El Gobierno alemán se prepara para ajustar el gasto en la mayoría de partidas excepto en defensa
Hay que gastar más en defensa. Es el mensaje que repite sin descanso el Gobierno alemán en un momento en el que Europa busca cómo hacer frente a Rusia y reducir su dependencia en materia de seguridad de Estados Unidos. Por primera vez en tres décadas, Alemania cumplirá este año con el requisito de la OTAN de destinar a defensa el 2% del producto interior bruto (PIB). Pero mantener este compromiso pasa factura al resto de partidas de un país cuya renqueante economía apenas crecerá este año un 0,1%, según el último pronóstico de los principales institutos económicos del país. Y recortar el gasto social amenaza con generar un descontento ciudadano que sea capitalizado por la ultraderecha.
Ante este panorama, el ministro de Finanzas alemán, Christian Lindner, ya ha advertido de que habrá que apretarse el cinturón en el nuevo presupuesto federal que comenzará a negociarse este mes. Se acabaron los años de bonanza en los que cada ministerio presentaba presupuestos por encima del año anterior. Antes del 19 de abril, cada departamento deberá hacer llegar sus necesidades de gasto al Ministerio de Finanzas. Todo esto amenaza con tensar las relaciones entre los socios del tripartito, especialmente entre los liberales de Lindner y sus dos socios socialdemócratas y verdes.
Las restricciones financieras y el rechazo del líder liberal a emitir nueva deuda han hecho que suenen las alarmas ante posibles recortes sociales. “Sería fatal mostrar que recortamos el Estado del bienestar porque hace falta más dinero para el ejército. No solo estamos en una fase de amenaza exterior. También la democracia está bajo presión. El gasto social es necesario para mantener unido al país”, alertó este fin de semana el ministro de Economía y vicecanciller alemán, el verde Robert Habeck, en una entrevista con el Frankfurter Allgemeine Zeitung.
Socialdemócratas y verdes advierten del peligro de contraponer la seguridad exterior a la seguridad social y alertan de que los intentos de recortar el Estado del bienestar no harán sino polarizar aún más a la sociedad y dificultar aún más la acción política. En su lugar, piden flexibilizar el freno de la deuda en Alemania, que con una deuda pública del 64% del PIB es uno de los países con menor porcentaje de endeudamiento de todos los países industrializados. Coinciden con esta opinión economistas como Marcel Fratzscher, presidente del DIW, que cree que la austeridad de este presupuesto es “perjudicial tanto para la economía como para la transformación económica a largo plazo” y aboga por una excepción al freno de la deuda para impulsar las inversiones.
Lindner, en cambio, apuesta por establecer prioridades de gasto. “Este Estado no tiene un problema de ingresos que deba resolver a través de más impuestos o más deuda. Tiene un problema de gasto y eficiencia. Podemos cumplir con todos nuestros deberes si mantenemos la disciplina en el presupuesto estatal y creamos sistemas sociales sostenibles”, indicó en una reciente entrevista en el semanario Die Zeit.
Revisión del subsidio ciudadano
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De momento, en el debate sobre el presupuesto, el ministro de Finanzas ha solicitado una revisión de lo que se conoce como subsidio ciudadano, una ayuda para cubrir gastos básicos. “Debemos hacer todo lo posible para que las personas que pueden trabajar lo hagan realmente”, declaró este miércoles al diario Rheinische Post, sobre una ayuda de la que dijo que contiene muy pocos incentivos para que sus beneficiarios quieran incorporarse al mundo laboral.
El único ministerio que puede respirar tranquilo es el de Defensa, que además cuenta con un fondo especial aprobado en 2022 de 100.000 millones de euros destinado a reforzar al ejército alemán y adquirir nuevos sistemas de armamento y del que ya está comprometido contractualmente más de dos tercios de esta cantidad, según informó esta semana el ministro del ramo, el socialdemócrata Boris Pistorius.
Este fondo, que se agotará a más tardar en 2027, procede de préstamos que pueden contraerse sin infringir el freno de la deuda. Una vez agotado, la partida destinada a la defensa nacional —que en 2024 se situó en 71.750 millones de euros (19.800 millones del fondo)— deberá financiarse íntegramente con cargo al presupuesto federal.
La debilidad económica unida al gasto en defensa ha generado un desfase presupuestario importante, que se mantendrá los próximos años. Según los economistas, solo en 2025 podría haber un déficit de cerca de 20.000 millones de euros.
Al final, como explica Björn Kauder, economista del Instituto de Economía Alemana de Colonia (IW), se trata de algo simple: si se aumenta el gasto en defensa hay que reducir en otros ámbitos. “Dado que los gastos sociales representan alrededor de la mitad del presupuesto federal, es obvio que hay que reducir el gasto social”, comenta.
Kauder recuerda que en los últimos años se han adoptado numerosas prestaciones sociales nuevas y consideraría “un avance” frenar la expansión del Estado de bienestar. “Los políticos no tienen fuerza necesaria para hacer recortes reales”, indica. “El miedo a Alternativa para Alemania puede ser la razón por la que los políticos no se atreven a actuar”, agrega sobre el auge del partido de ultraderecha alemán.
Lejos quedó la década de 2010, cuando los bajos tipos de interés y la bonanza del mercado laboral crearon un gran margen de maniobra en los presupuestos públicos. “Se podían permitir muchas cosas y no era necesario establecer prioridades. Como resultado, los políticos han olvidado cómo establecerlas”, explica Kauder. “La época de abundancia ha terminado. La subida de los tipos de interés y el debilitamiento del mercado laboral están causando problemas presupuestarios, al igual que la guerra de Ucrania y la migración. El crecimiento económico de Alemania es actualmente muy débil en comparación con los estándares internacionales. En este sentido, necesitamos nuevas medidas”.
Con este panorama todo augura una fuerte disputa dentro del Gobierno de coalición los próximos meses que podría llevarlo de nuevo al límite. Basta recordar lo difícil que fue para la coalición elaborar un presupuesto para 2024. De acuerdo con información de fuentes cercanas al Gobierno a la que ha tenido acceso Der Spiegel, además del Ministerio de Defensa, solo se salvarán de los recortes el de Medio Ambiente y el de Justicia, ambos con presupuestos muy inferiores al de Defensa. Otros se enfrentarán al reto de reducir sus gastos.
Por ejemplo, el Ministerio de Exteriores contará con 5.100 millones de euros en 2025 (unos 1.600 millones menos que este año), Familia 13.000 millones (900 millones menos), Educación 20.300 millones (casi 1.000 millones menos). Mientras, Desarrollo será uno de los más afectados, con cerca de unos 9.800 millones (unos 1.400 millones menos), lo que llevó a su ministra, Svenja Schulze, a dejar claro que se opondrá “enérgicamente” a estos recortes, ya que, según dijo, en el presupuesto actual ya se alcanzó “claramente el umbral del dolor”.
El ministerio de Schulze destina casi la mitad de su presupuesto a la cooperación bilateral con países en desarrollo. Organizaciones no gubernamentales como One han dado ya la voz de alarma. Según declaró su director, Stephan Exo-Kreischer, al Süddeutsche Zeitung, este “corte claro” indica una “falta de comprensión de la política global” por parte de Lindner, ya que Alemania está perdiendo “un socio tras otro” en África, mientras, Rusia y China se hacen fuertes en esa región.
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