La ayuda a Ucrania afronta un futuro incierto en EE UU pese al visto bueno del Senado
Después de cuatro meses de negociaciones, idas y venidas y mucha frustración, el Senado de Estados Unidos daba este martes el visto bueno a los fondos para ayudar a Ucrania en su lucha contra la invasión rusa, por 70 votos frente a 29. Pero el futuro de la partida presupuestaria, que también incluye asistencia para Israel, Gaza y Taiwán, es incierto. El proyecto de ley pasa ahora a la Cámara de Representantes, donde la mayoría republicana se opone a renovar la asistencia a Kiev, en pleno debate sobre el papel de EE UU en la OTAN tras las declaraciones de Donald Trump este pasado fin de semana en las que animaba a Rusia a hacer “lo que diablos quiera” con otros países europeos.
La buena noticia para los partidarios de seguir apoyando a Ucrania, que insisten en que dar la espalda al país invadido daría alas a Rusia y otros regímenes autoritarios, es que los fondos han contado con el respaldo del grupo demócrata casi al completo y de 22 senadores republicanos. El proyecto de ley de ayuda para la seguridad nacional prevé 95.000 millones de dólares [unos 88.650 millones de euros], de los que 60.100 se destinarán a Ucrania y 14.000 a asistir a Israel en su guerra en Gaza ―una partida menor es de ayuda a los palestinos―. Con estas cifras, la asistencia de EE UU, el mayor valedor internacional del Gobierno de Volodímir Zelenski, superaría los 170.000 millones de dólares.
La mala noticia es que los restantes senadores republicanos, una mayoría de su bancada, votaron en contra. Algo que anticipa problemas —muchos— para que la medida salga adelante en la Cámara de Representantes, donde ese grupo cuenta con la mayoría y la oposición a renovar la asistencia al país invadido es bastante más dura. El presidente de la institución, el republicano Mike Johnson, se ha pronunciado de manera contundente contra el proyecto de ley tal y como está. Y el previsible candidato presidencial del partido, el expresidente Donald Trump, está en contra de cualquier ayuda al exterior que no tenga forma de préstamo, como él mismo recordaba en redes sociales este fin de semana.
Johnson exige que el proyecto de ley contenga provisiones que endurezcan el control de la frontera con México, donde se registraron al menos 2,4 millones de cruces irregulares en 2023, la mayor cifra detectada hasta ahora. “Desde el principio de las negociaciones, los republicanos en la Cámara [de Representantes] hemos dejado muy claro que [la medida] debe reconocer que la seguridad nacional comienza en nuestra propia frontera”, ha subrayado. “Mientras no hayamos recibido del Senado ni un solo cambio en la política fronteriza, la Cámara seguirá trabajando por su cuenta en estas cuestiones”.
Las declaraciones de Johnson llegan después de que el Senado rechazara, la semana pasada, un proyecto de ley consensuado después de complicadas negociaciones desde octubre y que contenía, además de los fondos para la seguridad nacional, una reforma migratoria que endurecía el control de la frontera. Aquel “no”, una bofetada para el líder republicano en la Cámara alta, Mitch McConnell, se consumaba después de que Trump, que quiere convertir la inmigración en uno de sus grandes temas de campaña, recomendara a los legisladores votar en contra de un texto que consideraba “horrible”.
Según el presidente de la Cámara de Representantes, “el mandato de la ley de partida extraordinaria para la seguridad nacional era reforzar la frontera estadounidense antes de enviar más ayuda extranjera por el mundo”.
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En el pasado, Johnson se ha declarado abierto a aprobar ayudas a Ucrania. Pero el gran problema es la fuerte oposición entre los diputados de su partido a entregar más fondos. Algunos, porque consideran que la distribución no es lo suficientemente transparente. Otros, porque piensan que ese dinero debe destinarse a resolver problemas internos estadounidenses, o porque el conflicto se alarga y no ven una estrategia de salida. Y otros, porque apoyan las tesis aislacionistas y la visión de la asistencia al extranjero como algo con lo que comerciar del expresidente Trump. Una tendencia que ha aumentado en esa bancada a medida que ha ido quedando claro que el magnate será su candidato presidencial y tiene las encuestas a favor.
Para Johnson, el presentar simplemente el proyecto de ley del Senado de ayuda a Ucrania para su votación en el pleno supondría una condena de muerte política. Su predecesor, Kevin McCarthy, fue destituido en septiembre en una moción del ala dura de su partido, tras haber aceptado tramitar otro proyecto de ley presupuestario solicitado por la Administración demócrata y aprobado en el Senado.
Una posible vía para el presidente de la Cámara baja es dejar que el grupo republicano redacte su propia propuesta de ley. Pero los legisladores de este partido se encuentran inmersos en duras luchas internas entre el ala dura y los moderados, y no han conseguido ponerse de acuerdo en apenas nada desde la debacle de McCarthy.
Tras la votación en el Senado, los líderes de la Cámara alta saludaban la aprobación de una ayuda que tan solo una semana antes, tras el rechazo del proyecto de ley con las provisiones migratorias, parecía muerta. “Si queremos que el mundo siga siendo un lugar seguro para la libertad, los principios democráticos, la prosperidad futura, Estados Unidos debe liderar el camino. Y con este proyecto de ley, el Senado declara que el liderazgo de Estados Unidos no flaqueará, no se debilitará, no fracasará”, apuntaba el líder de la mayoría demócrata, Charles Schumer. El de la minoría republicana, Mitch McConnell, indicaba, por su parte, que “el Senado entiende las responsabilidades de la seguridad nacional estadounidense y no las abandonará”.
El presidente de EE UU, Joe Biden, ha expresado en un comunicado su satisfacción por el paso del Senado. También ha instado a la Cámara de Representantes a aprobar la medida lo antes posible y, sin mencionarle, ha arremetido contra las posiciones de Trump: “Algunos dicen que el liderazgo estadounidense y nuestras alianzas y asociaciones con otros países en el mundo no importan. Sí importan. Si no nos enfrentamos contra los tiranos que quieren conquistar o arrebatar pedazos de territorio a sus vecinos, las consecuencias para la seguridad nacional estadounidense serán significativas. Tanto nuestros aliados como nuestros adversarios tomarán nota”.
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