoridades iraníes desde el inicio de la guerra de Gaza, hace ahora seis meses, apunta en el sentido contrario. Pese a proferir todo tipo de amenazas, Teherán se ha conformado en este medio año de conflicto bélico de Israel en Gaza con proseguir con su política de atacar de forma indirecta a intereses israelíes proporcionando apoyo a actores no estatales afines en la región, como Hezbolá en Líbano, los hutíes en Yemen y varias milicias proriraníes en Irak. Ese hecho hace pensar que Irán no tiene interés en involucrarse directamente en una guerra abierta con Israel, que, además, probablemente obtendría apoyo militar de su aliado Estados Unidos.

El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, advirtió este jueves a Irán de que su país sabrá “defenderse”: “Actuaremos de acuerdo al principio básico de que dañaremos a quien nos dañe o planee dañarnos”.

En enero de 2020, cuando un misil estadounidense mató en Bagdad al general Qasem Soleimaini, comandante de la Fuerza Al Quds, el brazo regional de la Guardia Revolucionaria, a quien se consideraba uno de los hombres más poderosos de Irán, Teherán se limitó a atacar con misiles bases estadounidenses en Irak sin causar víctimas mortales. Fuentes militares de Washington revelaron entonces que Irán había advertido previamente del ataque al Gobierno iraquí que, a su vez, alertó a Washington. La operación se consideró como una estrategia diseñada para salvar la cara del régimen islámico pero evitando al mismo tiempo una confrontación directa con Estados Unidos.

Crisis

Con esos antecedentes, un ataque iraní directo contra territorio israelí se antoja poco probable. Sí es más verosímil que Irán responda de alguna manera a la muerte de los altos cargos de la Guardia Revolucionaria en Siria, por ejemplo, con el bombardeo de alguna embajada israelí en el extranjero. El Gobierno de Netanyahu no descarta ese escenario a la luz del refuerzo de la seguridad de sus embajadas al que aludía este viernes el diario Times of Israel.

El régimen de Teherán está además sumido en una profunda crisis de legitimidad frente a su propia población. El abismo entre la República Islámica y muchos iraníes es producto de la falta de libertades y de una crisis económica que, por citar un dato, se traduce en una inflación del 56%, según el último dato oficial. Esa pérdida de apoyo en una parte de la ciudadanía se ahondó además por la represión de las manifestaciones provocadas por la muerte bajo custodia policial, el 16 de septiembre de 2022, de la joven Yina Mahsa Amini, de 22 años, detenida por llevar el velo obligatorio “de forma inadecuada”.

Más de 500 personas murieron entonces a manos de las fuerzas de seguridad y de paramilitares afiliados precisamente a la Guardia Revolucionaria; al menos 22.000 fueron detenidas y, hasta ahora, nueve hombres han sido ahorcados en relación con las protestas. En ese contexto, una guerra con Israel y, sobre todo, con Estados Unidos, podría asestar un golpe ya mortal para un régimen que, en las últimas elecciones legislativas —sin candidatos de la oposición— registró la abstención más alta de su historia. Solo el 41% de los electores iraníes depositó su voto.

En un discurso pronunciado este jueves por el líder supremo de Irán, Ali Jamenei, el ayatolá consagró unos segundos a Israel y varios minutos a amenazar veladamente a las iraníes que, desde esas protestas, han prescindido del velo. Algunos usuarios de las redes sociales ironizaron por ello asegurando que a quien va a declarar la guerra Teherán es a las iraníes que desobedecen la ley que las obliga a llevar el hiyab.

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