La deuda externa de República Dominicana preocupa a largo
El Banco Mundial, en su informe del Marco Alianza País dado a conocer esta semana, abordó el espinoso tema de la reforma fiscal y lo hizo con una claridad contundente, sin tapujos.
“El pacto fiscal será un instrumento de legitimidad, al potenciar la eficiencia y equidad de la política fiscal”, sostiene la entidad bancaria internacional, que ve esa reforma como opción interna para “enfrentar los temas de corrupción”.
¿Qué significa eso? Muy simple, que el Banco Mundial está comenzando a poner las pautas para que República Dominicana pueda acceder en el futuro a nuevas fuentes de deuda externa.
Además, la institución deja entrever que comienza a inquietarse con la lentitud con la que el gobierno ha asumido una posible reforma fiscal, la que, al final del camino, es la que garantizará la capacidad de pago del país a organismos emisores, como el propio Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional.
Meterse en una reforma fiscal es un problema para cualquier gobierno, porque ese término implica subidas de impuestos y recortes de gastos, una combinación de medidas que tienden a ser muy impopulares.
La administración actual ha optado por no embarcarse en esa misión y ha optado por garantizarse su futuro político y dejar el complejo proceso para un segundo mandato o para un nuevo gobierno, si ese fuera el caso.
La economía dominicana puede aguantar hasta el 2024, aunque a un gran costo, sin tener que hacer esa reforma fiscal, pero sea quien sea que esté en el Palacio Nacional en el próximo cuatrienio, la realidad es que no podrá escaparse de enfrentar ese monstruo, que suele asesinar carreras políticas a mansalva.
Lo que debe quedar claro es que los organismos emisores de deuda están poniendo el ojo y comenzando a presionar, sin apretar, para que se tomen rutas que garanticen la capacidad de pago de República Dominicana a largo plazo, un mensaje claro, alto y sonante.