Joaquín Sabina: Leyenda de la música española
Hoy se celebra el 75º cumpleaños de Joaquín Sabina, un versátil artista español reconocido por su talento como cantautor, poeta y pintor.
Sabina ha dejado una huella perdurable en la escena musical española, siendo considerado uno de los mejores letristas del pop español. Sus canciones han trascendido generaciones, convirtiéndose en himnos y bandas sonoras de la vida de muchos.
A lo largo de su carrera, ha regalado al mundo una extensa y diversa colección de melodías que reflejan la profundidad de sus experiencias y pensamientos.
Joaquín Sabina
(Úbeda, Jaén, 1949) Cantautor español considerado uno de representantes más destacados del folk-rock urbano español de los noventa. Joaquín Sabina figura entre los pocos cantautores que ha sabido evolucionar con los tiempos y ampliar su número de seguidores hasta límites insospechados.
Interesado desde la temprana adolescencia por la poesía y la música, se inició como compositor musicando los espectáculos de un grupo teatral de Granada.
En 1976, tras una estancia en Inglaterra, fijó su residencia en Madrid y se convirtió en un habitual de La Mandrágora, local en el que compartió tablas con Javier Krahe y Alberto Pérez.
Tras firmar contrato con la discográfica Movieplay, en 1978 sacó a la luz su primer álbum, Inventario, al que seguiría en 1980, con el sello Epic, Malas Compañías (con arreglos de Hilario Camacho y José Antonio Romero), álbum que contenía sus primeros éxitos: Pongamos que hablo de Madrid, Calle Melancolía o Círculos viciosos.
Un año después se publicó La Mandrágora, un disco que recoge una actuación en directo con sus compañeros de escenario Javier Krahe y Alberto Pérez y que tuvo una magnífica aceptación.
Impacto de su música
Sus temas empezaron a aparecer en el repertorio de multitud de figuras consagradas como Ana Belén, Miguel Ríos, Javier Gurruchaga, Hilario Camacho, Juan Antonio Muriel (que interpretó Princesa en una edición del Festival de Benidorm) y Los Secretos.
Tras intervenir en la serie de programas Si yo fuera presidente de Fernando García Tola y componer sintonías de televisión (Con las manos en la masa y Esto es lo que hay), en 1984 edita Ruleta rusa y en 1985 (ya con el sello BMG-Ariola) Juez y parte, acompañado del grupo Viceversa.
A partir de entonces se disparó su popularidad, sobre todo con la puesta en circulación del disco Joaquín Sabina y Viceversa en directo, en cuya emisión por televisión fue censurado el tema Cuervo Ingenuo, interpretado por Javier Krahe, por su alusión al presidente Felipe González.
Álbumes como Hotel, dulce hotel (1987), El hombre del traje gris (1988) y otros trabajos posteriores fueron dibujando un Joaquín Sabina cada vez más ecléctico, con temas como «Con un par» del álbum Mentiras piadosas (1990), y «Nos dieron las diez» de su siguiente trabajo Física y Química (1992).
Esta última canción fue compuesta a medias con los integrantes de Los Secretos; el grupo la grabó también, modificando en parte la letra.
Joaquín Sabina logró atraer la atención de un público más joven que el de su propia generación y consagrarse como digno heredero de un trono ocupado durante décadas por Joan Manuel Serrat.
Así lo puso de manifiesto el éxito de sus siguientes trabajos: Esta boca es mía (1994), con su famoso tema «Ruido», compuesto por él y Pedro Guerra; Yo, mi, me, contigo (1996), que se colocó en el número uno de la lista de ventas de Afyve (80.000 copias vendidas en su primera semana en el mercado).
Enemigos íntimos (1998), álbum realizado al alimón con Fito Páez, que contiene el tema «Llueve sobre mojado», compuesto e interpretado por ambos; y el memorable 19 días y 500 noches (1999).
En noviembre de 1999 recibió el premio Ondas al mejor artista español, que unió al que ya había merecido como mejor autor pop rock en la primera edición de los premios de la Música de España (1997), creados por la Sociedad General de Autores de España (SGAE) y la Asociación de Intérpretes o Ejecutantes (AIE).
Tras una larga gira por España y Latinoamérica para ofrecer a sus seguidores de siempre 19 días y 500 noches, presentó Nos sobran los motivos (2000), un disco doble en directo donde recogió canciones de toda su carrera musical y un nuevo tema inédito, «Rosa de Lima».
En 2001 publicó Ciento volando, libro de sonetos inspirados y dedicados a cineastas, actores, escritores, toreros y cantantes. Después de algunos meses retirado de los escenarios tras sufrir una isquemia cerebral, regresó para grabar un nuevo disco, Dímelo en la calle (2002), y publicar un libro con todo su cancionero, Con buena letra (2002).
Al año siguiente presentó el poemario Ciento volando de catorce, del que se vendieron 150.000 ejemplares. También en 2003 editó Diario de un peatón, un doble CD en formato disco-libro en el que se incluyeron algunas rarezas, temas inéditos y caras B.
En septiembre de 2005 presentó el disco Alivio de luto, un trabajo que tuvo varios títulos provisionales (como «Números rojos» o «Doce más una»), y que, en palabras del propio Sabina, es un disco «en torno a asuntos de introspección y meditación».
El cantante había sobrellevado dos años de delicada salud que le hicieron pensar en abandonar las giras, pero, plenamente recuperado, continuó su labor con su energía acostumbrada, como se demostró en un recital en el Palacio de Congresos de Madrid, el 20 de diciembre de ese mismo año.
En el verano de 2006 volvió a la carga con una gran gira llamada «Carretera y top manta«. Ante la polémica suscitada por tal denominación, Sabina se enfrentó con su humor y socarronería habituales a las desmesuradas críticas vertidas por parte de algunos directivos de las discográficas y de las sociedades de derechos de autor.