EE UU asegura que Rusia e Irán intentaron manipular el resultado de las presidenciales de 2020
Tanto Rusia como Irán buscaron influenciar el resultado de las pasadas elecciones presidenciales en Estados Unidos, según un informe publicado este martes por la Oficina del Director Nacional de Inteligencia, que concluye que a pesar de ese intento, el espionaje norteamericano no encontró ninguna prueba de que alguna figura de peso extranjera lograra cambiar el sentido del voto o perturbar el proceso de los comicios a través de manipular técnicamente el registro para poder votar, falsificar la votación, el recuento o la información de los resultados, según reporta, entre otros medios, la agencia de noticias Associated Press (AP).
Se trata de un documento que recoge la mayor descripción del amplio rango de amenazas extranjeras que sufrieron las elecciones pasadas, en el que se incluyen operaciones de influencia rusas que el cuerpo de inteligencia asegura que fueron autorizadas por el presidente ruso, Vladímir Putin, así como el empeño de Irán en socavar la confianza en el proceso electoral para dañar las posibilidades de reelección de Donald Trump, siempre según AP.
El informe confirma lo que la sección de ciberseguridad del Departamento de Seguridad Interior aseguró el día después de las presidenciales del pasado 3 de noviembre: “No tenemos ninguna prueba de que un enemigo extranjero sea capaz de impedir que los americanos voten o alteren el resultado de las urnas”. Sin embargo, y según recoge el documento de inteligencia, los adversarios de EE UU, en este caso Rusia e Irán, se dedicaron a “esparcir declaraciones falsas o exageradas que aseguraban que, supuestamente, los sistemas de votación no eran de fiar, lo que debilitó la confianza del público en el proceso y el resultado”.
Mientras Rusia apoyaba la reelección del expresidente Trump -intentando enfangar la candidatura y el nombre de Joe Biden-; Irán se oponía al expresidente republicano. Los intentos de Moscú eran cada vez más obvios según avanzaba la campaña electoral. Uno elemento clave de los ataques rusos contra el demócrata Biden se centraba en las falsas alegaciones de que el expresidente de Barack Obama, mientras estaba en el poder, intentó el cese de un juez ucranio con la intención de que no fuera investigado su hijo, Hunter Biden -quien formó durante un tiempo parte del cuadro directivo de la empresa gasística de Ucrania, Burisma-.
El informe nombre específicamente a Andrii Derkach, un político ucranio, que actuó de parte de Putin para intentar desacreditar al candidato Biden. Durante la campaña, Derkach se reunió con Rudy Giuliani, el controvertido abogado personal de Trump, para influenciar a favor de su jefe en las elecciones. “Rusia llevó a cabo una exitosa operación de inteligencia que llegó a penetrar el círculo más íntimo del presidente”, aseguró este martes el presidente del comité de Inteligencia de la Cámara, el representante Adam Schiff. Según el demócrata, el dossier de la Oficina del Director de Inteligencia confirma que agentes rusos “se dedicaron a inocular desinformación en nuestro sistema político con la intención última de denigrar al ahora presidente Biden y perjudicar su candidatura”.
Otro de los puntos destacados del documento del espionaje de EE UU es que la influencia de Rusia en el proceso electoral de 2020 no fue tan extensa como la que ocurrió en 2016, cuando hackers al servicio del Kremlin accedieron a los ordenadores del Partido Demócrata y pusieron a disposición del público correos electrónicos que dañaron gravemente la campaña de la candidata demócrata Hillary Clinton. “A diferencia de 2016, en esta ocasión no hemos hallado ningún intento cibernético de penetrar las infraestructuras electorales”, asegura el documento.
Respecto a Irán, el informe describe cómo la república islámica llevó a cabo “una amplia campaña encubierta de influencia” cuyo objetivo era la desestabilización de las elecciones. En concreto, el documento cita que los esfuerzos de Irán iban destinados “a minar las posibilidades de reelección de Trump -aunque lo hacía sin promover de forma directa a sus rivales-, dañar la confianza de los ciudadanos en el proceso electoral y las instituciones norteamericanas y sembrar división y exacerbar las tensiones sociales dentro de Estados Unidos”.
Por supuesto, China tiene una mención en el informe de la Oficina del Director Nacional de Inteligencia, pero en un contexto muy diferente al que lo tiene Rusia o Irán. “Hemos constatado que China no desarrolló ninguna interferencia y, aunque lo consideró, no desplegó ningún esfuerzo encaminado a cambiar el resultado de las elecciones presidenciales”, concluye el dossier.
Suscríbase aquí a la newsletter de EL PAÍS América y reciba todas las claves informativas de la actualidad de la región