Ecuador se enfrenta a una probable segunda vuelta con el candidato impulsado por Rafael Correa como favorito
Los ecuatorianos acuden el domingo a las urnas con una certeza y varias incógnitas. La única seguridad es que el actual presidente, Lenín Moreno, se dispone a dejar el cargo el próximo mes de mayo sin apadrinar abiertamente a ningún aspirante, al menos de momento. Los comicios se celebran con 16 candidatos que diluirán los votos, aunque los estudios de opinión destacan a dos nombres favoritos: Andrés Arauz, líder de la plataforma Unión por la Esperanza e impulsado por el exmandatario Rafael Correa; y el conservador Guillermo Lasso, un viejo conocido de la política de Ecuador, ministro de Economía durante la crisis financiera de 1999, exgobernador de Guayas, la provincia de Guayaquil, y hoy cabeza de cartel de Movimiento CREO.
En ninguno de los sondeos disponibles hay candidato alguno por encima del 50% necesario para vencer en primera vuelta, y en los más recientes no se da ni siquiera el escenario de una victoria con más del 40% y un margen de ventaja de 10 puntos, otra de las condiciones necesarias para evitar un desempate. Hay, es cierto, una diferencia importante en los métodos de las encuestas consideradas. A juzgar por el porcentaje de personas incluidas en las categorías de voto nulo, en blanco o indeciso, mientras algunas de ellas sí parecen filtrar o recalibrar los datos para obtener únicamente el porcentaje de apoyos estimado para cada candidato (y por eso el valor de las categorías residuales es casi cero), otras casas de encuesta sí incluyen altos volúmenes de nulos, blancos o indecisos. Pero, en cualquier caso, ni siquiera entre las que eliminan de la ecuación a los votantes que dudan logra ningún candidato el umbral necesario.
El otro consenso central en las encuestas es el margen favorable que tiene Arauz. Todos los estudios contemplados desde el 17 de noviembre le dan el primer lugar, sea por amplio o reducido margen. En ninguna proyección, sin embargo, se sitúa por encima del 40%. Coinciden también en su principal rival ideológico, Guillermo Lasso, ocupando la segunda posición. Y, por último, hay consenso en que el tercero en discordia sería el dirigente indígena Yaku Pérez, a la suficiente distancia en todas ellas como para que una segunda vuelta entre Arauz y Lasso sea la expectativa demoscópica más razonable.
Una posible segunda vuelta se celebraría el 11 de abril, dentro de más de dos meses, tal y como ocurrió en los anteriores comicios presidenciales. En 2017 Moreno, entonces candidato de Correa, no logró imponerse contra Lasso en primera vuelta y el resultado final se decidió en otra votación. La última vez que un candidato ganó las elecciones en el país sudamericano sin necesidad de desempate fue en 2013. Correa contaba en ese momento con un amplísimo apoyo electoral y logró revalidar con holgura su mandato con un 57% de los sufragios. El exmandatario, aún muy presente en el debate político del país pese a estar instalado en Bélgica, gobernó Ecuador durante una década.
La tendencia de los candidatos a estas elecciones es más complicada de extrapolar, entre otras razones por la mencionada variedad en los métodos, pero también por la escasez de sondeos disponibles. Se registran apenas once durante el mes de enero; catorce desde el día de Nochebuena de 2020. Así, lo pronunciado de la curva ascendente de Arauz, que fue exministro en la última etapa de Correa, podría ser un artefacto estadístico. Sin embargo, dentro de las cautelas mencionadas, lo que sí parece razonable asumir es que su candidatura va a más, y no a menos, entre la ciudadanía. La fragmentación de las opciones y el hecho de que su principal rival, Lasso, sea un aspirante ya conocido y con un perfil marcadamente conservador se añaden a la ecuación que el próximo domingo decidirá el futuro del país andino.