La condena a un periodista demandado por un juez del Supremo siembra riesgos para la prensa en Brasil
El libro de periodismo de investigación Operação Banqueiro, publicado en Brasil en 2014, ha escalado súbitamente hasta los primeros puestos de las listas de los más vendidos después de que su autor fuera condenado el viernes pasado en un fallo que casi lo arruina y que dificulta en extremo que el volumen sea reeditado. Rubens Valente, uno de los periodistas de investigación más relevantes, premiados e incómodos de Brasil, fue condenado a indemnizar con de 310.000 reales (60.000 dólares) a un juez del Tribunal Supremo, Gilmar Mendes, por daños morales. Para la Asociación Brasileña de Periodismo de Investigación (Abraji), la sentencia “agrava la situación riesgo que vive la libertad de prensa en Brasil y supone censura en diferentes formas”, según explica su vicepresidenta, Katia Brembatti. Agotados los recursos en Brasil, Abraji ha llevado el caso ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, con sede en Washington.
Compañeros de profesión y sindicatos de periodistas se movilizaron rápidamente para ayudar al reportero a pagar la indemnización por una decisión judicial de la que ninguno de los grandes medios brasileños ha informado durante días; Folha lo ha hecho este miércoles. La campaña en redes sociales ha funcionado y el condenado ha recibido un enorme apoyo en forma de donaciones. Con ese dinero, el periodista entregará al juez lo que resta porque ya pagó de su bolsillo la mitad de la indemnización, que, según ha explicado Valente, equivale al patrimonio acumulado durante tres décadas en el oficio.
Su libro Operação Banqueiro es una investigación periodística sobre un escándalo que sacudió Brasil a inicios de los años 2000. Es “la increíble historia de cómo el banquero Daniel Dantas eludió la cárcel con apoyo del Tribunal Supremo, dio la vuelta al caso, pasando de acusado a acusador”, según indica en la portada. El juez Mendes, el más veterano de los 11 magistrados del Supremo, es un personaje secundario en el relato de Valente, que cuenta cómo en 72 horas el magistrado concedió dos hábeas corpus al banquero, por lo que quedó en libertad. El juez del máximo tribunal denunció al reportero por daños morales, le acusaba de difamarlo y distorsionar los hechos, según publicó entonces Folha.
En primera instancia, el periodista fue absuelto porque el juez del caso no encontró “información falsa o intención difamatoria”, pero el denunciante, magistrado del Supremo, recurrió y todos los tribunales superiores le han dado la razón.
Los efectos del fallo van más allá del caso personal en un momento en que la democracia brasileña está sometida a múltiples tensiones, incluidos los frecuentes enfrentamientos entre el Gobierno de Jair Bolsonaro y el Supremo.
La brasileña Abraji ha llevado el caso a la CIDH, junto a Media Defence y el Robert F Kennedy Human Rights, porque considera que existen diversas violaciones de los derechos y garantías del acusado, que no prestó declaración ni fue interrogado por ninguno de los tribunales.
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La decisión judicial fue revelada el viernes por Agencia Pública, un medio sin ánimo de lucro financiado con donaciones, al que Valente declaró: “No es necesario ir muy lejos para comprender el mensaje enviado por el Poder Judicial brasileño en esta decisión, especialmente el Supremo Tribunal Federal: hay un límite para el periodismo y el límite es escribir críticamente sobre un miembro del tribunal. El efecto es intangible, ya está en la mente de los periodistas que cubren el Poder Judicial y se propaga por las redacciones en forma de autocensura”. Brembatti afirma que a la asociación que representa también le preocupa este efecto autocensura entre quienes cubren temas relacionados con Mendes u otros jueces de gran influencia.
La jurisprudencia del caso Mendes-Valente ha sido utilizada en al menos 14 casos similares en los últimos tiempos, según la asociación Abraji.
La Asociación Brasileña de Periodismo de Investigación considera que la decisión judicial, contra la que ya no cabe recurso en Brasil, “sienta un peligroso precedente” por lo elevado de la cuantía, explica Brembatti, que añade: “Ni siquiera en los casos en los que hubo abuso o error en las publicaciones vemos nada parecido”.
Valente es un respetado reportero de investigación que, tras décadas en la redacción de Folha de S.Paulo, trabajó durante los últimos dos años en el portal de noticias UOL. Justo la víspera de conocerse el fallo judicial, anunció en Twitter que su etapa allí terminaba, sin más detalles.
La victoria del juez del Supremo tiene una doble vertiente. El fallo establece la indemnización económica y, además, la obligación de que si Operação Banqueiro se vuelve a editar algún día, el libro debe incluir la sentencia definitiva y la denuncia original. Implicaría añadir tantas páginas al texto que en la práctica reduce al mínimo las posibilidades de que ocurra. Por eso se ha disparado la demanda y los ejemplares en papel están tan codiciados.
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