Biden y el nuevo presidente surcoreano alardean de sintonía ante la amenaza militar de Pyongyang
Si quieres la paz, prepárate para la guerra, decían los romanos. El presidente de EE UU, Joe Biden, y su nuevo homólogo surcoreano, el conservador Yoon Suk-yeol, afirman tener voluntad de diálogo con una Corea del Norte que este año ha multiplicado sus pruebas de misiles y que podría estar preparando un ensayo nuclear. Pero en la primera gira del mandato de Biden por Asia también han acordado fortalecer su “postura disuasoria” ante el programa de armamento del Norte y han abordado el posible envío de más equipos militares estadounidenses al Sur.
Era la primera ocasión en que se reunían el veterano jefe de Estado norteamericano y el bisoño presidente surcoreano, carente de experiencia previa en política y que apenas lleva 11 días en el cargo tras su victoria electoral en marzo. Ambos tenían por delante una prioridad: reconectar a sus dos gobiernos tras los desencuentros que marcaron la era de Donald Trump y el progresista Moon Jae-in en el último lustro, y ante los desafíos comunes que representan las actividades armamentísticas de Corea del Norte y el auge de China.
Los dos quisieron subrayar esa reconexión —clave para ambos aliados en la región—, simbolizada en el primer acto que compartieron en el día: una ofrenda floral a los caídos coreanos y estadounidenses en la guerra de Corea (1950-53), en una alusión a la historia compartida.
Buena parte de esa reconexión se centrará en un impulso a la cooperación económica y comercial. Los dos presidentes han visitado juntos una planta de semiconductores de Samsung, y Biden tiene previsto comparecer el domingo junto al presidente de Hyundai, que instalará una nueva fábrica de vehículos eléctricos en Savannah (Georgia, EE UU). Yoon ha dado su apoyo explícito a la nueva iniciativa estadounidense de colaboración económica en la región, el Marco Económico Indo-Pacífico (IPEF, por sus siglas en inglés). Y ambos han destacado la importancia de proteger las cadenas globales de suministros, uno de los ejes del periplo asiático del inquilino de la Casa Blanca.
Los dos comparten una misma visión. “Estamos en un punto de inflexión de la historia, una competición entre las democracias y los regímenes autoritarios, no solo en esta región, sino en el mundo entero”, ha apuntado Biden en la rueda de prensa tras la reunión entre los dos líderes. El presidente estadounidense ha destacado el apoyo que tanto el flamante gobierno de Yoon como Japón —su próxima etapa en su gira asiática, la primera de su mandato— han dado a Kiev en la invasión rusa de Ucrania. Yoon quiere que su país tenga un papel más destacado en el escenario diplomático mundial, acorde con su peso económico —es la décima economía del mundo— y su soft power cultural.
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Reconexión tras los desencuentros con Trump
Pese a estos desafíos, la gran protagonista de las conversaciones ha sido una Corea del Norte cada vez más agresiva en sus pruebas de armamento tras abandonar este año la moratoria que se impuso en 2018 sobre el lanzamiento de misiles de larga distancia. También Pyongyang supone la piedra de toque de esta reconexión tras los desencuentros que vivieron Moon y Trump: el antiguo inquilino de la Casa Blanca coqueteó con la idea de retirar a las tropas estadounidenses de la península coreana. Los servicios secretos en Seúl y Washington consideran que el régimen de Kim Jong-un podría disparar un nuevo cohete intercontinental en los próximos días, y no descartan un ensayo nuclear. Desde enero, Pyongyang ya ha completado casi una veintena de lanzamientos de misiles de distinto alcance.
En su reunión de este sábado, indicó Biden, él y Yoon abordaron asuntos de seguridad regional, incluido “hacer frente a la amenaza que representa Corea del Norte mediante un fortalecimiento aún mayor de nuestra postura disuasoria, y trabajar para una desnuclearización completa de la península”. Ambos han acordado aumentar las dimensiones de sus maniobras militares conjuntas y el envío, si es necesario, de más equipos militares estadounidenses al Sur. En un comunicado conjunto tras el encuentro, Washington reiteró su disposición a defender a Seúl incluso con armas nucleares si resultara necesario.
Junto al palo, la zanahoria. El presidente estadounidense asegura haber ofrecido —al igual que Corea del Sur— asistencia inmediata a Pyongyang para luchar contra una ola de covid que ya ha contagiado al menos a dos de los 28 millones de habitantes de Corea del Norte. Sin respuesta hasta el momento, ha matizado también. El Reino Ermitaño admite contagios entre unas 200.000 personas —el resto, hasta dos millones, padece “fiebre”, según la versión oficial—, pero no ha distribuido una sola vacuna entre su población. Y los fármacos con los que cuenta para hacer frente a la pandemia son muy limitados.
Biden sostiene estar dispuesto a reunirse con el propio líder supremo norcoreano, como hizo en su día tres veces su predecesor Trump sin lograr avances tangibles en el proceso de desnuclearización del Norte. Pero —matiza— no se encontraría con Kim de modo incondicional. “Dependería de que él fuera sincero y serio” en las negociaciones, ha subrayado.
China, la sombra que pesa sobre la gira asiática de Biden, figuró de modo tangencial en las declaraciones de los dos líderes. El gigante asiático es el principal socio comercial de Seúl, y Yoon intenta desarrollar un delicado tejido diplomático que le permita mantener las buenas relaciones comerciales con Pekín, al tiempo que estrecha lazos políticos y militares con Washington. El Gobierno de Xi Jinping ya jugó la carta de su peso económico en el país vecino hace cinco años, cuando el Ejecutivo de la entonces presidenta Park Hye-myung desplegó el sistema antimisiles de fabricación estadounidense THAAD en suelo surcoreano, algo que Pekín vio como una amenaza sobre su territorio. China impuso durante meses un boicot informal sobre los productos del Sur.
Pero China, que había advertido a Seúl contra la adhesión al IPEF, permanece vigilante. “Esperamos que Estados Unidos actúe como dice y colabore con los países en la región para promover la solidaridad y la cooperación en Asia Pacífico, en lugar de tramar la división y la confrontación”, ha escrito el enviado chino para asuntos coreanos, Liu Xiaoming, en Twitter.
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