Draghi aprueba su primer plan de estímulos para capear la crisis

Draghi aprueba su primer plan de estímulos para capear la crisis

El primer ministro italiano, Mario Draghi ha aprobado este viernes su primer paquete de estímulos para sortear la crisis económica derivada del coronavirus. El plan, que incluye ayudas a empresas y trabajadores, supone “una respuesta contundente contra la pobreza”, señaló el mandatario italiano, que comparecía por primera vez desde que asumió el cargo. El desembolso, de 32.000 millones de euros, no fue tan espléndido como le habría gustado. “Sé que es una respuesta parcial, pero es lo máximo que podíamos hacer; llegarán nuevas medidas”, casi excusó. Y explicó que la cantidad disponible la fijó el anterior Ejecutivo.

Las subvenciones irán a parar principalmente a las empresas y los trabajadores más castigados. Como novedad, se agilizará la maquinaria para que las ayudas puedan cobrarse ya desde abril, en particular los 11.000 millones a fondo perdido destinados a las empresas y autónomos de sectores como la agricultura, el turismo o los deportes de montaña. Además, se ampliarán los subsidios de emergencia para que aquellos que hayan perdido el trabajo estos meses o la prestación por desempleo puedan recibir una contribución fija. “Es una respuesta contundente contra la pobreza”, defendió. “El objetivo es dar la mayor cantidad posible de dinero a todos lo más rápidamente posible”, agregó en una breve intervención de apenas cinco minutos en la que habló, casi leyendo, sin licencias retóricas y en tono aséptico. Algo que contrasta notablemente con las exposiciones públicas de otros primeros ministros. Draghi cambió incluso el escenario y eligió una de las salas más amplias del Palacio Chigi, sede del Gobierno y un fondo azul neutro, distinto al de las banderas que solían acompañar las comparecencias de Conte.

Después respondió a otras cuestiones que le plantearon los periodistas sobre la campaña de vacunación, sus relaciones con Europa o el inevitable endeudamiento público. Sobre la vacunación, Draghi quiso despejar las reticencias hacia la vacuna de AstraZeneca después de que Italia y otros países suspendieran la vacunación con este fármaco por precaución tras varios casos de trombosis y aseguró que se inyectará próximamente la fórmula de esa farmacéutica. Respecto al aumento de la deuda pública, argumentó: “Es un año en el que no se pide dinero, se da dinero, no hay que mirar ahora a la deuda pública”.

También se le preguntó sobre su horizonte político. “Lo que dure mi Gobierno lo decidirá el Parlamento, la premisa es hacer lo máximo posible lo más rápido posible”, respondió brevemente. Fue la primera vez que el mandatario afrontaba las preguntas de la prensa desde que tomó el mando el pasado 13 de febrero, apoyado por una amplia coalición de partidos. Hasta el momento, el expresidente del Banco Central Europeo no se había expuesto a una rueda de prensa y sus intervenciones en público han sido limitadas. De nuevo, algo inusual en un país acostumbrado al casi constante bombardeo político, tanto en prensa y televisión, como sobre todo en las redes sociales.

Fuera del foco

Al menos en términos de comunicación, la ruptura de Draghi con sus predecesores, más elocuentes, es clara. Haciendo honor a su fama de tecnócrata reservado, su premisa es la de trabajar en calma, fuera del foco mediático y protegido por un muro de silencio para atajar las habituales especulaciones políticas. Solo comunicará los hechos, habían advertido en su entorno desde el inicio.

Sacar adelante su primer decreto económico, aunque esté en línea con los anteriores del Ejecutivo precedente, ha sido el principal nudo político para Draghi hasta ahora. Las más de tres horas de retraso con las que comenzó el Consejo de Ministros para aprobar el decreto dan idea de los malabares que ha tenido que hacer entre bambalinas, con reuniones con los diferentes grupos parlamentarios, para poner de acuerdo a la extensa alianza que lo respalda. La cuestión de la especie de amnistía fiscal para créditos estatales, acumulados en distintos periodos pasados, muchos de ellos de difícil cobro y por la que la Liga de Salvini había presionado, ha sido uno de los principales puntos de fricción.

Se esperaba un gran cambio entre el Gobierno de Draghi y el anterior de Conte, pero hasta el momento, aunque aún es pronto, no se han visto grandes contrastes entre los dos Ejecutivos.

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