El Vaticano defiende visita a Irak: “es un acto de amor”
El Vaticano defendió el martes la decisión del papa Francisco de visitar Irak pese al aumento de los casos de coronavirus allí, afirmando que se han tomado todas las medidas de seguridad pertinentes y que el viaje “es un acto de amor por esta tierra, por su pueblo y sus cristianos”.
El pontífice tiene previsto visitar Irak del viernes al lunes, en su primer viaje internacional desde el estallido de la pandemia del coronavirus hace un año. La planificación se aceleró cuando iban disminuyendo los casos allí, pero en semanas recientes han repuntado y numerosos expertos opinan que el viaje de Francisco a un país con un endeble sistema de salud no es una buena idea.
Se le preguntó al vocero de la Santa Sede Matteo Bruni sobre cómo se puede justificar exponer a los iraquíes a la posibilidad de contraer la enfermedad cuando el propio Vaticano está en cuarentena desde hace meses y sin audiencias públicas. Se le preguntó por qué no se podría postergar la visita así sea unos meses.
Bruni respondió que la población de Irak es en su mayoría joven y que la cifra de casos es pequeña en proporción a la población total. Aseguró que todos los eventos allí respetarán las normas de salud establecidas por las autoridades iraquíes, como limitar la concurrencia, usar mascarilla y guardar la distancia interpersonal.
El papa probablemente será trasladado de un lado a otro en un vehículo cubierto y blindado y ello limitará la formación de multitudes en las calles, sostiene el Vaticano. Sin embargo, también tiene programada una misa con 10.000 asistentes en un estadio en Erbil y allí usará un vehículo descapotado.
“Una comunidad entera, un país entero, podrá seguir el viaje del papa por la prensa y sabrá que el papa está allí para ellos, trayendo el mensaje de que es posible albergar esperanzas incluso en situaciones sumamente complicadas”, afirmó el portavoz.
Aseguró que es “el primer momento posible para realizar un viaje como éste” y que existe “una urgencia” para la travesía.
La meta del viaje es dar ánimo a la pequeña comunidad cristiana iraquí, que fue violentamente perseguida por el grupo Estado Islámico y promover el diálogo con la mayoría chií del país. Será la primera vez en la historia que un papa se reúne con un gran ayatolá chií, cuando el pontífice se reúna con el clérigo Ali al-Sistani.
“Quizás la mejor manera de ver este viaje es como un acto de amor por esta tierra, por su pueblo y sus cristianos”, enfatizó Bruni. “Todo acto de amor puede ser interpretado como extremo, pero como una confirmación extrema de ser amado y de ser confirmado en ese amor”, añadió.