Delicias de chocolate
Es una pena que en fechas de alto consumo de chocolate en el calendario, como la celebración en 14 de febrero del Día de San Valentín que honra el amor y la amistad, las empresas chocolateras criollas no prioricen en su agenda realizar ofertas especiales de sus productos a los consumidores ávidos de compras para la ocasión. A contrario, brillan casi mancomunadas por una notoria ausencia. Mientras que en las góndolas golosas de los supermercados sobresalen ofertas de la muy reputada multinacional Hershey –la de los kisses tradicionales que embelesan- con sede en mi querida Pennsylvania y de su rival norteamericana M&M´s Mars, que distribuye las demandadas bolsitas M&M´s y los productos Snickers, Twix, y Milky Way.
Figuran llamativos en los tramos edulcorados los empaques vistosos de la más que centenaria casa suiza, ahora alemana, Milka, con sus vacas alpinas incitándonos a probar magistrales formulaciones con Oreo, Hazelnuts, Strawberry. En franca disputa con la anglo-suiza Nestlé –que nos remite de inmediato a la infancia feliz cuando mezclábamos en la merienda vespertina las laticas de leche condensada con la Malta Morena-, cuyas plantas industriales láctea y de línea culinaria operan en San Francisco de Macorís y San Cristóbal. Otra marca suiza, Toblerone, ofrece sus afamadas barras piramidales dentadas junto a las excelentes españolas Valor que exhiben los establecimientos de CCN y Antiu Xixona que representa Álvarez & Sánchez y que encontramos en el súper Amigo. Y si todavía, insatisfechos, vamos por más, Alteza, elaborada por Ibercacao, representa una salida española.
Décadas atrás, en el recorrido obligado por la deslumbrante Quinta Avenida en New York, me encariñé con la amplia gama de exquisiteces mezcladas en múltiples formatos de los bombones de la prestigiosa casa belga Godiva, en su lujosa tienda de renombrado Chocolatier. Sus cajas han sido finos regalos apreciados por generaciones que ahora se comercializan mediante ventas on line por Amazon, al cerrar la empresa tras la pandemia sus 128 tiendas en Estados Unidos, consecuencia de los cambios registrados en los patrones de consumo. Ferrero Rocher ha sido igualmente un acompañante destacado, infaltable en los obsequios del amor y la amistad y en la mesa pantagruélica de la Navidad.
Desde que se instaló en Santo Domingo en el 2000, la cadena francesa de hipermercados Carrefour –que opera 12,300 tiendas en más de 30 países con ventas anuales superiores a los 88 mil millones de euros- ha hecho de sus marcas propias un factor de atracción particular, en especial en el rico surtido de chocolates. Durante dos décadas como persistente y fiel cliente de su local gigante de Plaza Duarte, he disfrutado de unas barras de 100 gramos de chocolate Noir de calidad gourmet de su línea Selection. Pâté de fèves de cacao de Tanzania al 85% Noir, epicé et fruité, 60% Noir del Ecuador, boisé et fruité. Chocolate negro aromatizado con pepitas de mango, trozos de barquillo y pimienta de Sichuan o con naranja amarga cristalizada. Una gama increíble de combinaciones con hojas de menta, flor de sal marina y otros ingredientes a precios de oportunidad.
Pero Carrefour no practica la política de exclusión. En su sección de golosinas podemos hallar los productos de la mundialmente acreditada Lindt, empresa suiza fundada en Berna en 1879 por el maestro chocolatero Rodolphe Lindt, inventor de la máquina de conchado, tecnología que mejoró la fundición de la masa de cacao resaltando su consistencia y aroma. Operando con los grandes maestros chocolateros en varios continentes, Lindt & Sprungli –que posee también la marca norteamericana Ghirardelli entre otras- mantiene en alto en los centros gastronómicos de prestigio, el estandarte cuadrado de la cruz blanca sobre fondo rojo -sustentado éste en su precisa relojería, la navaja Victorinox y la hermética bancaria. Con unas 500 tiendas Premium a escala global y 80 millones de visitantes anuales, Lindt opera como el Hogar del Chocolate con una fundación que se esmera en difundir las bondades de este alimento de origen mesoamericano y desarrollar destrezas laborales y gerenciales en su creciente mercado.
Así como conocí en 1964 en Caracas los afamados chocolates venezolanos Savoy (ahora bajo Nestrlé) al visitar su local junto al tío Arístides Álvarez Sánchez (Tico) y el primo Cuchito Álvarez, cuando acompañábamos al equipo de las Estrellas Orientales en la celebración del Campeonato Interligas. A la chilena Costa la descubrí en 1966, cuando arribé a Santiago de Chile para permanecer cinco años en esa acogedora ciudad con perenne telón de fondo cordillerano. Savoy aparece hoy en La Coromoto de la Charles Sumner, que representa los productos étnicos de esa gran nación sudamericana, mientras que Costa tiene una mayor presencia en supermercados.
No hay establecimiento del grupo CCN –llámese Nacional, Jumbo, Cuesta del Libro o del Hogar- donde los chocolates de formato cuadrado de la marca alemana Ritter Sport no aparezcan en el área de caja, invitándonos a comprarlos con sus ilustrativos empaques multicolores. Justamente Alemania, que no produce un solo grano de cacao, es el mayor exportador de chocolate a nivel mundial con más de mil millones de kilos en 2022. Seguida en esta lista de naciones que hacen provecho de la industrialización y comercialización de materias primas de origen tropical y subtropical, por Bélgica, Holanda, Polonia, Italia, Estados Unidos, Francia, Turquía, España y Suiza. Quienes direccionan con su peso la brújula del chocolate a escala global.
En el frente local, la empresa Nazario Rizek –que mantiene liderazgo en la elaboración de cacao orgánico fermentado fino y de aroma, con unas 37 plantaciones- ha desarrollado en los últimos tiempos una amplia gama de productos de chocolatería bajo la marca KahKow, de indiscutible calidad gourmet y clase mundial. Su portafolio incluye tabletas de 50 gramos en empaques de esmerado diseño, versionadas en 55%, 62%, 70% y 82% cacao. La línea PRO (profesional) ofrece envases en papel plateado de 1 kilo y medio kilo en alternativas que llegan hasta 100% cacao, óptima para el quehacer pastelero y el consumo hogareño. También figuran bolsas de cacao en polvo y de granilla de cacao tostado, junto a los prácticos carrés porcionados para degustar, con las formulaciones básicas de la casa.
Completan los artículos que mantiene en el mercado la familia Rizek en su tienda demostración de Blue Mall, bolsas de chocolate a la taza, polvo de cacao natural orgánico, thin chocolate bark almonds with sea salt. Barras de granola, bombones variados, y una pasta de Chocodamia en pomo de 300 gramos, que incorpora esta semilla prodigiosa cosechada en Loma Quita Espuela de San Francisco de Macorís. Los productos se comercializan online desde el portal de la firma y en puntos de venta como las redes de supermercados.
Un local en la emblemática calle Las Damas de la Zona Colonial, aloja una muestra museográfica del proceso de cultivo de las mazorcas y el tratamiento (fermentado y secado al sol) de los granos de cacao, así como su elaboración artesanal e industrial en una unidad que permite al visitante preparar su propia barra y degustarla. Dotado además dicho local de una tienda de artículos alusivos a la cultura del cacao y el chocolate y un bar para probar bebidas exquisitas basadas en este fruto de los dioses. En su Hacienda La Esmeralda de San Francisco, Rizek ofrece un recorrido denominado Sendero del Cacao, destinado a generar mayor conocimiento sobre el hábitat de esta planta y la cultura asociada a su siembra y cuidado.
De su lado, Xocolat es una meritoria iniciativa artesanal que arrancó en 1993 encabezada por Diana Munné, cuarta generación de una familia asociada a la historia del cacao y del chocolate por más de ocho décadas, tanto en producción, comercialización y exportación. Un ramal innovador concebido para brindar una amplia gama de soluciones empleando cacao orgánico Hispaniola, procesado como pasta de chocolate por Munné & Co. Una empresa establecida en 1935 por los catalanes José María y Trifón Munné Trullols junto al primo José María Trullols, dedicada a la exportación de frutos del país, que a mediados de los 70 incursionó en la producción industrial de chocolate y cocoa, expandiéndose a los chocolatines.
Formada académicamente en Johnson & Wales University de Providence como Chef en pastelería y repostería, Diana Munné se licenció en Administración de Alimentos y Bebidas. Bajo su impulso, Xocolat arrancó con la bombonería artesanal para consumo personal y presentaciones en finas terminaciones, cubriendo órdenes especiales al gusto del cliente. Ampliando perspectivas de mercado, ha sumado varias líneas de tabletas de Puro Cacao en 66%, 75%, 85% y 100%, así como en combinación con leche y cacao al 42%. Entre sus opciones encontramos bark de cookies and cream, de butterscotch y nueces. Así como brownies esponjosos.
Con su tienda principal en Ágora Mall, Diana ha colocado en su mostrador de manjares apetecibles unos turrones de chocolate, ajonjolí, almendra, maní, que sencillamente enloquecen el paladar. Prodiga también sus conocimientos y experiencia práctica prestando asistencia a grupos de mujeres asociadas en pymes que bregan por superar la marginalidad desde un trabajo digno. Como debe ser.
El mayor productor industrial chocolatero en Dominicana y Puerto Rico –puente empresarial entre las dos Antillas- es Cortés Hermanos, fundación de 1929 por Pedro Cortés Forteza. Sus marcas emblemáticas –chocolate de mesa Embajador, cocoa Sobrino y barritas Premium– han abastecido el consumo nacional y se confunden con la biografía de varias generaciones. Desde 2014 la empresa entró al segmento del mercado gourmet con Forteza, calificado como Caribbean Chocolate. En estuches metálicos de sobria presentación con obra pictórica estampada y peso neto de 80 gramos aparecen cuatro formulaciones: 65%, 70%, 72% y 80%, matizadas con variados componentes.
Líderes entre las barritas que sellan en las cajas las compras en el súper, Cortés ha ampliado su oferta con bolsas de granos de café tostado y almendras cubiertos de chocolate. Simplemente deliciosos.