Así se gestó el asesinato de la periodista Daphne Caruana Galizia en Malta: un rifle, una bomba y 150.000 euros
El asesino confeso de la periodista de investigación maltesa Daphne Caruana Galizia se ha sentado este jueves en un juzgado de La Valeta, la capital del país, donde ha revelado los detalles de cómo se preparó el asesinato de la reportera, que falleció con 53 años víctima de una bomba colocada en su coche en octubre de 2017. Vincent Muscat -condenado ya a 15 años de prisión-, uno de los autores de la muerte de la reportera, ha asegurado que llevaban meses espiando y vigilando con prismáticos y telescopios los movimientos de Caruana Galizia antes de su muerte, según informa el diario británico The Guardian.
“Alfred Degiorgio [uno de los acusados] se me acercó y me dijo que había un buen trabajo para mí”, dijo Muscat delante del jurado, decenas de periodistas y algunos familiares de la periodista de investigación entre los que se encontraban sus hermanas, su hijo Matthew y su esposo Peter. Según la prensa local, que seguía la vista en el interior de la propia sala 22 del juzgado maltés, ese trabajo era matar a Caruana Galizia por un precio acordado de 150.000 euros antes de las elecciones generales porque la reportera tenía previsto “publicar algo”.
“El plan era seguir sus pasos y dispararla cuando fuera el momento adecuado”, ha dicho Muscat, quien ha desvelado también que le entregaron una bolsa de cuero marrón en el que había 30.000 euros en billetes de 50 euros, en concepto de anticipo. “Cogimos 10.000 euros cada uno y empezamos a trabajar”, dice en referencia a sí mismo y a los dos hermanos Degiorgio, que también estaban en la sala.
Muscat, con chaleco antibalas y escoltado por tres agentes de policía, según The Times of Malta, ha revelado cómo eran las jornadas de vigilancia. Se sentaban sobre ladrillos en las inmediaciones de la casa de Caruana Galizia. “Era incómodo y dolía”, continuó. Se apoyaban en un muro, desde donde contemplaban la villa en la que vivía la periodista. La seguían por los cafés de la isla, donde la veían trabajar con su móvil y su ordenador. “Trabajaba hasta las dos de la madrugada”, ha dicho Muscat. El condenado ha revelado que los tres implicados pasaban el tiempo fumando, a veces comiendo. “Eliminábamos las colillas en botellas de agua para no dejar ningún rastro”, ninguna prueba de ADN cercana a la escena del crimen que les pudiera poner en el ojo de la diana de los investigadores.
Un plan con una bomba
“El plan era que Alfred [Degiorgio] disparara desde debajo de un árbol. Lo sacaría de la escena en un coche robado. Tan pronto como disparara, tendría que abrir la puerta para poder escapar”, ha confesado Muscat. Pero George Degiorgio, según el testigo, empezó a “inventar excusas” como que el arma era demasiado ruidosa. Finalmente abandonaron ese plan y llegaron a la conclusión de que una bomba era la mejor opción. “George Degiorgio siempre quiso una bomba. Una bomba la pones por la noche y te vas. Más silencioso, menos pánico”, resumió Muscat.
Los dos hermanos Digiorgio y Muscat buscaron la ayuda de Jamie Vella, quien el mes pasado se declaró inocente de complicidad en el asesinato, para obtener la bomba. El explosivo “parecía que había sido importado”, ha declarado. “La bomba vino con un teléfono móvil y tenía un interruptor”, dijo para explicar cómo funcionaba el sistema de detonación, que consistía en enviar un mensaje a la tarjeta SIM de la bomba y que esta explotaría “segundos después”. Las semanas transcurrían, las elecciones se acercaban y Caruana Galizia aún seguía viva y a punto de “publicar algo”, ha contextualizado Muscat que ha confesado que le presionaban para cometer el asesinato, aunque en el momento de la explosión la reportera fuera acompañada. La detonación del artefacto el 16 de octubre de 2017 fue brutal, según las imágenes que trascendieron a la prensa. Y es que Muscat ha explicado que adhirieron un bidón de petróleo a los explosivos para hacer más dramática y cruel la escena.
Durante la vista, Muscat se disculpó con la familia de Caruana Galizia allí presente, y volvió a reconocer su autoría: “Admití todos los cargos en mi contra y me han sentenciado”, dijo.