Los Veintisiete rozan el acuerdo para un embargo parcial del petróleo ruso
Han sido más de tres semanas de tira y afloja, de quiebros y requiebros, de vetos políticos teñidos de complicidad con el Kremlin y de negociaciones técnicas de una complejidad abrumadora, pero al final la dentellada de la Unión Europea al mayor flujo de financiación de Rusia parece a la vuelta de la esquina: los Veintisiete rozan ya este lunes un principio de acuerdo para decretar un embargo parcial del petróleo ruso.
La medida, según diversas fuentes, golpeará primero a las importaciones de crudo por barco, que suponen dos tercios del total que fluye a la UE desde Rusia. Deja en cambio para más adelante las restricciones al hidrocarburo que viaja a través de oleoductos, un mecanismo pensado para aliviar a Hungría. Pero, como suele decirse en Bruselas, nada está acordado hasta que todo queda acordado, y el pacto corre aún el riesgo de saltar por los aires, con el húngaro Viktor Orbán todavía enrocado en el veto al embargo del petróleo.
El acuerdo de mínimos que tienen en estos momentos las capitales sobre la mesa queda lejos de la “prohibición total” que reclamó la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, hace 26 días, al plantear el sexto paquete de sanciones contra el régimen de Vladímir Putin, pero salvaría de momento la unidad del bloque comunitario justo a tiempo para que los jefes de Estado y de Gobierno de la UE, reunidos este lunes y martes en una cumbre extraordinaria en Bruselas, le den el visto bueno político al embargo.
“Todo lo que oigo suena a que podría haber un consenso, y antes o después lo habrá”, ha asegurado el canciller alemán, Olaf Scholz, en una comparecencia justo antes de la cita en Bruselas. Fuentes comunitarias y diplomáticas confían en que, tras el compromiso de los líderes, el pacto se finalice a lo largo de esta semana. “El acuerdo está prácticamente cerrado”, subraya también una fuente diplomática.
Pero Viktor Orbán ha entrado con dinamita dialéctica a la cumbre haciendo que se tambaleen los cimientos de la unidad comunitaria: “Para nada hay un compromiso de momento”, ha espetado en una comparecencia a la entrada del Consejo Europeo, reiterando el bloqueo de Budapest, que lleva semanas atragantando las negociaciones.
Con el compromiso negociado por las capitales, Hungría y el resto de países remisos hasta la fecha, como Eslovaquia y República Checa, los tres altamente dependientes del crudo de Moscú por tubería y sin salida al mar de ningún tipo, quedarían cubiertos bajo el manto de la exención temporal a los oleoductos rusos.
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El oro negro de Rusia seguiría también llegando por tubería hasta Alemania y Polonia, pero estos dos socios comunitarios se desconectarían de forma total a finales de 2022, tal y como se habían comprometido hace semanas, según fuentes del Consejo. De esta forma, en diciembre de este año el embargo de la UE alcanzaría al 93% total de las importaciones de petróleo ruso y productos derivados, que en 2021 sumaron cerca de 75.000 millones de euros. Es decir, la prohibición alcanzaría una cifra de casi 70.000 millones de euros, provocando un agujero considerable a las arcas con las que Putin financia la invasión de Ucrania.
El brazo Ejecutivo de la UE confía en que tras la luz verde del Consejo (el órgano que representa a las 27 capitales de la UE), que podría llegar este mismo lunes, se puedan pulir los flecos y detalles aún pendientes, que son principalmente tres: los plazos de la exención temporal para los oleoductos, los países que podrán finalmente acogerse a ella y las garantías para que el hecho de exceptuar una vía de entrada no acabe agrietando el preciado mercado único de la UE, para evitar, por ejemplo, que un país que siga recibiendo petróleo ruso barato lo revenda a otros países que ya han decretado un embargo.
“El Consejo Europeo acuerda que el sexto paquete de sanciones contra Rusia cubrirá el petróleo crudo, así como los productos petrolíferos, entregados desde Rusia a los Estados miembros, con una excepción temporal para el petróleo crudo entregado por oleoducto”, reza un borrador del texto de Conclusiones de la cumbre, al que ha tenido acceso EL PAÍS. El borrador insta al Consejo “a que lo ultime y adopte sin demora”, y exhorta a rematar los flecos han quedan aún en el aire.
Fuentes diplomáticas reconocen que el debate ha sido mucho más complicado de lo que pensaban al inicio, por las distintas variables y ramificaciones inesperadas de un corte energético. El borrador de conclusiones contempla incluso la necesidad de articular mecanismos de solidaridad entre Estados miembro “en caso de interrupción repentina del suministro”, una posibilidad que nadie descarta, bien porque Moscú decida cortar de pronto el flujo de petróleo por tubo como represalia contra las sanciones o bien porque el oleoducto que transita desde Rusia hacia Hungría a través de Ucrania sufra algún contratiempo.
En la cita en Bruselas, la mayor parte de los dosieres a los que se enfrentarán los líderes de los Veintisiete orbitan en torno a la invasión rusa de Ucrania (desde la seguridad alimentaria a la política de defensa común pasando por la energía), y todo apunta a que servirá como prueba de fuego para ver hasta dónde ceden los costurones que han comenzado a asomar en la estrategia común frente a Putin.
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