La Justicia austriaca condena al excanciller Kurz por falso testimonio en el Parlamento
Un juez ha declarado este viernes al excanciller austriaco Sebastian Kurz culpable de falso testimonio en una comisión parlamentaria y le ha impuesto una pena de ocho meses de prisión (la condena se suspende a condición de que no cometa otro delito). Según ha concluido el magistrado del caso tras el juicio celebrado en Viena, el antiguo líder conservador mintió al testificar ante los parlamentarios en junio de 2020 sobre su intervención para colocar a un estrecho colaborador en la dirección del consorcio estatal Öbag. Kurz, de 37 años, siempre ha negado la imputación y ha acusado a diputados de la oposición de “retorcer” sus declaraciones en la comisión que analizaba el llamado escándalo Ibiza y casos de enchufismo en la Administración austriaca. La sentencia, que ha calificado de “muy injusta”, es recurrible. El exdirigente está bajo investigación por corrupción en una segunda causa.
Kurz ascendió a la cima política con solo 31 años, al convertirse en canciller en 2017, tras pasar por el Ministerio de Exteriores austriaco y hacerse con las riendas del partido democristiano ÖVP. Formó una controvertida coalición de Gobierno con los ultraderechistas del FPÖ que se derrumbó solo año y medio después por el escándalo del caso Ibiza. La divulgación de un vídeo grabado con cámara oculta en la isla española en el que su entonces socio en el Ejecutivo, el exlíder ultra Heinz-Christian Strache, ofrecía contratos públicos a una supuesta sobrina de un magnate ruso a cambio de apoyo electoral y una posible financiación ilegal le costó el cargo. Pero el escándalo impactó principalmente en el FPÖ y Kurz, para entonces una estrella ascendente entre los conservadores europeos, ganó las elecciones anticipadas poco después y formó nuevo Gobierno, esta vez con Los Verdes como socio minoritario.
Sin embargo, las pesquisas desatadas a partir del caso Ibiza le persiguen hasta hoy. Los Verdes forzaron su salida en octubre de 2021 después de que la Fiscalía abriera una investigación por corrupción contra él al situarle en el centro de una trama, junto a otras nueve personas cercanas, para presuntamente financiar con dinero público una cobertura mediática favorable a su imagen y encuestas falsas. Para entonces, ya había sido acusado también de falso testimonio en la comisión parlamentaria del caso Ibiza.
Kurz se apartó finalmente de la política para dedicarse a los negocios, aunque nunca ha abandonado del todo la escena pública. Su partido se ha mantenido en el poder dirigido por Karl Nehammer y con la misma coalición con Los Verdes, pero los conservadores no han dejado de caer en las encuestas de cara a las elecciones generales que deben celebrarse como tarde este otoño, y colocan en cabeza a la ultraderecha, dirigida ahora por Herbert Kickl. El retroceso del ÖVP ha suscitado reiteradas especulaciones sobre un posible regreso a la primera línea de Kurz, si bien este ha negado hasta ahora que tenga intención de volver a liderar a los conservadores. Las causas abiertas contra él han minado su posible regreso a la política.
En junio de 2020, Kurz testificó bajo juramento ante una comisión parlamentaria en torno a acusaciones de corrupción derivadas del vídeo de Ibiza. Se le preguntó sobre su participación en la elección de ejecutivos para el consorcio estatal Öbag, formalmente responsabilidad de su ministro de Finanzas. Kurz dijo que estaba “implicado en el sentido de informado”, pero que no desempeñaba un papel activo en los nombramientos. La Fiscalía, sin embargo, concluyó que había mentido a los parlamentarios al intentar rebajar su papel en la designación como jefe de la Öbag de Thomas Schmid, un cercano colaborador suyo en el Ministerio de Finanzas con el que intercambió mensajes de texto que la acusación ha utilizado ahora contra el excanciller.
La defensa de Kurz ha intentado minar la credibilidad de Schmid, que se ha convertido en testigo de la Fiscalía también en el caso de corrupción que obligó a dimitir al exjefe de Gobierno y en el que aún no se han presentado cargos concretos contra él, aunque figura como investigado.
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En su sentencia, el juez del Tribunal Regional de Viena ha considerado probado que el entonces jefe del Gobierno había ejercido una mayor influencia de la que admitió ante la comisión de investigación, cuando aseguró que no había intervenido activamente. Le ha condenado, por ello, por un cargo de falso testimonio, mientras que de otros dos ha sido absuelto. Junto a Kurz también ha sido declarado culpable del mismo delito su exjefe de gabinete, Bernhard Bonelli, con una pena de seis meses cuya ejecución también queda suspendida.
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