La terrible noche de un domingo cualquiera en la 42 de Capotillo
Lo de Capotillo, sector capitalino convertido en una verdadera zozobra para sus moradores y las propias autoridades, es el tema de nunca acabar. Cuando apenas han pasado unos días sin un hecho violento en la barriada, ocurre otro que deja en el olvido al anterior.
Esta situación ocurre principalmente en la calle 42, epicentro de tiroteos, muertes entre miembros rivales de bandas de drogas, pleitos y los famosos teteos, factores todos que llevan inseguridad y desesperación a sus comunitarios y algo con lo que las autoridades no han podido acabar, pese a los operativos que a veces ejecutan.
Un muerto y dos heridos
En la semana que recién finalizó, el sector fue escenario de dos hechos violentos, uno de los cuales terminó con la vida de una persona y dejó a dos heridas.
Un video al que la redacción de Diario Libre tuvo acceso muestra lo que ocurre en la noche y madrugada en la 42. Cientos de personas ingieren bebidas alcohólicas apiñados en la vía. Los presentes apenas pueden caminar entre ellos, pero eso no es impedimento para que siga la fiesta y el compartir de tragos a pico de botella y vasos de foan.
El joven que murió en el último tiroteo, ayer domingo, se ganaba la vida vendiendo productos en una paletera, según relatos de comunitarios. Su nombre se desconoce, solo se supo que era un haitiano que llegó al país en busca de vivir mejor que en su nación y que vendía paletas en las afueras del drink «La Matica de Almendra», en la 42 donde fue ultimado de un disparo en la cabeza.
Las otras dos víctimas (heridas) de la balacera fueron identificadas como Jeison Soriano, de 25 años y quien recibió dos impactos de balas. Uno en la parte frontal del costado derecho y el segundo en un pie. La otra herida fue una mujer de nombre Miley Sefred, de 36 años y nacionalidad haitiana. Fue impactada con un tiro «por la parte de atrás del hombro derecho con salida, según el informe del Hospital Francisco Moscoso Puello.
Calle estrecha y cantida de negocios de bebidas alcohólica
El hormiguero de personas, la estrechez de la calle y la cantidad de negocios de bebidas alcohólicas convierten el lugar en una bomba de tiempo para cualquier enfrentamiento de los que suelen ocurrir con saldos negativos.
Precisamente en esa vía está uno de los negocios en la cual se registró la balacera de ayer domingo en la mañana que terminó con la vida de un nacional haitiano.
Comunitarios del sector denunciaron a este medio que todos los fines de semanas para ellos es un infierno, debido a los enfrentamientos entre bandas, los tiroteos, los pleitos, los muertos y las constantes fiestas que no les permite ni siquiera salir de sus hogares porque toman la calle completa.
«Ese video es para que vean como es que se pone esto aquí, como se pone la calle todos los domingos y los sábados, que no cabe un mandado», refirió una persona que pidió no revelar su nombre por temor a perder la vida en represalias por hacer la denuncia.
Relató que cada día de los fines de semanas viven en total desasosiego, no solo porque quedan prácticamente encerrados en sus casas, sino también por el miedo a perder la vida en uno de los intercambios de disparos que se arman, mientras se desarrollan los teteos, que es hasta la madrugada o hasta que salga el sol, como sucedió este domingo 28 de enero.
Dijo que las propias autoridades no han podido con la situación y que acuden al lugar «es a hacer un bulto» y que no bajan a donde están los delincuentes, un lugar que dijo que está cerca de una cancha de pelota, «por allá abajo».
El caso de la DNCD
La semana pasada, el día 24 de enero, agentes de la Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD) que acudieron a un operativo en Capotillo en busca de narcóticos fueron atacados a tiros por delincuentes cuando salían del barrio.
Videos colgados en las redes sociales mostraban un fuego cruzado entre los malandros y los agentes del organismo. Posteriormente se conoció otro audiovisual en el cual se observa parte de la jornada contra el microtráfico y hay varios hombres acostados en el suelo y se escucha la voz de un agente que les advierte: «el que se movió la macó» en alusión de que sería hombre muerto.