Los familiares de la princesa Basmah Bint Saud, encarcelada en Riad, piden ayuda a Boris Johnson

Los familiares de la princesa Basmah Bint Saud, encarcelada en Riad, piden ayuda a Boris Johnson
La princesa Basmah Bin Saud, en la sede de las Naciones Unidas, en Nueva York, en 2016.CORDONPRESS

La opinión pública británica ha comenzado a perder la paciencia con el trato dispensado a las mujeres por algunos países del golfo Pérsico, y la presión se ha trasladado al Gobierno de Boris Johnson. A la campaña por la liberación de la princesa Latifa y su hermana Shamsa, retenidas por su padre el emir de Dubái, el jeque Mohamed Bin Rashid al Maktum, se suman ahora las peticiones a favor de la princesa saudí Basmah Bint Saud y de su hija Sohoud Al Sharif. Ambas, que tienen permiso de residencia británico, llevan dos años encerradas en la prisión de alta seguridad de Al Hair, en Riad (Arabia Saudí).

“La princesa Basmah y su hija Souhoud residieron muchos y felices años en el Reino Unido, y tuvieron un papel activo en la sociedad civil británica. En esa condición, pedimos su ayuda”, dice la carta enviada al ministro de Exteriores, Dominic Raab, y a la secretaria general de la Commonwealth (Comunidad de Naciones), Patricia Scotland, por el asesor legal de la princesa, Henri Estramant, y la presidenta de la organización Grant Liberty, Lucy Rae. “Creemos que las autoridades saudíes son especialmente sensibles en la actualidad a toda presión diplomática, y por eso estamos convencidos de que una intervención en ese sentido marcaría la diferencia”, aseguran los firmantes.

Tanto la princesa, que este lunes ha cumplido 57 años, como su hija se convirtieron en ciudadanas de la Comunidad de Naciones en 2015, al adquirir la nacionalidad en la isla caribeña de Dominica a cambio de inversiones económicas, por lo que tienen permiso de residencia en el Reino Unido. Arabia Saudí no reconoce la doble nacionalidad, y las dos mujeres fueron arrestadas en marzo de 2019 cuando planeaban emprender viaje a Suiza para que la princesa recibiera tratamiento médico. “La princesa tiene una enfermedad cardiaca crónica y su salud se está deteriorando en la actualidad. Necesita con urgencia asistencia terapéutica. La familia teme que sin la atención necesaria podría morir, y que su vida depende de que sea liberada”, asegura la carta remitida al Gobierno británico.

El avión privado que estaba preparado para transportar a las dos mujeres nunca despegó. El diario ABC publicó en exclusiva imágenes de las cámaras de seguridad del rellano del apartamento donde vivía la princesa en Yeda. Podía observarse a ocho hombres armados en los momentos previos a su detención. El Gobierno saudí acusó a Basmah del delito de haber intentado abandonar ilegalmente el país, y a su hija Sohoud de haber atacado a un agente durante el ejercicio de su actividad. “Todas las acusaciones son falsas. No existe en estos momentos una acusación formal. Ni era cierto que falsificaran sus pasaportes. De hecho, a la hija se la detuvo simplemente por intentar evitar que detuvieran a su madre”, cuenta a EL PAÍS Lucy Rae. “Sabemos que se le permitió realizar una visita al hospital, pero sigue estando muy enferma. Sus contactos con el exterior son muy limitados. Apenas le permiten dos minutos semanales de conversación telefónica con su hijo”, relata la activista.

La prisión de Al Hair arrastra una leyenda infame. Es un centro de máxima seguridad donde residen cerca de 5.000 presos. Allí permaneció encerrada la luchadora feminista Loujain Al Hathloul hasta que fue liberada el pasado febrero. Asegura que fue torturada durante su encarcelamiento, y las autoridades saudíes no le permiten abandonar el país.

Hija del rey Saud, que fue depuesto por su hermano Faisal, la princesa Basmah ha intentado sin éxito durante todo este tiempo recuperar las tierras y los miles de millones de euros que pertenecían a su padre y a toda la rama de su familia. Su enemistad con el príncipe heredero Mohamed Bin Salmán, quien ha consolidado su poder mediante el arresto de numerosos familiares rivales, activistas políticos y algunas personalidades religiosas, empeoró por las críticas de la princesa al régimen. “La princesa Basmah defiende desde hace años por todo el mundo los derechos humanos. Creemos que su trabajo es parte de los motivos de su arresto. Su hija lleva encarcelada dos años en unas condiciones horribles por el mero hecho de apoyar a su madre. Creemos que se trata de algo despreciable”, han denunciado los aliados de Basmah al Gobierno británico.

La presión sobre el régimen saudí se incrementó la semana pasada, cuando el Gobierno estadounidense de Joe Biden decidió desclasificar una serie de informes de sus servicios secretos en los que se aseguraba que el príncipe heredero, conocido como MSB, aprobó la operación por la que fue asesinado y descuartizado el periodista Jamal Khashoggi en el consulado saudí de Estambul, en 2018.

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