Donald Trump se asegura el control total del Partido Republicano

Donald Trump se asegura el control total del Partido Republicano

Tras su triunfo en las primarias de Carolina del Sur y mientras camina decidido hacia la designación como candidato republicano a la Casa Blanca, Donald Trump borró este lunes de su lista un asunto pendiente para retomar el control total de su partido. El anuncio de la dimisión para la semana próxima de la presidenta del Comité Nacional Republicano (RNC son sus siglas en inglés), Ronna McDaniel, permitirá a Trump poner en el puesto a alguien de su confianza en un año crucial, en el que necesita de todas las capacidades de la formación, sobre todo para recaudar dinero.

“He decidido hacerme a un lado durante nuestra reunión de primavera el 8 de marzo en Houston para permitir que nuestro nominado [todo indica que será Trump] designe a un presidente de su elección. Históricamente, el RNC ha experimentado cambios una vez que tenemos un candidato y siempre ha sido mi intención honrar esa tradición”, dijo McDaniel en un comunicado, que no fue una sorpresa para nadie. “Sigo comprometida con recuperar la Casa Blanca y con elegir republicanos en las urnas de noviembre. Quiero agradecer a (…) Trump por darme la oportunidad de liderar el partido, así como al personal del RNC y a los donantes que me han apoyado y nuestra misión a lo largo de los años”.

Desde hacía semanas se daba por hecha la salida de McDaniel tras las primarias de Carolina del Sur, en las que el presidente derrotó por más de 20 puntos a la única rival que queda en pie de los 14 que empezaron el proceso, Nikki Haley, que además jugaba en casa. La candidata no solo nació en ese Estado, también fue su gobernadora entre 2011 y 2017. La dimisión se consumará, por tanto, tres días después del Supermartes, el 5 de marzo, cuando 15 Estados decidirán 874 de 2.429 delegados republicanos (para obtener la designación, hay que reunir 1.215 delegados). Es una fecha clave en el proceso de primarias, un camino que después conduce a Milwaukee (Wisconsin) a mediados de julio. Allí se celebra la convención del partido que, con toda probabilidad, entronará a Trump y sellará la reedición de su pelea de 2020 contra otro viejo púgil: el presidente Joe Biden, que se presenta a la elección.

Koch pierde la fe

El magnate había despedido el domingo con otra buena noticia para sus aspiraciones presidenciales. Americans for Prosperity Action, una organización apoyada por el multimillonario Charles Koch, anunció que piensa dejar de apoyar a Haley tras el fiasco (que las encuestas auguraban peor) en su Estado natal. Koch es uno de los republicanos más poderosos de Estados Unidos y se ganó la fama, junto a su hermano David, fallecido en 2019, de manejar en la sombra los hilos del conservadurismo estadounidense. Su decisión de apoyar a la rival de Trump cosechó titulares cuando se dio a conocer, y se interpretó como un signo de la fortaleza de la estrella republicana en ascenso. Su baja se suma a otras renuncias sensibles para la candidata, como la de Reid Hoffman.

Charles Koch, en 2015 en California. The Washington Post (Getty Images)

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Haley no ha cambiado, pese a todo, su decisión de aguantar hasta el Supermartes. Antes le espera le prueba de las primarias de Míchigan, que se celebran esta semana.

Para el puesto del RNC, Trump ya tiene un favorito. Se trata de Michael Whatley, presidente del Partido Republicano de Carolina del Norte y asesor general del comité nacional. El expresidente tiene además otra idea: poner a su nuera, Lara, que está casada con Eric Trump, en la silla de la copresidenta.

No es que McDaniel, primera mujer al frente del RNC en más de 40 años, fuera poco leal al expresidente, pero en los últimos tiempos había perdido su confianza, lo que en la práctica equivale a una sentencia de muerte política en el Partido Republicano de Trump. Antes de ser nombrada, dirigió la formación de Míchigan y dio el salto a la esfera nacional tras su nombramiento en 2017, poco después del triunfo electoral que llevó a Trump a la Casa Blanca.

Para las voces más a la derecha, que la atacaron desde el interior del partido o desde los medios próximos al movimiento MAGA [acrónimo de Make America Great Again, o Que EE UU vuelva a ser grande], McDaniel no ha estado a la altura en una de las principales funciones de su cargo: recaudar dinero para el partido. También la hicieron responsable de los malos resultados de las elecciones de mitad de legislatura de noviembre de 2022, cuando se esperaba que los suyos arrasaran. En su lugar tuvieron que conformarse con una derrota en el Senado y en una magra victoria en el Congreso. Ese batacazo se debió en gran parte a los candidatos demasiado extremistas que apoyó Trump. Este también presionó a McDaniel para que cancelara la celebración de los tradicionales debates entre candidatos a la designación. El RNC organizó cuatro, que empezaron en agosto pasado, y en ninguno de ellos participó el expresidente.

A favor de sus siete años en el cargo, hay que subrayar que ni McDaniel ni ninguno de los miembros o trabajadores del comité han acabado mezclados en los líos judiciales de Trump, que se enfrenta a 91 acusaciones por delitos de diversa índole en cuatro casos separados. Procesos en los que sí están salpicados decenas de otros colaboradores del magnate durante sus años en la Casa Blanca.

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